Mientras las llamas siguen ardiendo en el norte de la provincias de córdoba, y en otras provincias como San Luis, La Rioja y Tierra del Fuego, las comunidades continúan organizándose para combatirlas con poca ayuda estatal tanto para la prevención como para la extinción del fuego.
La experiencia de estas organizaciones, que esta noche en Después de la Deriva se hace presente en la voz de compañeros y compañeras de las Brigadas Forestales de Kamchira, Cerro Azul, Sierras Chicas, Isquitipe y Chavascate del norte cordobés, dan cuenta de cómo son las y los habitantes de los territorios quienes tienen las mejores respuestas acerca de cómo cuidar los ambientes que habitan, tan necesario para su subsistencia.
Expandir la frontera agropecuaria, tender una carretera para el tan mentado progreso, urbanizar, explotar más la actividad turística, son algunos de los móviles que están detrás de quien prende la mecha, sin importarles quiénes viven en el monte y del monte pero en armonía desde hace décadas.
Y una vez prendido el fuego, el Estado tampoco sabe cómo contenerlo, mandado a bomberas y bomberos voluntarios de ciudades con entrenamiento en combatir incendios en edificios pero no monte adentro, exponiendo sus vidas y las del resto.
Pero los incendios forestales no son un hecho aislado, sino parte del modelo de producción extractivista que lo mismo siembra glifosato contamina cursos de agua en ríos o hace explotar montañas en busca de minerales.
La pregunta del para qué se renueva en cada historia que conocemos y nos fuerza a pensar en común cómo dejar de resproducir un sistema que es, en definitiva, incompatible con la vida misma.
Vaya esta deriva en busca continuar escuchando voces que nos permitan comenzar a construir otro mañana, donde el agua y el fuego no sean una amenaza, sino parte de la vida.-

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