PROGRAMA #251 Festival para los pueblos Puentes de Agua

Recién llegados desde Catamarca, quienes integramos el colectivo que desde mayo de 2017 propone este programa de radio por La Tribu, estamos tan agotados como felices.

Haber sido parte del grupo impulsor del viaje a las comunidades en lucha de Andalgalá y Choya contra los proyectos extractivistas de minería a cielo abierto fue una experiencia política muy potente y significativa, para aquellas personas que encaramos las travesías desde distintas geografías del país y también para las asambleas y pobladores de esas localidades catamarqueñas.

Y la vocación de encontrarnos venciendo las distancias y hacerlo desde una organización horizontal, participativa y en permanente comunicación con los activismos locales fue el modo de juntar voluntades en la coyuntura pero, también y más valiosamente, animarnos a mirar al mañana desde un prisma común.

Ver de cerca las peleas cotidianas contra los poderes políticos, estatales, económicos y judiciales que promueven la profundización del proyecto Minera Agua Rica Alumbrera (MARA), significó hallar compas que se juegan la vida por la vida, que necesitan apoyo, que enseñan dignidad, en un cúmulo de fuerzas diversas que hallaron su centro.

En un mundo cada vez más utilitario y miserable, la apuesta fue, es y sigue siendo encontrarnos para refundar el concepto vital de la comunidad, para asir de nuevo las enseñanzas de los pueblos originarios, para hacer carne que no hay afuera, que nadie se salva sola o solo, que el espíritu libre y creativo de las asambleas de 2001 no se extinguió en los pasillos posibilismo estatal ni en la gestión más o menos fructífera de especialistas de turno.

Ir a Choya y a Andalgalá, poner en circulación la palabra, el cuerpo y la belleza gracias artistas que regalaron sus músicas en el Primer Festival de los Pueblos Puentes de Agua, implicó un gesto que debe ser recreado cada día para emprender en todos los rincones la aventura de escoger la manera en que nos merecemos transitar la existencia.

“Mi memoria son tus ojos/y tus ojos son mi paz/mi paz es la de los otros/y no sé si la querrán. Esos otros y nosotros/y los otros muchos más/todos somos una patria/patria es humanidad”, escribió, entre otras estrofas, el poeta uruguayo Mario Benedetti en una musical poesía capaz de plasmar el pensamiento y la frase de su colega cubano José Martí que en enero de 1895 postuló: “Patria es Humanidad”.

Sobre ese horizonte vasto, variado y disperso, apostamos a que ese hilo universal que nos abraza como especie en peligro vuelva a atravesarnos para reunirnos, para ponernos en posición de tomar la vida en nuestras manos y volvernos mejores porque estamos y hacemos juntas, juntos, juntes. Para eso en Después de la Deriva nos movemos y queremos creer que ya no podrán detenernos.

PROGRAMA #250 Lazos de otros mundos se siguen entretejiendo

 

Norte, sur, este, oeste. Donde se vaya, donde se camine, donde se beba, la lógica hegemónica gobierna. En esa lógica común se impone que el territorio sea apenas sustrato para hacer negocios, la montaña un reservorio para hacer negocios, el rio un caudal para hacer negocios. El denominado extractivismo es algo más que una forma de obtener rápidos ingresos de dólares. Se trata de un modo de pensar el espacio y el tiempo, nuestro espacio y nuestro tiempo, de ordenar, de sacrificar lo que se asuma sacrificable.

Y en esa lógica, los nombres propios muestran una mezcla de negocios empresariales con instituciones estatales, sin que el para qué y el para quién reciba clarificaciones y contrapuntos. ¿Qué es entonces lo público? ¿De qué se trata lo común? Y acaso el mayor problema no solo sea que no haya diferenciación posible, sino que gran parte de las personas y partidos que la integran no reconozcan a esa mezcla como un problema. Que no haya siquiera dolor en haberle puesto precio a todo.

