A menos de una semana de la asunción de Javier Milei como nuevo presidente argentino se nos hizo necesario volver a conversar con Miguel Mazzeo, escritor, historiador y doctor en ciencias sociales, todos saberes que sabe poner al servicio de la organización de las causas y luchas populares militando en los movimientos de trabajadores desocupados y siendo parte, en su momento, del Frente Popular Darío Santillán.

Dialogar con Mazzeo nos ayuda a poner en perspectiva la debacle que nos trajo hasta Milei en una pendiente donde la democracia como expresión popular ya venía siendo castigada y recortada por la lógica del mercado capitalista.

¿Es posible señalar entonces que el triunfo electoral de la ultraderecha en el país resume el tránsito de 40 años de institucionalidad democrática? Tras las gestas populares dosmiluneras
¿en qué momento resignamos esas potencias de base para creer que la política solamente se hacía y se sostenía en los pasillos del Estado y la burocracia partidaria? ¿Cómo fue que aquel quiebre sistémico fue devorado por el modelo de representación y hoy llegamos hasta aceptar que nos roben el término libertario y el cantito del “que se vayan todxs”?

Buena parte de esas inquietudes que buscan y precisan de más y mejores preguntas para superar la encrucijada sin volver a recurrir a las mismas recetas gastadas podrán leerse en breve en el libro «Democracia contra Democracia (o la política contra lo político)” que nuestro entrevistado de esta noche publicará en los próximos días.

«En síntesis, la democracia argentina a partir de diciembre de 1983 se constituyó sobre la negación de la democracia como autodeterminación y autogobierno popular. Cerró los caminos a la experimentación popular y a la política como gobierno común de lo común. Edificó sus condiciones a partir de la desmoralización y la impotencia popular. Suprimió, por vías coactivas o ‘consensuadas’, todo conato de iniciativa política autónoma de las y los de abajo. Paralelamente no contrarrestó (o lo hizo excepcionalmente) y, en general, contribuyó abiertamente a afianzar el poder de las fracciones más concentradas del capital, locales o extranjeras”, resume Mazzeo en un fragmento de la publicación de Muchos Mundos Ediciones.

En “Después de la Deriva” compartimos el diagnóstico y lamentamos sus consecuencias al mismo tiempo que seguimos apostando por esa construcción de una comunidad capaz de ejercer la igualdad y amasar la cada vez más imprescindible liberación del modelo de opresión y saqueo que encarna el capitalismo.

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