Desde hace un tiempo en Después de la Deriva tomamos la decisión de trascender el estudio de radio y la hechura del programa para visitar los territorios de los que tantas veces hemos contado sus historias.
Así llegamos como colectivo a Andalgalá en octubre, donde fuimos parte de la organización del Festival Puentes de Agua; a Mar del Plata en enero, para participar del Atlanticazo; y de Exaltación de la Cruz, donde también le pusimos el cuerpo al armado de un encuentro, siempre haciendo pie en las organizaciones locales, acompañando.
En ese contexto llegamos a Esquel por el aniversario de los 20 años del plebiscito en el que el pueblo dijo no a la mina.
Sabemos, y quienes escuchan el programa también, que el efecto Esquel fue un faro en la lucha socioambiental del país, y de toda Latinoamérica.
Pero solo estando en Esquel se puede entender y sentir lo que es un pueblo entero con una decisión firme: el pueblo manda, el gobierno obedece.
Y el pueblo le dice No a la megaminería en su territorio, pero también es y fue parte de todas las luchas dan en la provincia: la docente, contra la explotación de uranio, de petroleras off shore, contra la usurpación de privados en las naciones de los ríos, contra la criminalización del pueblo mapuche y un sinfin de resistencias.
Estos días en Esquel fueron de fiesta, pero también de encuentro y enlace de todas esas resistencias. Porque el enemigo es enorme, pero nosotras, nosotros, somos capaces de organizarnos no sólo para frenar o revertir los avances del extractivismo, sino para comenzar a hacer y pensar otro mundo en el que queremos vivir.
Vaya en esta deriva un pequeño registro de algunas de esas voces que sonaron en Esquel y que desde sus territorios luchan y construyen un presente y un futuro donde quepan muchos mundos.

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