Llegamos al último programa del año y en Después de la Deriva queríamos cerrar este 2021 tejiendo conexiones y puentes.
Conexiones para demostrar cómo el sistema capitalista, en este caso a partir del extractivismo, arrasa y saquea territorios con las mismas lógicas en pos de la producción del capital, aunque lo disfrace de alimento, energía, etc.
Y puentes porque así como el enemigo es uno con sus múltiples tentáculos, desde abajo también nos organizamos y resistimos reconociéndonos cada vez más como parte de una lucha colectiva que pretende no sólo salvar a cada barrio o cada ciudad sino a la humanidad entera.
Porque no se trata sólo de echar a Porta de Córdoba o a Copetro de Ensenada, se trata de organizarse para poder ir pensando otras formas de producir y, sobre todo, de habitar este planeta que permitan que el ser humano no sea una mera pieza en el engranaje de la reproducción del capital.
Atravesadas y atravesados por el aniversario de 2001, -del que hemos querido rescatar la potencia del «que se vayan todos» como inauguración de un nuevo modo de pensar hacer la política por fuera de las instituciones, partidos y orgas tradicionales-, cerramos esta Deriva dialogando con tres potentes compañeras que reconocen en sus luchas semillas que florecerán mañana.
Que 2022 nos encuentre más cerca de ese mundo que anhelamos, ese mundo donde quepan muchos mundos.
PROGRAMA #216 Chubutazo
La corporación minera, un entramado de capitales trasnacionales que avanza por el saqueo de los recursos naturales tiene a Chubut en la mira hace 19 años pero una comunidad organizada asambleariamente le fue cortando el paso.
El “No a la mina” en Esquel marcó un hito en la agenda de los pueblos en resistencia, pero la recurrente crisis provincial y las políticas de acogotamiento fueron generando una encerrona donde, sin embargo, la megaminería nunca apareció como una opción para la ciudadanía.
Sin embargo, el gobernador Mariano Arcioni, que como todo candidato con posibilidades de ejercer debió pasar el filtro anti-minero para poder avanzar electoralmente, pero venía impulsando activamente el desembarco de la actividad en el territorio, logró la semana pasada la sanción del proyecto de ley de Zonificación de la Actividad Minera que en los hechos convierte a la meseta provincial en zona de sacrificio y condena el futuro hídrico de Chubut y de la región.
La sanción de la norma a pedido de la empresa canadiense Pan American Silver, se dio tras una apretada y bochornosa sesión legislativa perpetrada a partir de la traición, que desató una rebelión popular que se diversifica por Chubut y que como respuesta desde arriba tiene una represión indiscriminada de las fuerzas de seguridad provinciales.
La entrega ambiental, la descarnada cara de la farsa democrática capitalista y la salvaje cacería de manifestante no ha hecho más que multiplicar las muestras de repudio en la provincia donde como imprevisto homenaje a las dos décadas del 19 y 20 de diciembre ha vuelto a resonar el grito de rabia “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Esa sumatoria de sucesos que desnudan de manera burda el agotamiento de un modelo en su noria crítica, repercutió en muchísimas ciudades del país donde movilizaciones y muestras de respaldo dan cuenta de un nuevo despertar de las conciencias a tono con semejante atropello.
Voces compañeras desde la provincia y también de otras luchas socioambientales nos ayudan a dimensionar la situación desde el aire nocturno de La Tribu, pero nos anima la decisión de ir un poco más lejos.
Entonces desde Después de la Deriva tendemos esos puentes que venimos sosteniendo contra viento y marea para vincular lo que asomó en 2001 con una manera imprescindible de abrazar la lucha, de ejercer la existencia, y nos unimos a esta pelea y a todas las que nos pemitan vislumbrar ese cambio urgente por un mundo que nos tenga de protagonistas y hacedoras de la igualdad, sin explotación de ningún tipo.
PROGRAMA #215: 19 Y 20 a dos décadas
Hablar de 2001 en Después de la Deriva es cultivar la lengua que procuramos habitar cada martes y no porque los resultados de aquella revuelta sean triunfales y le sigan marcando el pulso a la vida de los pueblos.
Hablar de 2001 es tender puentes entre las ideas que ardieron en esas calles y el mundo brutal y desigual que la gestión del capital sostiene por la vía democrática.
Hablar de 2001 es acercar a las noches de La Tribu una apuesta contra la representación, contra quienes trabajan de funcionarios y políticas, contra la desigualdad como pílar de la sociedad.
Hablar de 2001 es reponer el acontecimiento, la acción, la fiesta, el desborde y el interrogante porque de lo posible, de lo posible ya se sabe demasiado.
Hablar de 2001 es despreciar con fuerza a los afiches sonrientes, a cada candidatura, a los que mandan para que otros obedezcan, a la esperanza como religión, a la fe como pacientes.
Hablar de 2001 funciona como santo y seña que nos coloca en otras calles, ya no tan masivas, ya no encendidas, pero conservando unas huellas que aguardan por nuevos pasos, por otros desafíos.
Hablar de 2001 es asumir que la grieta existe y es entre aquellos y aquellas que viven de la prebenda y el pillaje y los y las cualquieras que no dejamos de soñar a partir de esos aprendizajes de adoquín y grito.
