¿Por qué pensamos que es válido preguntarnos nuevamente sobre el significado actual del gran revolucionario de hace dos siglos? El propio Marx se asombraba que en la Londres de 1850 la gente siguiera experimentado el placer estético que le propiciaba la Tragedia Griega, cuando en su época no quedaban rastros de las condiciones históricas en donde aquella había nacido. Hoy nosotros tenemos que dar otra respuesta de la que en su momento dio el prusiano Rojo para salvar a su determinismo histórico de un bache evidente.
Quizás los inmensos pensamientos y obras que en su momento significaron una invención inesperada para el mundo tengan la potencia de permanecer en el tiempo, una especie de eternidad laica, para ser revisitados, reformulados o criticados. En esta perspectiva creemos en la actualidad de su doctrina.
Una actualidad que dolorosamente se nos presenta a raíz del oscuro desfondamiento de su proyecto de liberación integral de la humanidad de toda dominación. Oscuro porque se fue apagando lentamente y en los lugares de sus aparentes triunfos tomó forma el más despiadado capitalismo y la idea misma del comunismo desapareció.
Queremos preguntarnos hoy, viendo sus efectos, si su destino ya estaba agazapado en el cuerpo de sus ideas. ¿O será que todo ideal universal de justicia e igualdad está destinado al fracaso por ser una mera ilusión totalizadora? ¿Su concepción de la política como lucha de clases quedó rebalsada por la composición social del capitalismo de la era digital y la producción de una subjetividad posmoderna que nos atrapa?
En Después de la Deriva creemos que esos interrogantes no se vierten sobre un espectro o una foto sepia sino sobre la potencia de unas ideas que si ayer nomás quedaron tantas veces encerradas en formatos dogmáticos, siguen siendo una de las materias primas posibles para hacer un mundo distinto y mejor. Y de eso trataremos de hablar esta medianoche.
El triunfo electoral que ungió al ex militar y defensor de la dictadura Jair Bolsonaro como próximo presidente de Brasil parece haber forzado las fronteras de la extrema derecha en el mapa de los gobiernos y los estados latinoamericanos.
Pero, detrás de ese cóctel racista, homofóbico, violento y autoritario que se encarna en el político que el 1 de enero asumirá el mando del más poderoso país sudamericano, creemos avistar otras razones y más consecuencias.
Por un lado nos preguntamos si la democracia va corriendo su límite de lo tolerable con tal de seguir garantizando un sistema que así ratifica ser obediente al imperio del capitalismo y asumir la pura gestión del orden existente y, por ello, ya no importa el aparente signo ideológico de quienes juegan a las elecciones.
Pero, por el otro, pensamos si lo burdo de personajes como Bolsonaro impiden el necesario balance de las gestiones autodenominadas progresistas que dejaron intocada la lógica del capital y cayeron unas tras otros en medio de denuncias de corrupción amplificadas por los grandes medios de comunicación.
Así que esta medianoche en Después de la Deriva aspiramos a que, tras lo siniestro que se precipita en Brasil, empecemos a hablar de las barbaries democráticas que buscan desaparecer las ideas emancipativas e igualitarias y poner en peligro de extinción a los seres dispuestos a dar pelea por una existencia que le dé sentido a una vida regida por lo utilitario y lo mercantil.
En nuestra búsqueda por reportar las señas de pensamientos y acciones que perfilen una subjetividad autonómica y emancipativa, esta medianoche colocaremos en la mira la experiencia de la Comuna de París.
Sin querer caer en la referencia meramente historiográfica sobre un acontecimiento de poco más de dos meses, entre marzo y mayo de 1871, nos interesa tratar de develar si aquel proceso popular y autogestionario puede ser interpelado y resinificado.
Medidas como: la separación del estado de la iglesia, la potestad de los obreros de asumir el control de las fabricas abandonadas, la creación de guarderías obreras, la remisión de los alquileres impagos y la abolición de los intereses en las deudas, atravesaron la historia y quedaron como mojones que llegan a nuestros dias.
