Programa #32: Territorio: de lo geográfico a lo político

A 16 años de la revuelta acontecimiental de 2001, se nos imponen la necesidad y el deseo de desentrañar los cauces de aquella rebelión para azuzar no ya la imposible y vana repetición de lo que fue sino para ayudar a despertar de nuevo las subjetividades que salieron a tomar las calles.

Aunque, mientras tanto, la política formal ha ido delimitando los sitios en donde jugar el juego que mejor juega y que más le gusta y en el tránsito del kirchnerismo al macrismo y de otras señales de similar sentido que se aprecian en Latinoamérica ¿estamos en condiciones de avistar una etapa de fin de ciclo?

¿Qué características porta ese nuevo tiempo que ya andamos? ¿Se trata de un proceso tan lineal como describen quienes denuncian el fin de un período de ampliación de los derechos sociales a un retroceso en esas zonas?

Pero para poder avistar ese proceso sin por ello operar a partir de la agenda de los de arriba, elegimos preguntar y preguntarnos acerca de las resistencias y de las capacidades de creación política que allí anidan.

Como postales de lugares que padecieron los efectos de las políticas oficiales en ambos períodos, o en el mismo sentido con distinto nombre, se nos ocurre pensar en quienes combatieron y pelean contra los distintas vertientes de los avances extractivistas

¿Es en la defensa de esos territorios amenazados donde se trazan los contornos de otro modo de hacer y ponerle el cuerpo a las ideas del bien común y la igualdad? ¿Serán los territorios un lugar geográfico pero también político para reactualizar las huellas de diciembre de 2001?

Acerca de esas memorias recientes, del balance siempre latente y de la impostergable tensión entre los mandatos del poder y la organización popular es que ansiamos explayarnos en Después de la Deriva.

Así cumpliremos no solamente nuestra trigésima segunda medianoche en La Tribu sino también con la búsqueda de sentido por pensar, hacer y comunicar las ideas y las acciones que nos inviten a seguir navegando.

Programa #31: Corrupción: ¿Excepción o norma?

En la jerga cotidiana insuflada por la lengua del poder que trafican los medios, el término corrupción irrumpe como una peste que portan ciertos funcionarios públicos y que viene a entorpecer aquello que está en condiciones de funcionar o, en el peor de los casos, implica una desviación capaz de impedir que las cosas se hagan.

A menos que la época imponga conductas del tipo “roba pero hace” conocer y horrorizarse ante hechos de corrupción en las altas esferas estatales opera como un bálsamo tranquilizador de las subjetividades diarias.

Sobre esa noria siempre puesta a girar sobre funcionarios de administraciones caídas en desgracia, se construye un imaginario que da licencia para negociados por venir y que habilita la esperanza en una normalidad en la cual puede desenvolverse la vida societaria.

Pero esta medianoche en la trigésima primera deriva del año, queremos preguntarnos ¿qué es lo que en verdad encubre la corrupción?

Y también si es posible que en un mundo capitalista como el que habitamos y que, por tanto, está regido por la lógica del lucro ¿es la corrupción una tentación que se concreta o parte de la esencia misma del sistema?

Sobre las pequeñas corrupciones cotidianas que atraviesan el lazo natural capitalista y los grandes hurtos organizados desde el poder trataremos de dialogar hoy sin dejarnos encandilar por los titulares de los diarios.

No ya para esparcir un reparto nefasto de culpas por doquier sino para desentrañar de qué modo esa corrupción ligada a la estructura del capitalismo impide la vida igualitaria y violenta toda idea de comunidad sobre la que seguimos navegando empecinadamente.

Programa #30: Ciencia (y) Política

Antes de finalizar el siglo XIX el físico alemán Heinrich Hertz descubrió la forma de producir y transmitir ondas electromagnéticas. Cuando un periodista le consultó para que serviría su descubrimiento él respondió: “para nada”.

Aún asumiendo que la ciencia es autónoma y que no debería estar el servicio de otra cosa más que de su propio saber, resulta que esta capacidad del hombre de producir conocimiento se da en el seno de una sociedad atravesada por muchos factores económicos, culturales, políticos y sociales.

Es aquí donde queremos bucear en esta trigésima deriva, en estas relaciones que se dan implícita y explícitamente entre la ciencia y la sociedad en la que se produce y reproduce.

¿Hubiera sido posible el desarrollo del capitalismo sin la ciencia moderna? ¿Se encuentra hoy la producción de conocimientos sólo al servicio del capital?

Este entramado actual en el que se produce hoy el saber, ¿tiene alguna capacidad de transformación o sólo está destinada a reproducirse? ¿Toda invención científico/tecnológica hoy está destinada a la reproducción del capitalismo o puede habilitar también tensiones transformadoras?

