PROGRAMA #149 La necesidad de una ciencia muy otra

La pregunta acerca de qué rol tienen los científicos y sus saberes en nuestro vivir cotidiano se ha intensificado en los últimos años. De hecho, en escenarios como el de la pandemia, la presencia cotidiana de los expertos es uno de los tópicos habituales de nuestro día a día.

Pero el listado de problemáticas en las que sus voces aparecen es inmenso: del modelo agroindustrial al megaminero, de la pesca industrial a las plantaciones forestales, de la psiquiatrización a la extracción de hidrocarburos. En todos los casos los expertos se multiplican en todas las direcciones y las preguntas acerca de qué ciencias tenemos y qué ciencias necesitamos se vuelve cada vez más urgente.

En este programa número 149 de Después de la Deriva hablaremos con diferentes personas acerca de un problema en común, voces de perspectivas y territorios diversos, buscando centrarnos en la pregunta acerca de qué son estas ciencias y cómo se vinculan con una de las problemáticas centrales de nuestro país. Más que nunca estaremos buscando no tanto los adjetivos, sino poner en discusión lo sustantivo de una ciencia cuya relación con el poder está lejos de lo que nos han narrado.

PROGRAMA #148 Exceso de presente

Se nos ofrece un exceso de presente.
Y en ese exceso de presente, como no podría ser de otro modo, mucho es lo sacrificado.Por empezar, se sacrifica al pasado y todo el sistema de causas y azares que conducen a cómo estamos hoy. Desde aquellos grupos que digitan gran parte de las políticas públicas, nada de lo que estamos viviendo es conectado con las causas que lo originaron.

Como aquel Funes literario, nos invitan a desconectar, a no hilvanar sucesos y consecuencias. La producción industrial de alimentos, la degradación ambiental, la subnutrición, el hacinamiento, son algunos de los factores causales que simplemente se evitan mencionar. En el exceso de presente las causas no están, no se ven ni reconocen, los eventos sólo suceden.

También, como no podía ser de otro modo, el exceso de presente elimina al futuro. Pensar en el futuro hoy se presenta casi como obsceno. Sin embargo, eso no es algo que haya ocurrido en los últimos meses.

El discurso de la urgencia que cómodamente ha sido instalado hace tanto tiempo, ha sido una de las claves para eliminar la proyección de la vida de las futuras generaciones. En el discurso de la urgencia no hay tiempo ni pausa, sólo producción y avance. En el discurso de la urgencia, las muertes son daños colaterales de un presente que sin embargo pudo haber sido siempre peor.

Y entonces, sin pasado ni futuro, el exceso del presente marca la lógica de las políticas públicas, sin justicias, sin deseos ni autodeterminaciones, sin prevención de la salud ni cuidado del ambiente. Nada de eso hay cuando sólo hay un permanente presente incendiado.

En este programa número 148 de Después de la Deriva abordamos nos preguntamos acerca de cómo hemos llegado hasta aquí y también de cómo podemos pensar en un mejor hoy. Un hoy que haga del presente, algo compatible con el vivir.

PROGRAMA #147 Un país de negros?

El fantasma silencioso, enigmático y mortal del virus no fue suficiente para domesticar al poder real que nos puso frente a esta amenaza y apenas hace falta correr un poco el foco del haz de luz oficial para descubrir que no hay aprendizaje, que sigue habiendo violencia y saqueo con premeditación y alevosía.

Entonces mientras funcionarios y especialistas sonrientes y maternalmente paternales repiten sentencias sobre cuidados y defensa de la vida, la represión, las fumigaciones y el extractivismo tienen más cancha libre para avanzar sobre personas y territorios en una disociación que podría sonar graciosa sino fuera criminal.

Y mientras el coro bien-pensante local se horroriza frente al asesinato racista y policial de George Floyd en Estados Unidos y respira complacido por auto-percibirse derecho y humano, las fuerzas estatales chaqueñas exhiben su violento desprecio sobre jóvenes qom poniendo en pantalla una práctica ancestral del despojo y la humillación.

Pero más acá y más allá de gobiernos provinciales aliados de administraciones nacionales que –sin detenernos en el cotillón de marcas y siglas que se juega en las elecciones- incitan y suscriben a la lógica bestial y arrasadora del capital, ahí están las mineras gozando de permisos para herir de muerte a la tierra y el agronegocio poniendo a volar los venenos que garanticen la ganancia inmaculada de sus inversiones.

Esta noche en La Tribu también miramos al norte porque queremos asumir el pensarnos como el país de negros que somos, con este mapa violentado y sojuzgado por profesionales en administrar el capital, con esta violencia institucional que nos basurea y nos mata por pobres, por originarios, por disidentes.

No se trata, claro está, de ubicarnos en el siempre inmovilizante papel de víctimas sino de re-conocernos en estas vejaciones cotidianas a las que no detienen cuarentenas ni distanciamientos para proponer desde ellas ese “ya basta!”que nos reúna como iguales en pie de lucha y nos permita andar hasta hallar el “Después de la Deriva”.

PROGRAMA #146 Angustias, abrazos y otros asuntos humanos

 

Los términos locales y globales en los que durante los últimos días se dio parte del intercambio público acerca de lo que nos pasa entre virus y cuarentenas, intentaron buscar alguna coordenada firme y simple. En esa búsqueda, fue la palabra “angustia” una de las más renombradas, acaso como una forma más de seguir usando asuntos humanos como medios y no como fines.

Profesionales, gobernantes, empresarios, se fueron alternando para acudir a una única dimensión de nuestro vivir cotidiano, a un único estado de nuestro vivir, un único sentir. En mayor o menor medida, los diferentes miedos fueron señalados como parte de intentos de justificaciones más generales. Y entre “cómo no sentir eso” y el “cómo sentirlo cuando” se nos fueron dando opciones para transitarnos, como si acaso de eso se tratara.

Pero más allá de los términos utilizados, quizás lo más destacable sea el intento de unidimensionar lo que estamos viviendo y sintiendo. Por un lado, por la obvia cuestión de una diversidad de experiencias y posibilidades que ha quedado inevitablemente en evidencia a lo largo de nuestros territorios. Pero además, por lo absurdo de una búsqueda que asume claridad inequívoca en cada vivir.

Y habrá que volver a lo obvio: la complejidad de nuestras experiencias, sentires y vínculos, nos conduce a una indeterminación que no sabe de fáciles adjetivos. Lo homogéneo y lo simple sólo parecen ser formas de no asumir que siempre hay oscuridades y que es mucho lo que desconocemos de ahí afuera y también de aquí adentro.

En este programa 146 de Después de la Deriva nos asomamos a dos historias, dos experiencias que no saben de unidimensionalidades. Las miradas de Miguel Benasayag y de Juan Quintero buscan no tanto ser espejos, sino apenas el reconocimiento de mundos que habitan este mundo: Mundos con zonas indeterminadas, hacia adentro y hacia afuera, que se retraen y abrazan, que buscan el silencio y la voz. De mundos que aún cuando pisen sinuosas grietas, van siendo.