PROGRAMA #302 PALESTINA LIBRE

Cuando el 7 de octubre pasado Hamas atacó diferentes puntos de Israel y tomó el control del muro construido para aislar a los palestinos todos los medios internacionales se hicieron eco del horror de las muertes de civiles y secuestros en manos de este grupo.
Conmocionados por esos crímenes sin sentido en un contexto que excede a los pueblos, en Después de la Deriva queremos una vez más situar estos hechos en un devenir, en el que las muertes constantes de palestinos por parte del Estado israeilí no son tapa de ningún diario.
Para hacer este recorrido histórico, que comienza después de la segunda guerra, invitamos al sociólogo Gabriel Sivinian, integrante de la cátedra Libre de Estudios Palestinos a contarnos el origen de este conflicto, que ya lleva décadas y que recrudece cada tanto cobrándose cientos de vidas, sin que haya por el momento ninguna posibilidad de resolución.
El proyecto sionista que impone el desplazamiento de la población de la Palestina histórica a través de múltiples formas que van desde la apropiación del agua hasta el asesinato directo, no es más que una forma de colonialismo semejante a lo que se dio en la conquista de américa en los siglos XV y XVI.
En otro capítulo de esta novela terrorífica, allá por 2009, las y los compas zapatistas decían:

No muy lejos de aquí, en un lugar llamado Gaza, en Palestina, en Medio Oriente, aquí al lado, un ejército fuertemente armado y entrenado, el del gobierno de Israel, continúa su avance de muerte y destrucción.
Los pasos que ha seguido son, hasta ahora, los de una guerra militar clásica de conquista: primero un bombardeo intenso y masivo para destruir puntos militares “neurálgicos” (así les dicen los manuales militares) y para “ablandar” las fortificaciones de resistencia; después el férreo control sobre la información: todo lo que se escuche y vea “en el mundo exterior”, es decir, externo al teatro de operaciones, debe ser seleccionado con criterios militares; ahora fuego intenso de artillería sobre la infantería enemiga para proteger el avance de las tropas a nuevas posiciones; después será el cerco y sitio para debilitar a la guarnición enemiga; después el asalto que conquiste la posición aniquilando al enemigo, después la “limpieza” de los probables “nidos de resistencia”.
El manual militar de guerra moderna, con algunas variaciones y agregados, está siendo seguido paso a paso por las fuerzas militares invasoras.
Nosotros no sabemos mucho de esto y, es seguro, hay especialistas sobre el llamado “conflicto en Medio Oriente”, pero desde este rincón algo tenemos que decir:
Según las fotos de las agencias noticiosas, los puntos “neurálgicos” destruidos por la aviación del gobierno de Israel son casas habitación, chozas, edificios civiles.
No hemos visto ningún bunker, ni cuartel o aeropuerto militar, o batería de cañones, entre lo destruido. Entonces nosotros, disculpen nuestra ignorancia, pensamos que o los artilleros de los aviones tienen mala puntería o en Gaza no existen tales puntos militares “neurálgicos”.
No tenemos el honor de conocer Palestina, pero nosotros suponemos que en esas casas, chozas y edificios habitaba gente, hombres, mujeres, niños y ancianos, y no soldados.
Tampoco hemos visto fortificaciones de resistencia, sólo escombros.
Hemos visto, sí, el hasta ahora vano esfuerzo de cerco informativo y a los distintos gobiernos del mundo dudando entre hacerse patos o aplaudir la invasión, y una ONU, ya inútil desde hace tiempo, sacando tibios boletines de prensa.
Pero esperen. Se nos ha ocurrido ahora que tal vez para el gobierno de Israel esos hombres, mujeres, niños y ancianos son soldados enemigos y, como tales, las chozas, casas y edificios donde habitan son cuarteles que hay que destruir.
Entonces seguramente los fuegos de artillería que esta madrugada caían sobre Gaza eran para proteger de esos hombres, mujeres, niños y ancianos, el avance de la infantería del ejército de Israel.
Y la guarnición enemiga a la que quieren debilitar con el cerco y sitio que se está tendiendo en torno a Gaza no es otra cosa que la población palestina que ahí vive. Y que el asalto buscará aniquilar a esa población. Y que cualquier hombre, mujer, niño o anciano que logre escapar, escondiéndose, del asalto previsiblemente sangriento, será luego “cazado” para que la limpieza se complete y el jefe militar al mando de la operación pueda reportar a sus superiores “hemos completado la misión”.
Disculpen de nuevo nuestra ignorancia, tal vez lo que estamos diciendo no venga, en efecto, al caso, o cosa, según. Y que en lugar de estar repudiando y condenando el crimen en curso, como indígenas y como guerreros que somos, deberíamos estar discutiendo y tomando posición en la discusión sobre si “sionismo” o “antisemitismo”, o que en el principio fueron las bombas de Hamás.
Tal vez nuestro pensamiento es muy sencillo, y nos faltan los matices y acotaciones tan necesarios siempre en los análisis, pero, para nosotras, nosotros, zapatistas, en Gaza hay un ejército profesional asesinando a una población indefensa.
Por lo demás, pasará lo que de por sí va a pasar. El gobierno de Israel declarará que le propinó un severo golpe al terrorismo, le ocultará a su pueblo la magnitud de la masacre, los grandes productores de armamento habrán obtenido un respiro económico para afrontar la crisis y “la opinión pública mundial”, ese ente maleable y siempre a modo, volteará a mirar a otro lado.
Pero no sólo. También va a pasar que el pueblo Palestino va a resistir y a sobrevivir y a seguir luchando, y a seguir teniendo la simpatía de abajo por su causa.
Y, tal vez, un niño o una niña de Gaza sobrevivan también. Tal vez crezcan y, con ellos, el coraje, la indignación, la rabia. Tal vez se hagan soldados o milicianos de alguno de los grupos que luchan en Palestina. Tal vez se enfrente combatiendo a Israel. Tal vez lo haga disparando un fusil. Tal vez inmolándose con un cinturón de cartuchos de dinamita alrededor de su cintura.
Y entonces, allá arriba, escribirán sobre la naturaleza violenta de los palestinos y harán declaraciones condenando esa violencia y se volverá a discutir si sionismo o antisemitismo.
Y entonces nadie preguntará quién sembró lo que se cosecha.