Hablar de 2001 significa asamblea, remite a horizontalidad, nos reparte la palabra y la rabia, se multiplica en cada grupo que resistiendo inventa que al buscar, encuentra que hay que seguir preguntando.
Hablar de 2001 no es negar la crisis que el sistema nos aplica con el mismo rigor que el gatillo fácil, es advertir que de ese tembladeral podemos salir bailando.
Hablar de 2001 es también entender todo lo que nos faltó y las carencias que nos pueblan, pero también nos enseña que la necesaria organización debe esquivar el molde burocrático que la acecha y desplegarse, siempre, abajo y a la izquierda.
A dos décadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, las fechas que sintetizan rebelión y oportunidad, celebramos poder juntar lo que nos queda de fuerza y de razón para seguir sintiéndonos vivos y en la senda donde encontrarnos a hacer lo que soñamos.
PROGRAMA #214 Chile: más allá de lo electoral, la revuelta continúa
La revuelta en Chile y sus consignas capaces de interpelar un sistema político y las raíces de la violencia estatal pero también de proponer otras formas de organizarnos para la existencia por fuera de la representación y la jerarquía, se sostiene latente aunque los procesos institucionales y electorales amenazan con cercarle los pasos.
La necesidad de arrancarse las normativas heredadas de la dictadura pinochetista que se mantuvieron intactas durante el período denominado democrático, convive tensamente con la inventiva colectiva desplegada en cabildos, asambleas y encuentros donde se balbucean otras maneras de dar vuelta esa taba.
Entre el marco legal y formal aparentemente necesario para un mientras tanto y las nuevas formas de tejernos en las fronteras de un modelo que no deja de dar señales de su carácter injusto y saqueador, nos invitamos a pensarnos con compañeras y compañeros más allá de las supuestas barreras de los territorios y sus banderas.
Entonces y mientras la sociedad chilena trajina una supuesta normalización que incluyó una constituyente y una primera vuelta electoral cuyo resultado definitivo se conocerá el próximo 19 de diciembre entre un candidato de la derecha más rancia y otro del espectro progresista, abrimos una vez más los micrófonos de La Tribu para charlar entre estos cualquiera que somos.
Y entre las expectativas, los dolores, las deudas y el empeño por modificar la situación, sentimos que al hablar de Chile hablamos de esas personas que aquí o allá nos debatimos por hallar una salida diferente a la encrucijada que impone el orden devastador del capital y que se expresa a través de sus gestores.
Con Karin Berlien Araos, doctora en ciencias económicas, directiva en la Universidad de Valparaíso e integrante del Foro de las Economías Transformadoras; con Mario Sobarzo, filósofo, docente e integrante de Editorial Quimantú; y con Irene Jara, activista chilena en redes que se tienden desde la Wallmapu del sur del país; compartimos diagnósticos y expectativas sin fronteras.
A días del vigésimo aniversario de nuestra revuelta de 2001 que asoma como referencia y también como señal del modo en que la estatilidad sabe recomponerse y devorar la novedad, en Después de la Deriva no dejamos de preguntar y preguntarnos acerca de estos andares que piensan, sueñan y hacen en torno a un cambio profundo que nos ponga en el sendero de la emancipación.
PROGRAMA #213 Animarnos a “Pensar sin Estado”
La tentación de la estatalidad como escenario mediador y conciliador a conquistar se nos aparece como una ficción y, más bien, lo consideramos un entramado de la gestión del capital que busca sostener, expandir y perpetuar una lógica jerárquica y colonialista.
Sostener estas nociones responden a una suma de factores, algunos de ellos empíricos, como el proceso que eclosionó el 19 y 20 de diciembre de 2001 pero que se fue macerando antes y se ramificó después; y otras se fundan en aportes al pensamiento como el que supo regalar el historiador Ignacio Lewkowicz con varios escritos, entre ellos, el fundamental “Pensar sin Estado”.
En busca de recuperar esas ideas que tomamos y traerlas al presente no como pieza de museo sino como invitación a nuevas y mejores aventuras por la emancipación que nos debemos, desde los micrófonos de La Tribu nos regalamos el encuentro compañero con la psicóloga Alejandra Grego y con el historiador Pablo Hupert.
Ella como parte de los grupos de estudio de Lewkowicz y él como discípulo de aquellas apuestas que profundizó en libros como “El Estado posnacional” y “Esto no es una institución”, nos ayudan a reflexionar en torno a las nuevas formas con las que el poder pretende organizarse desde arriba, a las dificultades que atraviesa en tiempos de crisis recurrentes, a la fugacidad de su entramado y a los modos que debemos transitar para tratar de construir un orden social muy otro.
Camino a las dos décadas de aquellas jornadas acontecimientales y no para dar cuenta de un aniversario sin carne, sin barro, ni piel; celebramos poder hallar estas voces que siguen interpelando a este tiempo brutal e injusto que se solaza con las ínfimas porciones de lo posible que el sistema aún arroja como prenda.
En Después de la Deriva, en cambio, queremos que estas palabras de fuegos que arden, incendian e iluminan, sigan convocando a esas reuniones diversas donde nos sentimos capaces de sentirnos nosotras, nosotros, nosotres.