«Quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro.»
La frase claro, es de George Orwell en su novela 1984.

La distopía informacional y de control, sin embargo, no se da solo en obras de ficción. Escenarios de desinformación organizada, ausencia de transparencia en la toma de decisiones, grandes empresas de comunicaciones y lógicas a favor de los grupos de poder concentrado son algunas de las características que parecen regir gran parte de las lógicas de esta actividad. Cuando además se direccionan a los llamados extractivismos, gran parte del periodismo empresarial deambula entre el mero silencio o la abierta publicidad. Una complicidad abierta que genera múltiples efectos en nuestros tiempos y espacios.

Sin embargo, diferentes excepciones recorren otras búsquedas bien distintas. Intentos por habilitar las preguntas que suelen soslayarse y naturalizarse, maneras de ponerse a disposición de las comunidades y los territorios, y no de los grandes negocios y de las formas de control institucionales. Tres de esas personas que sin dudas ejercen otro tipo de periodismo en nuestro país son Anabel Pomar, Darío Aranda y Natalia Concina. Tres periodistas que hace mucho tiempo (y por suerte) vienen caminando del lado de las comunidades. En este nuevo programa de Después de la Deriva, número 239, tendremos la posibilidad de poder conversar con tres compañeres, tres trabajadores que ejercen otro tipo de periodismo y que han logrado de diferentes modos abrir otros caminos, alternativos a los hegemónicos.

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