¿Quién financia hoy la producción de ese conocimiento? ¿Quién lo debería hacer? Si apuntamos hacia una dinámica distinta, en la que las decisiones sobre los asuntos de la vida social sean tomadas colectivamente por la población, ¿cómo se determinaría dónde se pone el esfuerzo colectivo para investigar? ¿Lo dejaríamos librado a la autonomía de los científicos? Lo mismo con la aplicación de los conocimientos, es decir con la tecnología, ¿hasta dónde estaríamos dispuestos como sociedad organizada sin representantes a delegar esas decisiones? ¿Sería preciso limitar el desarrollo científico en virtud de asuntos éticos, económicos o políticos distintos a los actuales pero igualmente restrictivos?

De los laboratorios a la vida colectiva, arrancamos la trigésima Deriva, con la misma sensación de estar al borde del naufragio pero con el trabajo puesto en la llegada a buen puerto.

Programa #29: La organización económica

Si pudiéramos desmembrar el mundo en el que vivimos en sus diferentes artistas encontraríamos al menos tres aspectos: lo social, lo político y lo económico.

Si pudiéramos analizar lo específico de cada uno a la vez que interrelacionarlo, si pudiéramos describir consistentemente el mundo, encontrarle sus talones de Aquiles y darle allí las suficientes patadas a la vez que ir construyendo otra realidad, estaríamos más cerca del mundo igualitario que anhelamos.

Pero resulta que el mundo es y se nos presenta cada vez más complejo y esforzarnos por desmadejar esa complejidad es una buena, aunque nunca suficiente, manera de comenzar a andar.

En esta vigésimo novena deriva intentaremos pensar lo económico, ese entramado de relaciones que se generan a partir del intercambio, de las necesidades materiales, objetivas o culturales, pero siempre urgentes.

Y a la vez, nos proponemos pensar en las características que las organizaciones que batallan en este frente tienen en su doble tarea por morigerar las injusticias del mundo actual al mismo tiempo que combatir esa injusticia de forma radical.

Ahora bien, ¿es posible estar a la altura de ese enunciado en un mundo regido por la lógica del consumo? ¿dónde habita la necesidad? ¿hay modo de generar espacios colectivos de producción y distribución?

¿Cómo sostenemos la resistencia a este modelo sin quedar atrapados en el modo defensivo?

¿Cómo articular las luchas para potenciarlas en pos del bien común?  ¿Cómo profundizamos en la búsqueda de soluciones para cada conflictividad, con sus características, sin quedar encapsuladxs en las identidades?

De la frialdad de los números y las estadísticas a los avatares cotidianos y los modos de juntarnos para atender todos esos frentes, aparecen otras maneras de entender y asumir términos como capitalismo, trabajo, salario, propiedad, renta y organización.

En esta vigésimo novena deriva buscamos, una vez más, resignificar las categorías para habilitar un pensamiento nuevo.

Programa #28: Todos los muros, el muro

En la semana aniversario de la denominada “caída” del Muro de Berlin y pasados ya casi 30 años de aquel hecho que fue unánimemente signado en su momento, y por ambos lados, como un hecho destinado a marcar un compás en el tiempo histórico, nos permitimos preguntarnos, ¿Cuál es la historia que desde allí se desarrolló hasta nuestros días? ¿En qué medida los relatos, los balances y las proyecciones que rodearon al hecho en un discurso dominante conservan aun su actualidad? ¿Qué es lo que simbolizan ese muro y su caída?

Algunos de nosotros vemos la historia del “muro” como una gran paradoja, y a la vez su “caída” como la imagen de un consenso ideológico que dio por tierra con buena parte de los binarismos políticos del siglo XX.

Nuestra propuesta es revertir y problematizar algunos supuestos que comienzan incluso a nivel del lenguaje. Mientras que “el muro” fue levantado por la unión soviética en un país ajeno como Alemania que nunca terminó de congraciarse con el imperialismo soviético, su destrucción, nombrada universalmente “caída”, connota la idea de algo que se viene abajo por sí sólo.

Falto de cimientos políticos reales, la “caída” del muro se asemeja mucho a los personajes de tiras animadas que corren sobre el abismo, apoyados sobre la nada misma, hasta que se precipitan en caída libre sólo luego de ver hacia abajo y cobrar conciencia de que no hay más suelo donde pisar. ¿Cuándo comenzó a licuarse el piso del proyecto comunista soviético?

A contramano de la ficción de la “guerra fría” nos proponemos pensar si el primer ladrillo de ese muro acaso no estaba ya desprovisto de bases sólidas, y si la destrucción del muro pudo haber sido un pasaje al acto de la población berlinesa del este ante la anulación legal de todas las restricciones fronterizas.

Entonces, esta noche, conducidos por extrañas derivas, no podemos dejar de notar cómo la supuesta libertad inaugurada con la caída del muro de Berlin hoy se propaga a sangre y fuego con los nuevos muros que proliferan por doquier alrededor del globo.