De la germinación de la semilla a la semilla nueva se establece un ciclo vital y virtuoso que multiplica potencias y posibilidades en una parábola que luce su tiempo exacto sin por ello renunciar a la dispersión, al accidente,  a lo imprevisto.

Con los pies en la tierra, la mirada en el horizonte y el grito en el cielo, esta medianoche queremos explorar un legado natural y ancestral que aparece amenazado por la pulsión hegemónica del mercado y por la moda de lo verde y orgánico para encontrar en su hacer los alcances de un gesto político que se exprese más allá de la huerta.

¿Por qué cultivar es un hecho rebelde en sí mismo? ¿Alcanza solamente con la semilla para poder asir los frutos que nos subjetivicen? ¿Estaremos así cumpliendo con un mandato de la tradición o instaurando el mañana? ¿La defensa de lo propio es también una práctica limitante?

En Después de la Deriva queremos seguir la huella de una pelea por y con el territorio en una interpelación acerca de lo que consumimos, así se trate de alimentos o de hechos culturales.

Por las piedras, respetando los tiempos lentos y propios de todo proceso que se precie de su hondura, queremos emprender un viaje nocturno capaz de permitirnos vincular una conciencia donde lo ecológico no sea una etiqueta y la norma del buen vivir funcione como una bandera rigiendo el sueño de un mundo de iguales.

 

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