Un nuevo gobierno fue ungido en las elecciones presidenciales celebradas el domingo pasado y el resultado de la votación parece permitir, al menos, tres visiones: La felicidad por quitar del poder a una administración enemiga, la satisfacción por el regreso del peronismo con la probada fuerza desplegada a partir de su unidad y, al calor de ello, un rechazo cada vez más marcado y menos moderado.
Aquí en Después de la Deriva donde descreemos del dispositivo estatal de la democracia y de los representantes encargados de la administración del capital, volvemos a elegir tomar distancia del acto comicial pero procuramos poner en perspectiva qué maneras tenemos de organizarnos para darle batalla al sistema y sus dispositivos.
Para tratar de vislumbrar esa perspectiva capaz de desarmar el sentido dado a las caracterizaciones de ocasión acerca de denominaciones como la derecha, lo popular, la reacción, lo inclusivo, la corrupción o la república, esta noche en La Tribu volveremos a rodearnos de voces compañeras en busca de otras subjetividades.
Un manifiesto abierto del que nuestros invitados de hoy participaron proponía un día después de las PASO “nuestra tarea consiste en sostener el festejo, abrazar y hablar con los amigos, abrazarnos y hablar con cualquiera en quien podamos reconocernos, a su vez, como otro cualquiera. Interpretemos lo que haya que interpretar para atrapar ese resto imprescindible, fabulemos, contagiemos, propaguemos encuentros y mantengamos en juego lo que realmente está en juego”.
Aceptando esa hipótesis corporal y sensitiva nos preguntamos ¿Será la crisis un borde infranqueable para la euforia electoral y, en cambio, una oportunidad para seguir encontrándonos en busca de una vida mejor? ¿Estaremos en condiciones de ser garantes de una política que se mueva de sus casillas e invente algo nuevo? ¿La ola feminista muestra los alcances y también los límites de esa potencia en ciernes?
Más allá de la contienda electoral y la movilización ciudadana para decir lo suyo a través de esa norma, esperamos delinear los trazos de otros modos de organizarnos, confluir y pelear para que el presente abandone esta dicotómica letanía y sea capaz de latir como epopeya común en manos cargadas de futuro.
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