Llegamos al último programa del año y en Después de la Deriva queríamos cerrar este 2021 tejiendo conexiones y puentes.
Conexiones para demostrar cómo el sistema capitalista, en este caso a partir del extractivismo, arrasa y saquea territorios con las mismas lógicas en pos de la producción del capital, aunque lo disfrace de alimento, energía, etc.
Y puentes porque así como el enemigo es uno con sus múltiples tentáculos, desde abajo también nos organizamos y resistimos reconociéndonos cada vez más como parte de una lucha colectiva que pretende no sólo salvar a cada barrio o cada ciudad sino a la humanidad entera.
Porque no se trata sólo de echar a Porta de Córdoba o a Copetro de Ensenada, se trata de organizarse para poder ir pensando otras formas de producir y, sobre todo, de habitar este planeta que permitan que el ser humano no sea una mera pieza en el engranaje de la reproducción del capital.
Atravesadas y atravesados por el aniversario de 2001, -del que hemos querido rescatar la potencia del «que se vayan todos» como inauguración de un nuevo modo de pensar hacer la política por fuera de las instituciones, partidos y orgas tradicionales-, cerramos esta Deriva dialogando con tres potentes compañeras que reconocen en sus luchas semillas que florecerán mañana.
Que 2022 nos encuentre más cerca de ese mundo que anhelamos, ese mundo donde quepan muchos mundos.

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