Quienes apostamos a formas políticas que promuevan algún tipo de cambio radical, necesitamos de lo colectivo.
Puede parecer una obviedad pero lo hegemónico en la sociedad empuja para otro lado: a quedarse en casa, al cuidado individual, al descanso en la líder heroica, a la resignación solitaria, a la crítica desde el páramo.
Pero lo colectivo se construye; sus modelos no vienen dados, y es necesario preguntarnos acerca de qué organiza una organización, de qué modo esa conjunción de personas reunidas en determinadas prácticas es capaz de agitar el tablero de lo establecido.
Quienes vamos contra los dominios buscamos pautas acordes en nuestros dispositivos de organización o en nuestros grupos, también en aquellos lugares donde habitamos en multiplicidad; y así vamos con nuestros pocos granos de arena a querer transformar la montaña.
Intentaremos abordar el tema en la intersección entre lo particular y lo general; la organización como subjetividades en acción común, la organización como dispositivo y canal de acción, pensamiento, movimiento.
Sabemos que no queremos distancias contradictorias entre discurso y acción. La lucha contra las formas instituidas nos obliga a pensar la organización para desplegarnos en relación a alguna potencia solidaria común, capaz de combatir el actual estado de cosas, que nos otorgue herramientas para combatir lo hegemónico.
A veces pareciera que un mandato de la organización autónoma es estar siempre en movimiento para evitar la totalización y en ese ejercicio también se atomizan muchos cauces posibles de reflexión y de acción.
La organización colectiva puede canalizar nuestros deseos, construir y potenciar nuestros saberes, anticipar algunas formas y antagonizar con otras. También puede servir de cohesión para que las luchas no se licúen ni desgranen en la identidad de quien las lleva adelante. Sabemos que nada de esto es fácil. Los obstáculos y las carencias aparecen una y otra vez.
De estas cuestiones queremos hablar hoy: de los modos de organizarnos, de las posibilidades de construir a distancia del Estado, de sus implicancias, de las diferencias entre los carriles de los espacios independientes frente a los espacios bajo la órbita estatal como son la educación, la salud, lo social; queremos hablar del margen de operación o confrontación que hallamos. De las tensiones y dificultades para persistir, derramar o difundir aquellas cosas que hacemos y pensamos.

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