Los contornos de la utopía se van re-configurando y desvaneciendo entre prácticas e ideas, pensamientos y acciones, en un juego de tensiones donde la primera y aparente única opción pasa por ligarla a los grandes procesos de arriba, a la toma del poder, a los cambios estructurales que se derramen por obra de un líder o lideresa.
Otros grupos creen en el poderío de su organización puesto a jugar en el laberinto del estado, las elecciones y el entramado de la burocracia partidaria, representativa y jerárquica.
Al calor de otras experiencias históricas y al impulso que el zapatismo colocó en la vidriera mundial a partir de su irrupción en enero de 1994 donde la construcción comunitaria constituye un entramado en sí mismo que plasma formas de relacionarse por fuera de la lógica sistémica, existe una subjetividad latente en torno a la generación de espacios que, como los denomina el historiador Jerome Baschet, estén librados de capitalismo.
Lejos de las luces y las marquesinas del escenario de la política global en la Venezuela surcada por una profunda crisis económica y donde pareciera que la alternativa se juega solamente en la disputa por estirar el agonizante sistema chavista hoy encarnado por Nicolás Maduro o ceder a la voracidad imperial, nos topamos con la experiencia de Cecosesola que hoy queremos empezar a compartir desde los micrófonos de La Tribu.
Compañeras y compañeros que desde 1967 se encuentran asociativamente para atender las necesidades vitales de salud, alimentación, transporte y hasta funerarias, que fue el primer impulso que puso en marcha la reunión de voluntades en la ciudad de Barquisimeto.
Este primer acercamiento a la terea social, productiva y mancomunada de Cecosesola se nos aparece como una profunda y diversificada actividad concreta de un enorme grupo de personas que encarna la decisión de –ni más ni menos- tomar la vida en sus manos no ya por la mera existencia sino para ejercer y sostener otros modos.
En Después de la Deriva nos invitamos a asomarnos a estas prácticas que se despliegan en lo cotidiano y en su propia dinámica dan forma a un ejercicio vital de la igualdad para así demostrar, como expresa uno de sus documentos, que “otro mundo es posible” y esa afirmación no se trata de un slogan publicitario de campaña.