PROGRAMA #46 Memoria y Memorialismo: sobre derechos humanos a 42 años del golpe

Después de la multitudinaria concentración del ultimo 24 de marzo para repudiar a la peor dictadura genocida que azotó a nuestro pueblo, y porque estamos convencidos que no hay que ceder ni un milímetro en la lucha contra lo que políticamente representó esa barbarie, es que hoy venimos a interrogarnos si la doctrina de los Derechos Humanos, presentada como una referencia intocable, casi sagrada de esa lucha, no es al mismo tiempo una vía que habiendo sido promovida por los dueños del mundo, termine arrinconándonos en un callejón sin salida.

Nos inquieta que la defensa de los Derechos Humanos haya sido proclamada por el gobierno de EE.UU, en la década del 70, como el principio que guiará sus relaciones exteriores. Pero al mismo tiempo comprobamos como en nombre de ese principio supremo lleva adelante las más atroces invasiones destrozando todo lo que se le oponga en su camino

Tan inquietante como que esos Derechos Humanos son invocados también por los genocidas para obtener beneficios.

También queremos discutir el papel inmaculado de la memoria. Después de Auschwitz se dijo que el deber ético supremo de la humanidad era: “Que Auschwitz no se repita” antecedente de nuestro “nunca más”. Nos preguntamos qué tipo de humanidad estamos edificando si su futuro está condenado a evitar lo peor y no, por ejemplo, a revolucionar esta sociedad en la que vivimos. ¿Por qué la memoria debe fijarse obligatoriamente en recordar hasta el hartazgo el horror y no en aquellas luchas que a lo largo de la historia han querido transformar el mundo? ¿Podemos existir dignamente viendo en el horizonte exclusivamente lo peor para luego consolarnos eligiendo el mal menor?

No podemos comprender la visión que del Hombre tiene esta Declaración Universal, ya que pone a la simple vida, la vida biológica, como el valor supremo que estos derechos deben defender. ¿Podemos hoy conformarnos con esta visión puramente biologista y natural de la humanidad del hombre? ¿Debemos construir una humanidad diferente o conformarnos con aspirar únicamente a la supervivencia, como cualquier especie animal?

Pero lo que más nos golpea y queremos debatir es esa conjunción indisoluble que los poderosos han tejido entre Derechos Humanos y Democracia. En su nombre han condenado para siempre las luchas llevadas el siglo pasado para cambiar este mundo, con sus epopeyas y desastres. Y si hoy nos moviliza hacer un necesario balance de aquella época, nos parece imprescindible interrogarnos a fondo qué hacemos compartiendo un campo que fue ideado y abonado diariamente por nuestros enemigos declarados.

Quizás en esta deriva empiecen asomar algunos puntos imprescindibles para fijarlos como nuevos mojones y empezar a sospechar que el capitalismo marcha sin tropiezos de la mano de los derechos humanos y su democracia.

 

PROGRAMA #45 Democracia: en guerra contra los pobres

El asesinato de Facundo, el niño tucumano de 12 años baleado por la policía la semana pasada, volvió a poner en el corazón de nuestras vidas la cuestión del asesinato impune, oculto bajo el eufemismo del “gatillo fácil”.

Según datos de enero de este año de la Correpi 5.462 personas fueron asesinadas por el aparato represivo del estado desde 1983.

725 corresponden al gobierno de Cambiemos, 725 asesinatos del estado en 721 días de gobierno lo que da un promedio de un muerto cada 23 horas.

Correpi también recordó que durante el kirchnerismo una persona fue asesinada cada 28 horas por las fuerzas de seguridad.

Aunque las estadísticas son por ahora a penas un poco superior durante el Gobierno de Cambiemos, todo indica que esta gestión romperá records históricos en represión y crímenes, amparados por la denominada “doctrina Chocobar”. A lo que habría que agregar, como lo muestran las jornadas de lucha de diciembre del año pasado, que para activar ese gatillo sólo hay que salir a la calle a manifestarse contra una injusticia.

Dispuestos a denunciar tanto como a reflexionar, nos preguntamos en Después de la Deriva, ¿qué encontramos de diferente entre las represiones hechas en la dictadura de antaño y las que hoy padecemos viviendo en una supuesta democracia? ¿Elegimos el mal menor para dejar intacto al peor y que así nos siga dominando? ¿Quizás Chocobar sea menos malo que Videla?

Queremos pensar cuándo un “gatillo” no es fácil. También nos preguntamos si no será la elección del mal menor el que explica cómo convive un gobierno que se dice defensor de los derechos humanos con fuerzas que asesinan o desaparecen, o bien cómo se potencia a sí y a sus votantes una gestión que promete “poner orden” y banca públicamente a un asesino llamándolo héroe.

Con preguntas, con rabia, con la convicción de que necesitamos y meremos un mundo distinto e igualitario, transitamos esta nueva deriva esperando, una vez más, aportar ideas que ayuden a construirlo.

PROGRAMA #44 Migrantes: ni rechazo ni tolerancia, igualdad.

Mientras el gobierno argentino coloca el tema migrante como un problema económico para así lanzar un nuevo globo de ensayo en busca de medir el humor social, distraer o correr un poco más los límites de lo tolerable, nos proponemos como espacio de debate.

En este espacio, en esta radio, es felizmente evidente que no adherimos a las lógicas de la xenofobia, el racismo y la exclusión, pero no queremos quedarnos solamente en la posición bien pensante que nos tranquiliza y, al mismo tiempo, nos inmoviliza.

Queremos en Después de la Deriva atravesar ese sentido común que estigmatiza o integra, para abordar una tensión que no reconoce geografías, fronteras ni territorios.

Y por eso hoy queremos aprovechar la reacción oficial y la organización de las personas migrantes para ir más allá de esa lógica binaria donde encontramos limitaciones que tantas veces impiden poder mirar más lejos.

Convencidos que no hay pueblos ni nacionalidades mejores o peores, aspiramos a preguntarnos acerca de la identidad como una dificultad latente en pos de proyectarnos tras la tarea de cambiar el mundo.

¿Somos capaces de apreciar que es el capitalismo el que nos reúne como mano de obra despreciable y descartable? Y, a la vez ¿Podemos ver que es el mismo sistema el que promueve el crisol de las identidades en un sinuoso juego de las diferencias?

Tomando partido por la igualdad como posición rectora, en nuestra vuelta a las medianoches vamos a poner en juego la pregunta que nos desvela y que dice ¿Qué es una identidad política emancipativa? Y nos ponemos a remar en busca de sus posibles respuestas.