De la mano del compañero Manuel Rozental regresamos a Colombia, a sus complejidades particulares y también generales que nos permiten hablar de un territorio aún surcado por la guerra y el narco, a la vez que procurando darle forma a un proceso de política gubernamental que va a contrapelo de otras gestiones continentales.

En este caso y para visitar las aristas de un gobierno que desde el ministerio de agricultura bosqueja procedimientos de reforma agraria, presentamos a Héctor Mondragón, un consecuente luchador por los derechos de los pueblos originarios que pagó con la cárcel, la tortura y el exilio ese posicionamiento inclaudicable.

Recientemente nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Sucre y funcionario en el área de Agricultura, Mondragón repasa en primera persona el contexto general, la situación colombiana en el mapa regional, las limitaciones que impone el sistema capitalista y su propio rol en esa trama.

“Mi interés por la cuestión agraria se concentró en el estudio de las
concepciones sobre la economía campesina. También de las teorías de la renta de la tierra, que desde entonces he aplicado a la investigación de la realidad colombiana. Una contribución de Carlos Marx que sigue siendo vigente para entender el problema agrario en nuestro país es su teoría de la renta de la tierra, que explica por qué la concentración de la propiedad provoca sus altos precios y ellos se convierten en una traba para el desarrollo económico”, señaló el propio militante al momento de recibir la distinción universitaria.

En otro tramo de la conferencia, indicó: “Me honra que desde el 7 de agosto de 2024 en la Unidad de Restitución de Tierras y luego en
el Ministerio de Agricultura puedo poner un grano de arena en el reconocimiento de los Otros y sus derechos, en lo que espero que sea una apertura hacia lo visión que con el doctor Mario Valderrama expusimos en 1997 en el libro ‘Desarrollo y Equidad con Campesinos’, una exposición de la vía campesina para Colombia.
La alternativa entre las vías de desarrollo no es un asunto meramente económico, sino político, social, cultural y ambiental. Aunque tengan 100 años los escritos de José Carlos Mariátegui sobre el gamonalismo, pueden aplicarse a la vida política colombiana, porque el incremento de concentración de la propiedad de la tierra ha fortalecido el poder local de las élites y su predominio en el legislativo nacional. La cuestión de la tierra impone entonces la investigación de la territorialidad, la cual plantea quién controla el territorio y hacia qué objetivos lo dirige. La territorialidad de los gamonales
se convierte ahora en la territorialidad de quienes despojan a las comunidades convirtiendo a sus integrantes en mano de obra barata o en población indigente”.

Con el uso de la tierra y quienes la habitan como eje, en esta charla con “Después de la Deriva” Mondragón y Rozental visitan ese dilema y las encrucijadas a enfrentar sin por ello desconocer en qué hora política se desenvuelve esa pelea para, además, mostrar las propias limitaciones del dispositivo estatal para atender y contener las necesidades y demandas de los pueblos.

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