Vaya esta Deriva tratando de preguntar (nos) quién sembró y qué sembró. Vaya esta deriva tratando de sembrar nuevas semillas que permitan florecer nuevos mundos, en medio oriente, en todo el planeta.

PROGRAMA #301: HISTORIA DEL AGUA EN MENDOZA Y OTRAS BÚSQUEDAS

Acá estamos haciendo historia en tiempo presente mientras Medio Oriente regresa a las portadas del mundo, no para denunciar los atropellos sistemáticos del estado imperial y asesino de Israel, sino para mostrar la escalada criminal de Hamas, en una encrucijada que nos debe obligar a tomar dimensión política que no es el fanatismo religioso y terrorista ni mimetizarnos con el enemigo aquello que nos sacará de este hoy desolador.

Pensar las maneras de estar “Después de la Deriva” también es esta noche para las personas que sostenemos este espacio, presentar la película “HAM (Historia del Agua de Mendoza)” y a dos de sus mentores: el director Bernardo Blanco y la productora periodística Marcela Naciff, quienes plasman en el documental la imponente y silenciada lucha popular contra los extractivismos en 2019 y la ponen en diálogo con otras epopeyas y resistencias de similar carácter.

Y lo es, además, seguir recogiendo las voces compañeras en torno a la inquietud aniversario acerca de si consideramos que andamos a la deriva y de qué manera nos salimos de esa maraña.

