La emergencia política, social y cultural generada por el arribo de Javier Milei al gobierno ha provocado reacomodamientos que van desde las sorpresas a las rendiciones, pasando por especulaciones, sorpresas y nuevos frentes de combate.

Este escenario se despliega en momentos donde entre las subjetividades dominantes toma cuerpo la expresión de la resiliencia, una cualidad ligada originalmente a la psicología para enfrentar sucesos irreversibles como ausencias o hechos traumáticos pero, que, a partir de ser utilizada por el entonces presidente norteamericano Barack Obama en el Foro de Davos de 2013, se incorporó al diccionario de las relaciones sociales para otorgarle una nueva categoría de carácter individual a la sumisión.

Lejos de las nociones ligadas a la explotación, las desigualdades y la lucha de clases, la resiliencia es, como bien la definió el sociólogo alemán Ulrich Beck, una estratagema para contemplar “una solución biográfica a las contradicciones sistémicas”.

La exploración de este término y su uso en la esfera de las sociedades actuales es abordada por el filósofo italiano Diego Fusaro en su libro «Odio la resilencia. Contra la mística del aguante» donde cada persona habita la eterna repetición de un presente que no puede ser modificado pero al que sí hay que adaptarse sin quejas ni reclamos y sin siquiera intentar organizarse colectivamente para enfrentarlo.

En “Después de la Deriva”, que esta noche llega a su emisión 335, somos consecuentes impulsores de nuevas formas de agruparse para así inventar nuevos horizontes que procuren expandir los acotados límites de una imaginería política que en muchos casos nos congela en la repetición del rechazo.

Pero frente al totalitarismo capitalista y su forma mercancía como único sitio de intercambios y cruces, y volviendo al libro de Fusaro recientemente editado en español, recogemos ideas de Adorno (“Si algo se puede transformar, entonces ese algo no es todo”) y, desde esa premisa, también de Marcuse (“el pensamiento es esencialmente la negación de la realidad que tenemos adelante”), para saludar la presencia de dos espacios resistentes a este presente.

Tanto desde la Usina Mutual Cultural en el Barrio porteño de Barracas como desde el agrupamiento para liberar a las personas detenidas en el contexto de las movilizaciones de rechazo a la Ley Bases, charlaremos acerca de las formas en que nos juntamos para enfrentar activamente el desastre actual y, si podemos también, imaginar ese mañana que anhelamos.

 

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