Los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, de cuya factura e impunidad se cumplirán dos décadas el próximo domingo, aparecen como una postal de época cuyos efectos llegan hasta nuestros días.

Ambos jóvenes y consecuentes militantes del Movimiento de Trabajadores Desocupados eran parte de la irrupción política de un nuevo actor social piquetero que minó el final del gobierno de Carlos Menem y tuvo protagonismo en la rebelión que alcanzó su clímax en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

Sin querer romantizar las figuras de las víctimas ultimadas en el marco de una cacería represiva de la que aún nadie se hace cargo, aquellos muchachos integraban colectivos de personas marginadas por la lógica del capitalismo que forjaron un nuevo tiempo, el de la política hecha cuerpo a cuerpo, con más importancia en las bases que en los dirigentes.

Aquella matanza ordenada y perpetrada desde el Estado pero que aún espera por la responsabilidad de los funcionarios de turno, parece haber surtido efecto en la disputa por ver quién y cómo ganaba las calles.

Y aunque las hordas de seres desplazados viviendo en condiciones miserables sigue aumentando y regularmente muchos de ellos cortan arterias y reclaman, aquel horizonte que disputaba la comida y el plan pero también el sentido, se ha difuminado entre voceros papales y una práctica clientelar más parecida a la del sistema de partidos que a la alumbrada en asambleas y horizontalidades.

Esta noche junto al cineasta Patricio Escobar quien en las tradicionales vigilias de los 26 de junio en la Estación Darío y Maxi para exigir justicia y el fin de la impunidad estrenará un cortometraje que funciona como avance de “La crisis causó 2 nuevas muertes-Segunda Parte”, trataremos de pensar en torno a este devenir y gracias a su valiente investigación buscaremos perfilar más claramente quiénes fueron los titiriteros detrás del doble crimen.

En nombre de esas rebeldías que portan nombres y rostros que alumbran el camino y también de las rabias que nos permiten distinguir a los personeros de la miseria y la violencia, en Después de la Deriva saludamos la memoria de los compañeros caídos sin dejar de dar batalla por el mundo de iguales que tenemos que forjar.

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