PROGRAMA #145 Pandemia, trabajo y organización

Si la cuarentena por la pandemia salpicó cada aspecto de nuestras vidas, el trabajo no sólo no es la excepción sino que es quizás una de las actividades más afectadas.

Aceleradora de procesos pre-existentes, visibilizadora de injusticias y profundizadora de la desigualdad, el aislamiento obligatorio puso la forma en la que vendemos nuestra fuerza de trabajo en la primera línea de las transformaciones.

Los que no pudieron más «salir a trabajar», las que tienen que armonizar el trabajo con los cuidados, les que tuvieron que incorporar en semanas el uso de la tecnología,  todas y todos vimos atravesadas nuestras vidas por esta realidad que en el caso específico de la educación ya mereció toda una noche de martes aquí en La Tribu.

La autoexplotación, la imposibilidad de pensar junto a otros, de vernos las caras, los límites que se desdibujan entre los productivo y reproductivo, las dificultades para organizarse son algunas de las problemáticas de las y los que debimos someternos al teletrabajo.

Pero más allá de lo que nos sucede a quienes tenemos que laborar en la casa, la situación de quienes no pueden ganarse el mango como los artistas y sus equipos técnicos, la realidad de trabajadores de la salud y la de repartidores son quizás las postales más urgentes que esta noche tratamos de visitar.

Y allí transitamos la tensión entre los héroes que aplaudimos a las 21 y sus reclamos por salarios justos, condiciones dignas y seguras así como la de los músicos que literalmente regalan sus sonidos a la vez que entregan uno de los pocos gestos humanos que sobreviven al agobio y visitamos la experiencia de los trabajadores de reparto que en medio de la pandemia lograron protagonizar paros internacionales que en pocos días concretará su tercera medida de fuerza en buena parte del planeta.

Ver esas postales que agravaron los abusos y tratar de pensar acerca de las clavijas que el sistema aprieta para sostener en funcionamiento sus resquebrajadas certezas mientras dice cuidarnos de un enemigo invisible y voraz, son parte de un plan de viaje hacia la emancipación que puede cuestionar lo que asoma porque antes denunció la aparente normalidad y porque no se resigna a un futuro que siga reproduciendo la barbarie.

PROGRAMA #144 «No es un problema de contenidos, sino de sentidos»

Hay diferentes maneras de habitar la existencia opaca y miserable a la que nos condena el capitalismo mundializado. Y si bien no podemos salirnos de su lazo, siempre es saludable descubrir los modos en que somos capaces de corrernos del lugar de víctimas, de espectadores, de seres resignados a jugar con el mazo que se nos impone.

Si la situación global generada por el sistema imperial ya era desesperante, la larga e incierta cerrazón que agrega la pandemia y que hace que sigamos saliendo grabados y a distancia a nuestro espacio en La Tribu, parece sumar elementos negativos acerca del panorama que nos toca.

Sin embargo esta noche y desde dos materiales intangibles como la evocación y el pensamiento, proponemos una nueva travesía que desde dos trayectos distintos pugnan por hallar los contornos de una alternativa.

Por un lado recordaremos al científico Andrés Carrasco y su lucha de película para denunciar el uso criminal del glifosato a poco más de seis años de su fallecimiento y por el otro charlaremos con Raúl Cerdeiras acerca de las herramientas que nos regalan las ideas para cuestionar aquello que se presenta como sentido común.

Apenas otros dos modos posibles de interpelar lo dado que se nos ofrece cuando ciencia y filosofía, ideas hechas carne, compromiso que se construye colectivamente entre iguales, logra abrir la hendija que, aspiramos siempre, sea torrente para que llegue la hora Después de la Deriva.

PROGRAMA #143 ¿Qué sigue cuando se (nos) dice que todo se ha detenido?

Qué sigue cuando se (nos) dice que todo se ha detenido. Qué sigue como antes, qué se intensificó, qué se resignificó.

Hacer una lista exhaustiva carece de sentido, inevitablemente la mirada se deposita más en algunos asuntos más que en otros.

