Programa # 6 – Autonomía y Política II

Un mes atrás nos presentábamos ante estos mismos micrófonos mezclando afirmaciones y preguntas acerca de la autonomía y la política.

Hoy, con cinco programas sobre el éter, nos parece apropiado y necesario retomar aquel hilo.

El tiempo transcurrido como colectivo dispuesto a la aventura de ver, buscar y hacer políticas emancipativas, autónomas y en ruptura con el pasado, sigue siendo un momento fugaz.

En el camino tuvimos hallazgos, tropezamos con las mismas piedras, conectamos con experiencias compañeras y también nos equivocamos. Acá mismo y hacia adentro. En una deriva a la que no siempre domamos.

Pero aún así nos reafirmamos en la intención de largarnos a pensar la política, meternos con el sentido común, interpelar los conflictos, contar las luchas.

Somos cualquiera y nos puede escuchar cualquiera. Aquella oreja despierta a interpelar e interpelarnos acerca de la política y sus derivas que van de las bibliotecas a cada pelea, de lo personal a la organización que enciendan la mecha.

Seguimos pensando que la política es una experiencia de pensamiento, práctica y organización que se realiza contra el Estado y la lógica social imperante. Y queremos ver de qué modo aprendemos a mejor hacerla.

Creemos que hay otras lógicas y que la intervención realmente transformadora es la que antagoniza radicalmente no solo con sus programas y métodos sino con sus acciones organizadas.

No logramos domesticarnos ni comprender la pulsión de la marea, el agua amenaza nuestras bocas y las palabras se nos escurren cuando no estamos a la altura de lo que soñamos.

Y sin embargo, la medianoche es la hora de re-conocernos y atrevernos a construir ese común que nos guíe hacia “Después de la deriva”.

Programa #5 – Zapatismo

El 1 de enero de 1994 cientos de hombres y mujeres indígenas de distintos pueblos en méxico se levantaron en armas, con sus rostros cubiertos por pasamontañas para, a su decir, ser vistos. Se presentaron como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y, con el correr de los años, esta guerrilla que arrancó aparentemente como otras en Latinoamerica fue virando hacia las bases, alejándose del fuego, y tomando la palabra.

Más de 23 años después su fuerte no son las armas sino el trabajo, sus formas organizativas, sus convicciones anticapitalistas plasmadas en su hacer, aun con sus dificultades, límites y errores.

Horizontalidad, anticapitalismo; creatividad, autonomía, autogestión; burlar lo políticamente correcto y esperable, democracia directa y asamblearia, son algunas de las búsquedas hacen del zapatismo movimiento hermano, con quien asociarse en objetivos y posibilidades, aún desde la humildad de cualquier pequeño grupo disperso en algún lugar del mapa.

En los últimos meses el zapatismo, como parte del Congreso Nacional Indígena, ha sido nuevamente noticia por su anuncio de presentarse a elecciones presidenciales en México con una candidata indígena, tras un largo proceso de debate interno.

Aunque en Después de la Deriva no necesitamos que los temas estén en agenda, nos pareció un buen momento para hablar sobre este movimiento, que muchos consideran la última invención política de estas latitudes, para acercarnos a pensar ¿Qué hay en el zapatismo que trasciende su propia existencia?

¿Qué fue lo que los diferenció y diferencia de otros movimientos? ¿Cómo organizan su vida, su producción, su educación? ¿Cuál es la importancia de la construcción social, en las comunidades, de sus formas de gobierno? ¿Es posible pensar esa relación en términos de «distancia del estado»?

Y, fundamentalmente, ¿Cuáles son los problemas que ellos vislumbran para haber llegado a presentar una candidata a las próximas elecciones?

Pero, por aquí, por nuestros territorios y prácticas, también queremos interpelarnos, ¿Cómo nos está yendo en eso de mandar obedeciendo, o en eso de no destruir la naturaleza, o en el enlace de nuestras rebeldías, o en tantas propuestas afines, cuando la estrategia es esa distancia del estado?

Programa #4: El mal menor.

http://radiocut.fm/audiocut/despues-de-la-deriva-el-mal-menor/#

Las personas nos organizamos, creamos espacios de resistencia y procuramos dar pelea cada día en cada lugar, pero la democracia capitalista nos dice que no hay salida, que el capitalismo y la democracia, han llegado para quedarse hasta el fin de los tiempos y que cualquier otra salida es imposible.

