El 18 de septiembre de 2011, cuando se cumplía el quinto aniversario de la segunda desaparición de Jorge Julio López, en un edificio en La Plata había una pintada que decía: 5 años sin Julio López, ¿A qué te podés acostumbrar?.
Quienes hacemos después de la deriva intentamos que esa pregunta, que apela a aquello que en principio nos puede parecer intolerable y con el tiempo terminamos naturalizando, se reedite en cada programa.
No queremos acostumbrarnos a las y los compañeros del Tercer Malón de la Paz en Plaza Lavalle, no queremos incorporarlos al paisaje del microcentro de la ciudad porque ellas y ellos están a cientos de kilómetros de sus casas, donde dejaron familia, amigos, su vida, para llegar a la Ciudad de Buenos Aires a defender el agua y la vida de todes.
Entonces buscamos sus voces, la de Néstor, Maryta, Carmen y Ariel que llevan más de un mes acampando en la plaza porteña, y les volvemos a preguntar por qué están acá, para recordarnos y recordar, para que no se haga costumbre lo que es intolerable.
Pero quienes habitamos la ciudad tampoco queremos pensar y sentir que las urbes son propiedades de otros, de otras, queremos y nos debemos pensar una urbanidad menos hostil, donde el mal vivir no sea lo dado, lo único a lo que podemos aspirar; y entonces hablamos con Patricia Pintos sobre el extractivismo urbano y cómo las ciudades se fueron poniendo al servicio del capital, de los mismo que, en definitiva, desaparecen a López y revientan los territorios.
Vaya esta deriva porque no nos queremos acostumbrar a nada de todo eso. Vaya esta deriva con la obstinada costumbre de querer vivir mejor.
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