Los negocios de las grandes multinacionales encuentran la reproducción de siempre, farmacéuticas, empresas biotecnológicas, mineras, financieras, grandes inmobiliarias. Siempre siguen, aunque han llevado al paroxismo aquello de que cada crisis es una oportunidad, su oportunidad.

Las instituciones represivas que ocupan hoy los espacios públicos entre permisos y felicitaciones, continúan sus prácticas, con frases acerca del cuidado a aquellas que nunca tuvieron al cuidado como objetivo.

Las diferentes formas de contaminación de los modos de vivir, respirar y comer, señaladas como uno de los causales de la expansión acelerada de la pandemia, no han encontrado pausas en este contexto. Por el contrario lo único que hacen es el ofrecimiento cotidiano de que el barbijo se haga bozal.

Y también los femicidios han permanecido, inalterables y acaso como modos de mostrar su carácter más pesadillesco: quedate en casa, que ahí vas a estar bien.

Pero la normalidad anormal no sólo es la que continúa. El escenario global, regional y local ha puesto más que nunca en relieve lo necesario de aquello necesario: modos de organizarse para que la comida, la salud, el agua no sean sólo banderas sino prácticas fundamentales de nuestro vivir. Cómo detener lo que sostiene al ciclo vital

En este programa de Después de la Deriva tampoco nos detenemos y nos preguntamos qué es lo que sigue y bajo que formas sigue. Va entonces este episodio número 143 como modo de pensar, sentir, explorar los latidos que no conocen de pausas.

PROGRAMA #142 «El ciclo de reproducción capitalista se ha roto» una charla con Bifo Berardi

La pandemia impuso un freno abrupto no solamente a lo que entendíamos por normalidad sino a la monstruosa y demencial maquinaria del capital.

En esa zona detenida donde la crisis de un sistema paralizado amenaza la supervivencia de buena parte de quienes damos vueltas febriles en esa rueda sin fin, aparecen también las primeras señas acerca de cómo sería todo si abandonáramos esa carrera sin rumbo más allá o más acá del virus del momento.

Modernidad y capitalismo como pareja carente de toda lógica humana parecen estar en el ojo de un cuestionamiento que nos pasa por el cuerpo, que nos salpica con sus aguas servidas, que resquebraja los suelos saqueados, que asfixia con su aire contaminado, que envenena tanto con las industrias como con la comida plagada de químicos y es cuando un enorme interrogante golpea y golpea preguntándose ¿Por qué? ¿Para qué?

De repente, entonces, aquellos cuestionamientos autonomistas al trabajo y su lógica, a la productividad en beneficio de quién, al consumo como placer fugaz y acumulador de pura cáscara vacía, no son ya los delirios de minorías radicales sino una realidad capaz de interpelar a quien fue bajado del engranaje detenido.

La vida, aún en cuarentena obligada y supuestamente sanitaria, regala por estas horas la chance de habilitar la inquietud, de abordar lo que hasta ayer nomás era lo dolorosamente cierto y dado, de reponer un sentido realmente común y no aquel regido por los mandatos del mercado y las finanzas.

Claro que esa posibilidad no es un paraíso ancho y fértil ni el único camino posible de salida de la crisis sino que las formas llamadas tecno-totalitarias a la usanza China son parte de una amenaza capaz hasta de hacernos extrañar aquello que malsanamente considerábamos normal.

Son esas tensiones y el deseo de agrietar ese armazón desalmado las que nos llevaron hasta el filósofo y escritor italiano Franco “Bifo” Berardi con quien dialogamos entre Bolonia y Buenos Aires amasando una lengua de la igualdad y la emancipación.

Es ese idioma compartido que no reconoce cruces, fronteras ni banderas el que nos permitió poner en palabras este futuro que llegó hace rato y que ahora, ataviado con barbijo, nos golpea la puerta.

Esta noche en La Tribu decidimos correr el cerrojo, arrancar el picaporte y dejar que una corriente de ideas nos coloque Después de la Deriva que es donde queremos estar.