Mientras el horizonte político actual parece ceñirse a golpes de ajustes, recortes, tarifazos e impacto inflacionario, esta medianoche vamos a proponernos hablar del presente a partir de una experiencia que tiene más de 110 años de ocurrida.
La huelga de inquilinos, desatada en los conventillos de la zona sur de la capital porteña y multiplicada en otras barriadas argentinas, fue una medida de acción directa que tuvo un componente de clase y una forma de organización que se nos ocurre como inspiración para asumir las crisis de hoy.
Por eso, sin detenernos en la mera anécdota de aquella lucha con enorme protagonismo inmigrante, obrero y femenino, en Después de la Deriva queremos desentrañar algunas señas de aquella epopeya para intervenir en el hoy.
¿Qué podemos inventar para golpear al sistema y sus lógicas? ¿Cuáles son los modos de organización capaces de poner en jaque a quienes sostienen la desigualdad y las jerarquías? ¿Será el lugar de la víctima el único sitio desde donde pueden irrumpir resistencias? ¿Hay modo de asumir la política sin resignarse a las normas de los representantes y sus leyes?
Aquel espejo de inicios del siglo pasado, como el de la Guerra del Agua en Bolivia o las ramificaciones y enseñanzas de nuestra epopeya dosmilunera, son acontecimientos que nos convidan a la aventura de seguir pensando y poniendo en acto las maneras de zarpar con miras al futuro.
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