Mientras en los salones del poder se reúnen en modo festival para tratar de dotar a la democracia capitalista de valores de los que prescinde (entre ellos la imaginación necesaria para asumir la igualdad) y otros que no para de agravar como el despojo y la miseria, en Después de la Deriva elegimos jugar con otra palabra que también puede resultar engañosa.

Aprovechando un nuevo aniversario de la denominada Revolución de Mayo decidimos –tal y como solemos proponer en tantas noches- poner a rodar la palabra entre compañeras y compañeros, tan cualquieras como quienes sostenemos este espacio, para preguntarnos qué significa hacer la revolución hoy en día.

Lejos de las gestas patrióticas y también de las conformaciones creadas para la batalla y la toma del poder, el aroma revolucionario perfuma como amenaza, como chance, como atisbo de un cambio radical que se torna siempre imprescindible y por esos senderos inciertos pero nunca tibios, elegimos caminar, siempre.

Rueda de voces e ideas, aportes que se levantan entre el hastío y la confusión, pensamientos rabiosos, prácticas que se expresan, un juego colectivo que arrima brasas, ramitas, vientos a ese fuego común que pide alimento, determinación, comunidad y sueños.

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