Asomarnos a los días críticos que viven las personas que habitan Ecuador es no solamente una suerte de obligación que intenta ayudar a desenmascarar al Estado represor y asesino que comanda el presidente Guillermo Lasso, sino fundamentalmente tratar de comprender el escenario político que por impulso de las organizaciones indígenas tiene al país alzado desde hace más de 15 días.

Y aunque las fronteras, los himnos, las banderas y la composición étnica de cada país marcan matices y diferencias, de pronto encontramos que la lucha valiente y constante que se despliega en Ecuador habla la misma lengua de peleas que se suceden –con distinta escala- en otras regiones del continente.

Y si bien en la primera plana del paro y los cortes de rutas aparece el precio de los combustibles que condena a una miseria aún mayor a las poblaciones indígenas y campesinas que laboran la tierra, al dialogar con compas del Colectivo Desde El Margen hallamos más hondas razones que explican la revuelta y la organización.

El decisivo rechazo de las comunidades implicadas y de habitantes de otras regiones del país a las exploraciones y proyectos extractivistas ocupa un lugar central en la agenda popular, en la disputa abierta entre el modelo de saqueo propio del sistema y esa otra vida que late, nutre y se esparce entre las gentes.

Por fuera de eufemismos oficiales que allá o aquí refieren a supuestos planes de desarrollo y progreso, hay una decisión tejida abajo y a la izquierda de defender la intensa y diversa vida que puebla nuestras geografías como un modo íntegro y cabal de asumir la propia existencia.

Semejante pelea y la magnitud de la represión estatal conforman un mismo mapa de situación que da cuenta de dos maneras radicalmente opuestas e incompatibles de habitar, de ser y estar, de proyectarse.

Como gesto de apoyo a esas poblaciones marginadas, resistentes y encendidas pero fundamentalmente entendiendo que padecemos los mismos males emanados de la democracia capitalista y quienes la encarnan y sostienen, en Después de la Deriva saludamos el nuevo despertar que emerge en Ecuador frente a un problema que nos golpea por igual y para el que debemos construir una respuesta igualitaria, global y emancipadora.

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