Siguiendo la secuencia que abrió nuestra anterior deriva cuando hablamos con su director de la película “Antón Pirulero”, hoy trataremos de adentrarnos en terrenos más resbalosos. Aceptamos que el cine tiene hoy la potencia de ser un hábito compartido masivamente por toda la humanidad y eso puede ser un arma de doble filo.

Porque la historia muestra que ninguna acción realmente liberadora nace desde el corazón de una costumbre hegemónicamente compartida, sino de su capacidad para subvertirla. Entonces tenemos que interrogarnos si basta para cumplir una función emancipadora ver una película en donde narra como la justicia del pueblo vence a la injusticia de los poderosos. Quizás detrás de esta aparente evidencia estemos descuidando otra emancipación, quizás más poderosa, que es la emancipación del espectador frente al Films que se lo ofrece.

¿Podemos hablar de un acto de emancipación por medio del cine cuando el espectador queda totalmente absorbido y tomado por una película? ¿Cuáles son los mecanismos por los cuales se anula la capacidad reflexiva del género humano cuando está frente a la pantalla?

Quizás el primer paso para que el cine tenga una chance rupturista sea deconstruir estos engranajes a veces difíciles de detectar. Por eso trataremos de ver dentro del cine de autores quienes bregan para subvertir la posición clásica del espectador con la imagen. Todo esto sin descuidar que esta deriva número 73 nos pueda poner en contacto con algunos estrenos argentinos dignos de ser tomados en cuenta.

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