Muchos afluentes en busca no ya solamente de respuestas sino de modos de hacer y de encontrarnos, de asumir el desastre al que nos trajo el capitalismo y su sálvese quién pueda y de seguir insistiendo acerca de que el camino de la emancipación será aquel que podamos inventarnos enlazando mundos, sueños y voluntades.

PROGRAMA #299: ¿A qué te podés acostumbrar?

El 18 de septiembre de 2011, cuando se cumplía el quinto aniversario de la segunda desaparición de Jorge Julio López, en un edificio en La Plata había una pintada que decía: 5 años sin Julio López, ¿A qué te podés acostumbrar?.

Quienes hacemos después de la deriva intentamos que esa pregunta, que apela a aquello que en principio nos puede parecer intolerable y con el tiempo terminamos naturalizando, se reedite en cada programa.
No queremos acostumbrarnos a las y los compañeros del Tercer Malón de la Paz en Plaza Lavalle, no queremos incorporarlos al paisaje del microcentro de la ciudad porque ellas y ellos están a cientos de kilómetros de sus casas, donde dejaron familia, amigos, su vida, para llegar a la Ciudad de Buenos Aires a defender el agua y la vida de todes.
Entonces buscamos sus voces, la de Néstor, Maryta, Carmen y Ariel que llevan más de un mes acampando en la plaza porteña, y les volvemos a preguntar por qué están acá, para recordarnos y recordar, para que no se haga costumbre lo que es intolerable.
Pero quienes habitamos la ciudad tampoco queremos pensar y sentir que las urbes son propiedades de otros, de otras, queremos y nos debemos pensar una urbanidad menos hostil, donde el mal vivir no sea lo dado, lo único a lo que podemos aspirar; y entonces hablamos con Patricia Pintos sobre el extractivismo urbano y cómo las ciudades se fueron poniendo al servicio del capital, de los mismo que, en definitiva, desaparecen a López y revientan los territorios.
Vaya esta deriva porque no nos queremos acostumbrar a nada de todo eso. Vaya esta deriva con la obstinada costumbre de querer vivir mejor.

PROGRAMA #298 Huahuel Niyeo, gestión comunitaria de las cuencas de agua

La confluencia de varias cooperativas locales en Ingeniero Jacobacci o Huahuel Niyeo como los lugareños prefieren llamar al lugar utilizando la lengua mapudungun, recoge una tradición comunitaria en tiempo presente para hacer frente a la defensa y el uso responsable y común del agua.

La ciudad rionegrina está en el centro-sur de la provincia en el medio de la estepa patagónica, una zona semiárida donde por año llueven entre 140 y 150 milímetros de agua y que cuenta con poco más de 10.000 habitantes, casi todos población urbana y muy escasos en la zona rural.

Allí y sin dejarse arrastrar por las políticas extractivistas del ejecutivo provincial que hasta se sumó a la convocatoria del Ministro del Interior Wado de Pedro y firmó un acuerdo con la empresa israelí de aguas Mekorot, la comunidad viene asumiendo la gestión comunitaria de las cuencas de agua que surcan ese territorio.

Carlos Irasola y Antonio “Gorrión” Curruman, dos de los compañeros que sostienen esa singular experiencia horizontal, repasan algunos aspectos organizativos de una apuesta que a partir de ponerse una meta no se limita a la hora de, inclusive, salir a buscar apoyos internacionales y estatales para sostener y plasmar la iniciativa.

El agua, la tierra y los alimentos constituyen el eje de una existencia que no por básica se limita a la mera observación de un destino sino a la decisión de asumir lo esencial y construir desde esa perspectiva.

Los buenos ejemplos colectivos que enseñan el modo de enfrentar la barbarie capitalista como el de esta comunidad de Río Negro, son aquellos que ponemos a circular en “Después de la Deriva” con la explícita intención de no resignarnos ni dejarnos obnubilar por las promesas y los desvaríos de campaña, gane quien gane y gobierne quien gobierne porque sabemos que no es por allí.