En un contexto donde la polarización arrasa con los matices y el prisma se acota a apenas dos posiciones, en Después de la Deriva queremos celebrar la posibilidad de re-conocernos como parte de un afluente de ideas y prácticas que alejadas de las aplastantes nociones dicotómicas aporta una voz disonante, coral y no domesticada a gusto y placer del sistema y sus disidencias permitidas.
Esa respiración que nos define y sostiene tiene esta noche un nuevo y valioso capítulo gracias a la charla con Óscar Olivera, un militante boliviano que desde Cochabamba y a 20 años de la denominada Guerra del Agua que lo tuvo en el frente de batalla, sigue haciendo y pensando en fornas de organizarse por abajo, sin jerarquías y lejos de la tutela estatal.
Recorrer con Olivera los pliegues de la gestión de Evo Morales y analizar desde allí el rotundo triunfo del MAS en las elecciones presidenciales del domingo 18 de octubre, aporta la posibilidad de leer la contingencia con otros ojos, sin perder jamás de vista la potencia real y rebelde que habita en los sistemas comunales donde los problemas y las soluciones se conjugan en plural.
No se trata aquí de minimizar el resultado electoral que marcó la salida del gobierno de facto de Jeanine Áñez sino de permitirnos ver que por fuera de esa coalición reaccionaria pero también más allá del seno del movimiento ganador, hay una otra realidad colectiva que existe y no quiere quedar atrapada en la simplificación que al dividir solamente por dos quiere garantizar una institucionalidad que nada cambie.
Vaya este programa de martes por La Tribu como un aporte a la realidad completa de Bolivia y también como señal de las maneras de resistencia, rebeldía y organización que aunque sean invisibilizadas en la aparente contienda de arriba son las que -más allá de fronteras y particularidades- nos permiten no dejar de andar hacia ese mundo común e igualitario que anhelamos.
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