Ubicar esas experiencias en el territorio particular, minúsculo o solamente testimonial nos puede empujar a la resignación y nos manda a ese oscuro rincón donde el único juego permitido es el de escoger el mal menor.

De esa gravedad queremos hablar esta noche. Y nos pareció que lo más justo era plantearla como un problema, para que provoque, tanto en la audiencia como en nosotros, la percepción de que los momentos más decisivos de la existencia humana son aquellos en donde el resultado final de una ardua discusión nos obliga, no nos deja otro camino digno que no sea ponernos a inventar lo que aún no existe.

El mal menor, de manera explícita o implícita, siempre está al servicio de aquellos que quieren conservar el orden existente y no solo nos condena a elegir. Nos deja una sola chance: elegir, dentro de lo malo, lo menos malo. Porque si queremos otra cosa viene lo peor.

Ahora bien, nosotros no queremos conformarnos con la simple denuncia de este nefasto mecanismo cuya máxima casi metafísica es: “la única verdad es la realidad” y en donde el mal menor nos constriñe siempre a elegir en el campo de lo que el Estado decreta como lo posible.

Por eso traemos este problema, no solo para discutirlo colectivamente, sino para afirmar que nosotros apostamos que haya esperanza en la deriva. Que es posible un después de la deriva. Un después que estamos construyendo hoy, aquí y ahora

Este programa aspira a inscribirse en el marco de que es posible lo que parece imposible; que es posible una sociedad que responda al principio de igualdad; que es necesario refundar en este mundo nuevas políticas de emancipación; que es hora de gritar un ¡ya basta! que necesita anudar todas las voces para encarnarse.

programa #3: Trabajo

El trabajo nos atraviesa, es una experiencia cotidiana que nos interpela de forma más o menos violenta cada día, y aún así, o quizás por eso, pensar en el trabajo y, en su relación con la autonomía, implica un esfuerzo quizás inesperado. La sola pregunta acerca de qué es el trabajo, pregunta que pareciera responderse de forma evidente, abre múltiples miradas. Y avanzando un poco más, aún si tener aserciones suficientes, cabe preguntarnos: ¿Qué relación puede tener el trabajo con la autonomía? ¿Qué puede decir la política al respecto? ¿Es el trabajo un asunto puramente económico o implica además otra clase de asuntos?

Pensar el trabajo implica pensar el capitalismo, pensar la alienación, pensar la producción económica y también su distribución, pensar el empleo, el desempleo, el trabajo sin patrón, la organización de los trabajadores y la organización del trabajo mismo, en fin, una miríada de asuntos que, como ustedes habrán anticipado, no serán resueltas hoy aquí.

Quizás sólo tengamos la suerte de interpelar las miradas y experiencias propias intentando tomar de ellas algún trazo común que las ligue con otras y comenzar, poco a poco, a recorrer el largo camino de pensar juntos.

Somos cualquiera. Cualquiera piensa, cualquiera entiende, cualquiera habla. Y cualquiera trabaja. Lo que intentamos aquí no es autorizar la palabra con las credenciales del saber instituido, sino hacerla circular para que pueda resonar en cualquiera.

Por todo esto, este programa es para nosotros un desafío apasionante al que convidamos. Quién sabe, con la complicidad de la noche, logremos avanzar en una aventura imprescindible que es la de pensar sin partir de prejuicios e indagarnos acerca de cómo nuestras experiencias, tan pequeñas, tan cotidianas, pueden alcanzar una dimensión colectiva capaz de trascender nuestras individualidades, cómo lo cotidiano puede ser resignificado si lo miramos en detalle, si nos disponemos tan sólo a suponer que lo habitual puede no ser lo inevitable.

Programa #2: Educación

Nuestros estados modernos se edificaron sobre la base de algunos pilares fundacionales. La educación pública es uno de ellos. La finalidad política de la educación pública fue establecer un vínculo que permita vivir juntos a una heterogeneidad de individuos, costumbres y tradiciones, bajo una misma bandera, con un conjunto de normas y leyes, y una historia oficial. La educación pública contribuyó, de manera sustancial, a la construcción de una sociedad de ciudadanos para que convivan en un territorio nacional. Pero las sociedades contemporáneas no son cualquier sociedad. Son las sociedades que se establecieron como las dominantes de estos tiempos y, como sabemos, las sociedades actuales, como la nuestra, son capitalistas. Y vivimos, además, en un capitalismo que absorbió a lo que se suele llamar “democracia”, reduciéndola a un mero mecanismo eleccionario de renovación periódica de funcionarios, que administran lo único que es intocable: la expansión planetaria del capital. Esos funcionarios podrán administrar con mayor o menor sensibilidad social, pero el estado de las cosas parece una realidad y un destino inexorables.