En este programa número 250 de Después de la Deriva viajaremos a La Rioja, Mendoza, Exaltación y Río Negro para poder escuchar y dialogar con compañeros y compañeras que no aceptan las lógicas ofrecidas. Personas y comunidades que avanzan en direcciones muy diferentes. Claro, porque por más que intenten ocultarlo, los lazos de otros mundos se siguen entretejiendo. Lazos como los que nos llevarán este fin de semana a Andalgalá en compañía con colectivos de todo el país. Y así, caminar el mientras tanto nos ofrece todos estos contrastes. Vamos entonces a transitarlos en este nuevo y sentido programa de Después de la Deriva.

PROGRAMA #249 En Estado de cacería

 

A poco más de un mes del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que llegó para proponer una singular interpretación en torno al peronismo procurando instalar que aún tratándose del gran partido del Estado nacional desde su aparición en 1945, se trataba de una víctima de la maquinaria institucional, el cuento tuvo patas cortas.
La falacia –insostenible a la luz de cualquier somero repaso histórico pero también partiendo de cualquier reporte del reciente- se desmoronó por completo en Bariloche y las víctimas de esa colapso fueron mujeres del pueblo mapuche.
El aparato represivo estatal, capitalista, racista, patriarcal y colonial que el gobierno peronista de los Fernández desparramó para desalojar a integrantes de la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi, desnudó la lógica del sistema gobierne quien gobierne.
Sin margen económico para maquillar el despojo, el ajuste y el saqueo, el oficialismo se mimetizó con la derecha que supuestamente combate y resiste y en nombre de gestión democrática del capital decidió imponer el orden con un operativo invasor que dejó a siete mujeres mapuches detenidas.
Y la justicia, ese poder laberíntico que según la versión oficial parece orientado casi exclusivamente a importunar el liderazgo moral y político de la vicepresidenta, mostró su cara más brutal contra ese puñado de mujeres originarias para detenerlas, incomunicarlas y trasladarlas.
La magnitud del accionar represivo para atender la demanda institucional y la mirada del electorado derechizado trajo, al menos, una buena noticia: la suspensión del coro de oportunistas funcionales hablando del amor y lagrimeando por los discursos del odio, categorías que según puede verse por el silencio gubernamental y de sus seguidores, no aplica a las comunidades originarias.
Pero mientras ese poder monolítico de arriba aplica a una lógica vertical de la representación y la delegación a cargo de un elenco de especialistas para empujarnos al abismo del consumo y la criminalización, el pueblo mapuche en la mira y cada construcción asamblearia e igualitaria que resiste y construye regala otra foto posible.
Aferrados a esas imágenes de quienes luchan y siembran, de aquellas personas que piensan y hacen, de las que ponen en diálogo lo ancestral y el porvenir, esta noche en Después de la Deriva nos levantamos junto a esa rabia que grita y nos sentimos en esa misma senda de quienes andamos por la vida de paso pero asumiendo la responsabilidad de cuidar y hacer crecer lo que debe seguir latiendo.

PROGRAMA #248 «No estamos todos, nos faltan 43»

La noche del 26 al 27 de septiembre de hace 8 años el Estado mexicano desaparecía a 43 estudiantes de la escuela normal rural de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero.

Desde entonces el grito de «No estamos todos, nos faltan 43» recorrió el mundo y, sin embargo, todavía se desconoce con exactitud qué pasó esa noche, dónde están, quién se los llevo y que hicieron con ellos

.La desgarradora figura del desaparecido en méxico no sólo aplica para los normalista de ayotzi, se estima que hay 100 mil  personas más buscadas en todo el país por sus familias, amigos,aunque no así por el Estado, sea cual sea su color político.

En Argentina, aunque con un número ciertamente inferior, también conocemos la figura de las y los desaparecidos en democracia y si algunas noches atrás nos animamos a preguntarnos qué es la democracia, hoy recuperamos tanto en méxico como aquí la idea de que estos Gobiernos que administran el capital están lejos de velar por los intereses comunes

.En solidaridad con las y los familiares de Ayotzi y con todo el pueblo mexicano, pero también comprendiendo que esa gesto no se trata de compasión sino de rebeldía, vaya esta nueva deriva para poner a disposición de las luchas los micrófonos, pero también para tejer esos puentes que nos permitan construir -abajo y a la izquierda- un mundo donde no nos desaparezcan, nos maten, nos envenene, un mundo donde sea posible la vida.