En las vísperas del tratamiento del proyecto de ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo en Diputados, en Después de la Deriva queremos realizar esta noche un pequeño aporte a la temática y reconocer que esto es hoy posible gracias a la enorme marea de mujeres y activistas que desde hace décadas vienen poniendo el cuerpo en esa batalla.

La despenalización del aborto se ha defendido desde la idea de propiedad que tiene cada mujer sobre su cuerpo y sobre su deseo, desde el derecho a la salud como un derecho humano, y nosotras, nosotros pensamos hoy su defensa desde el principio de igualdad. Como vienen diciendo las mujeres: el aborto existe, existió y existirá; la diferencia entre que sea legal o clandestino es que aquellas que obtienen los recursos  y la información lo hacen en forma segura y las otras mueren. Tan sencillo y tan difícil de entender para algunos y algunas.

Con un código penal ambigüo pero que complementado por el «Protocolo para la atención integral de las personas con derecho a la interrupción legal del embarazo» habilitaría hoy a cualquier profesional de la salud a realizar o facilitar un aborto ante el sólo pedido de la mujer, la pregunta que se nos presenta esta noche es, cuál es entonces la necesidad y desesperación que tenemos en que se apruebe esta ley?

Cuál es la batalla práctica, pero también cultural, simbólica y por qué no política que estamos dando?

Qué pasó con el aborto todos estos años en los que cientos de miles de mujeres acompañaron a otras con información, contención, en los que las organizaciones se encargaron de concientizar a los efectores de salud para encontrar aliados, a crear bancos de pastillas para abortos seguros con medicación?

Entendiendo que este debate es posible sólo en un contexto donde las mujeres y los cuerpos feminizados están tomando las calles, las conversaciones de las y los cualquiera y están produciendo un cambio en las subjetividades como no pasaba desde hace décadas, seremos acaso nosotras el sujeto político de una nueva revolución en ciernes.

Y en este sentido nos volvemos a preguntar: queremos una revolución feminista  para lograr la igualdad entre géneros, o acaso puede ser éste el puntapié para una humanidad emancipada e igualitaria a secas.

En plena cuenta regresiva, acompañamos el fervor feminista y aprovechamos una vez más para pensar cómo volver este mundo un lugar un poco mejor, en nuestra 56 deriva.

 

Fe de erratas: Fue Carol Hanisch quien popularizo con su ensayo la frase «Lo personal es político»

Descargar