La educación pública forma parte, y es un efecto, de esta sociedad en la que vivimos. Por lo tanto, una de sus tareas centrales es reproducir y propagar las condiciones de existencia actuales, que son las de este capitalismo democrático. La educación pública –o “la escuela” para decirlo simplificadamente– no transmite sólo conocimientos (incluso hoy, con la masificación de las tecnologías de información y comunicación, podríamos decir que ni siquiera cumple esa función). La educación pública transmite una forma de socializarnos, una manera permitida de relacionarnos y de actuar, individualmente y en conjunto. Desde chiquitxs, vamos siendo incorporadxs en un mundo que distingue lo permitido de lo prohibido, lo normal de lo anormal, lo que podemos hacer y decir, y lo que no, tanto en nuestras acciones personales como colectivas. Pero sobre todo, nos educa en qué es lo que se puede cambiar y qué no. Internalizamos que hay una posibilidad de cambio tolerable y otro que no. Aprendés que si querés modificar algo, lo podés hacer, pero sólo dentro de las reglas normales que autorizan las modificaciones. Como nos podemos imaginar, ningún cambio radical puede surgir de esas condiciones. Ningún sistema político, o socioeconómico, se suicida. Sería contradictorio imaginar que la educación pública pudiera horadar los cimientos de la sociedad de la que es un efecto. En alguna medida, podríamos decir que toda educación oficial es conservadora. Es conservadora del estado de las cosas que le da lugar como institución, en la sociedad en la que vivimos.

La lucha que están llevando actualmente los docentes es una lucha por la mejora de las condiciones laborales. Ante la severa precariedad del sistema púbico actual, la defensa de la escuela se presenta como una defensa de lo público sin más. Pero esta coyuntura acuciante suele ocultar la pregunta crucial por el sentido de la escuela actual. Preguntarse por el sentido de la escuela de hoy parecería impertinente frente al acoso que está sufriendo. Como si el aspecto dominante del conflicto no permitiera otra alternativa que encolumnarse tras las representaciones sindicales y avanzar todos juntos, supuestamente, para el mismo lado. No habría que pensar demasiado sino actuar, porque toda reflexión que corriera un poco el eje de la discusión gremial no lograría otra cosa que beneficiar al gobierno.

Pero las urgencias suelen ser un enemigo letal del pensamiento.

La voluntad de quienes hacemos Después de la deriva es tratar de interrumpir, de alguna forma, la normalidad del estado de las cosas. Y para eso buscamos corrernos no sólo de la manera dominante de pensar la sociedad sino también de la manera dominante de pensar los conflictos. Aspiramos a poner el enfoque en otro lugar, de modo que nos permita recomponer el escenario de una manera diferente. Queremos ofrecer una alternativa a lo que se dice y piensa de manera habitual, e intentar lograr otra percepción posible de nuestro presente, ya sea en sus hegemonías como en sus conflictos.

Por eso, en este segundo programa, nos pareció importante abordar la cuestión de la educación pública, muy especialmente en las circunstancias actuales, en medio de la lucha que están llevando adelante maestros y profesores. Querríamos ampliar las miradas existentes y vincular la cuestión puntual de la recomposición salarial con el trabajo docente en sus múltiples expresiones. Nos gustaría poder visibilizar que dentro de la lucha gremial hay otras luchas que intentan no agotarse en el reclamo paritario, y que están interpelando a la propia comunidad educativa desde su interior. En fin, queremos hacer resonar otras voces y otras perspectivas diferentes de las que habitualmente se ocupa la difusión mayoritaria.

Por esto, invitamos a nuestro programa de hoy a Paula Aldrovandi y Patricio McCabe para que nos cuenten sus experiencias en la militancia docente dentro del conflicto y para conversar un rato, a partir de esas experiencias, sobre esas otras cuestiones que interpelan a la educación más a fondo, y que las urgencias de lo inmediato pocas veces nos permiten encarar.