¿Por qué puede ser la de la Comuna de París una referencia para pensar intervenciones políticas disruptivas hoy? ¿Nos interesa la unidad en la acción que se plasmó en aquellos días? ¿Que fue lo que llamo la atención de Marx en esas jornadas en la capital francesa? ¿Será que el carácter urbano de esas formas de organización puedan resultar mas cercanos que, por ejemplo, el presente rural e indígena que sostiene el Zapatismo en nuestros días?
Tratando de responder esos y otros interrogantes, en Después de la Deriva procuramos generar las respuestas que abran nuevas posibilidades a despejar y nos ayuden a sembrar el camino en pos de una humanidad con personas iguales y liberadas de toda explotación.
A diferencia de las polémicas de hace unos treinta años, donde se enfrentaban dos éticas y dos ideologías, hoy el debate del aborto confluye en muchas de las mismas fuentes y valores, como la defensa de la dignidad “intrínseca” del ser humano o la “no discriminación” (por sexo o por edad). Así, el enfrentamiento, sin enfriarse, se ha despolitizado y se ha desplazado a otros terrenos, más disciplinarios: la ciencia y los derechos humanos. El viraje revela una transformación que cambia de raíz el campo en que se discuten la vida y la muerte, los derechos y los poderes, y los indecidibles límites entre biología y moral. Ahora la cuestión del aborto se incluye casi automáticamente en el marco reciente de la bioética, y se debate junto con otras prácticas como la eutanasia, el trasplante de órganos y las nuevas tecnologías reproductivas. Ayer había dos morales enfrentadas, hoy hay un mismo ideal compartido y un mismo discurso: la defensa de la vida y de los derechos humanos. Y la misma fuente de legitimidad: la ciencia.
El lenguaje de las consignas condensa mucho más que lo que querrían reconocer los actuales protagonistas de estas luchas. El reclamo jurídico es el mismo; sin embargo, la exigencia política no lo es. Así nos hallamos no ya frente a un combate entre valores sino a un conflicto entre los dos derechos humanos fundamentales: el derecho a la vida (del embrión) y el derecho a la libertad (de la mujer embarazada)
Encontramos en los derechos humanos argumentos irrefutables tanto para condenar como para defender la legalización del aborto. El conflicto es tan irresoluble como inesperado. ¿Cómo comprender que el mismo fundamento sirva para avalar prohibición y legalización del aborto? ¿Cómo comprender que tanto para condenarlo como para justificarlo se acuda a la ciencia como fuente de legitimidad? ¿Se trata meramente de hipocresía? ¿O quedan a la vista los límites de los derechos humanos como horizonte simbólico de nuestros deseos, necesidades y ambiciones?
Queremos invitarles a pensar, entre otras cosas lo siguiente: ¿apelar a los derechos humanos para defender la legalización del aborto es solo un argumento, una táctica instrumental, un medio a usar mientras sea conveniente y a desechar cuando ya no? Porque los derechos humanos, tal como se han instalado en la arena política desde fin de la década de 1980 en el mundo entero, son un modo de subjetivación: una nueva manera no solo de pensar, sino de sentir, una usina que produce no solo discursos sino subjetividades.
Qué se puede decir de nuevo del encuentro nacional de mujeres? Contra todo criterio periodístico que establece que después de una semana no se puede hablar de un hecho porque «ya pasó» en DDD queremos retomar este tema que, aunque para les argentines ya es una postal de cada año, no por eso deja de tener para nosotras y nosotros una potencia que, quizás, todavía no alcanzó su máxima realidad.
Desde 1986, cada año, mujeres de diversas orientaciones sexuales y géneros disidentes de todo el país se reúnen para pensarse, fijar temas comunes, robustecer sus conocimientos y conocer experiencias de lucha contra el patriarcado.
Este año la amenaza represiva, el constante ajuste económico y el resurgimiento potenciado de grupos fascistas amenazaron con boicotearlo, pero a pesar de todo, y como dijeron las participantes, les hicimos el encuentro, o más bien, nos hicimos el encuentro.
Por qué juntarse solas? cómo hacer para confluir en una misma discusión a los distintos feminismos? como encontrar lo común sin disolver las diferencias? cómo potenciarse, potenciarnos?
En esta Deriva queremos rendir homenaje a todas las personas que están en la búsqueda de un mundo emancipado, del capitalismo y del patriarcado, y que trabajan obstinadamente porque pensar y hacer otro mundo.