La calle como espacio es un sitio que invita a diversas posibilidades en clave colectiva y de disputa que pasan por tomarla, ocuparla, llenarla de contenidos y permitir la libre circulación de personas e ideas.
Pero y además, es un lugar donde las subjetividades grupales recogen memorias y tradiciones de revueltas y rebeldías que abrieron cauces para el trabajo, la expresión, la política.
Con esas premisas como intenciones seductoras, esta noche en la centésima emisión de Después de la Deriva a través de La Tribu queremos agitar ese ámbito que nos convoca a partir de las experiencias de compañeros y compañeras que la habitan vitalmente.
Tomar el espacio urbano para la creación, la protesta, la denuncia, el intercambio se nos aparece como un destino común y convocante para caminar la siempre dificultosa geografía urbana como ámbito donde desplegar otras formas de encontrarnos, pensar y hacer.
¿Son tiempos complejos para ocupar creativamente las calles? ¿Toda movilización pone en cuestión la lógica del poder? ¿Existen nuevas maneras de intervenir en lo urbano? ¿Esas intervenciones conllevan la posibilidad de un gesto político igualitario? ¿Se puede formar comunidad entre cemento, adoquines y bocinazos?
Acerca de las formas de ser y de estar en lo público hablaremos hoy aquí con la explícita intención de no tropezar con las mismas piedras ni seguir las flechas establecidas para, en tal caso, tratar de desplegar las acciones y las palabras que nos inspiren a echarnos a andar en pos de ese futuro emancipador que seguimos teniendo como horizonte hace ya 100 noches.
El 15 de abril de 2011 los habitantes del pueblo purépecha de Cherán, en el estado mexicano de Michoacán, expulsaron a las autoridades y la policía local tras un conflicto que había estallado a partir de la tala indiscriminada de su bosque. Desde entonces se autogobiernan.
Para quienes abrazamos la idea de la no representación, conocer estas experiencias de democracia directa es una tarea necesaria y urgente. Primero, porque refuta la teoría de que se trata de una tarea imposible.
Pero, fundamentalmente, porque en estas historias habitan las potencias y las dificultades que debemos conocer, estudiar y trabajar si queremos que estas realidades se multipliquen.
Y en este camino de cuestionarlo todo nos animamos a una pregunta incómoda también ¿Basta el autogobierno para abandonar el capitalismo y los modos de relaciones sociales establecidos a partir de él?
Y a la inversa ¿Sería posible otra forma de organizar la vida común por fuera del capitalismo que no sea con un autogobierno? ¿Qué pasa con la delegación y la representación en esos contextos? ¿Una vez que los conflictos ceden, es igual la participación de la comunidad?
Cherán es hoy una marca singular en el mapa de la política de un país donde hace 25 años alumbró la gesta zapatista, pero, además, se erige como espejo posible para una organización social y económica que, al mismo tiempo, se nutre de la rica tradición de los pueblos originarios y se proyecta hacia un futuro diferente al que el poder configura con todos sus limitantes.
Se trata de un nuevo viaje que emprendemos desde La Tribu y que más que nunca nos empuja a pensar y a poner en hechos y palabras lo que aspiramos a que asome Después de la Deriva tras vencer las barreras que levantan el capital, sus métodos y sus subjetividades.
El movimiento de los chalecos amarillos lleva más de siete meses agitando Francia a partir del precio de la gasolina pero abrazando luego unas demandas de democracia directa y formas asamblearias que el poder de la gestión capitalista no consigue traducir, enfrentar, ni menguar.
La siempre dispuesta usina mediática y la represión estatal que se ha cobrado una vida y provocó unos 300 heridos son, de momento las únicas respuestas de la política de arriba a una agitación sostenida y creciente que va generando una agenda de reclamos y posicionamientos que es difícil dimensionar a la distancia.
Este programa de los martes en La Tribu sostiene ideas en torno a la igualdad, la autonomía, las apuestas por inventar una política diferente a la que nos impone el sistema y, por tanto, que rechaza al capitalismo como a toda forma de representación que planta dirigentes y especialistas en desmedro de lo que los nadies, los cualquiera, somos capaces de impulsar colectivamente.
Por eso esta noche en Después de la Deriva trataremos de lograr una aproximación más minuciosa, intensa y concreta al fenómeno urbano e insurgente que recorre el territorio francés para tomar sus señas, dialogar con sus postulados y encontrar cuáles de sus ideales –más allá de las diferencias geográficas, culturales y políticas- confluyen con los nuestros.
¿Puede pensarse que la de los chalecos amarillos es una fuerza que recoge las huellas de las experiencias de la Comuna de París y del Mayo Francés? Mas acá en el tiempo ¿Se trata de una revuelta que, por ejemplo, remite a nuestro 2001, a Grecia, a los indignados españoles? ¿Cómo se organizan y atraviesan el “mientras tanto” las muchedumbres que cada sábado toman las calles y carreteras francesas?
Apenas algunas inquietudes en torno a una movida que está marcando la agenda de los pueblos movilizados que no se resignan a la rosca electoral y al mal menor y que aspiramos a tomar como referencia para construir un aquí y ahora en el que destelle el mañana.
(Por problemas técnicos falta un pequeño fragmento del segundo bloque)
El 27 de noviembre de 2018, un investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de Shenzhen, China, comunicó al mundo el nacimiento de las primeras bebés editadas genéticamente. La noticia generó un impacto en la comunidad científica que, en términos generales, expresaron su repudio.
A miles de kilómetros científicos argentinos publicaban una contundente nota en un diario nacional en la que se preguntaban cuáles fueron los motivos reales de ese acontecimiento o dicho de otro modo, con qué motivaciones llega la ciencia a ese desarrollo.
Asumiendo que la ciencia produce conocimiento en un contexto determinado, y que ese contexto es el sistema capitalista, en Después de la Deriva nos queremos preguntar qué lugar le cabe a científicos y científicas para pensar su propia producción por fuera de las márgenes que el sistema permite. Por qué pueden horrorizarse con la manipulación genética y miran, en su mayoría, para otro lado a la hora de pensar el impacto del uso de los agroquímicos sobre la población?
Al servicio de quién deben estar las ciencias? De la propia ciencia? Es mejor una ciencia en manos del Estado que de los privados? De qué Estado?
Qué responsabilidad tienen los científicos sobre lo que producen? Cómo pensamos la producción de conocimiento en un mundo emancipado e igualitario?
Con la idea de aportar a un pensamiento crítico en construcción, va otra deriva sobre la ciencia y sus vínculos con la sociedad en la que se produce y reproduce.
El sur funciona como metáfora posible de aquello que late abajo y a la izquierda pero esta noche desde La Tribu el sur es también un territorio y una invitación.
En nuestra recorrida compañera, vital y curiosa por geografías y experiencias con las que compartimos modos, sueños y pensamientos pero que también nos nutren con sus propias apuestas locales, hoy llegamos a la región del alto valle patagónico.
Es en esa zona donde el extractivismo, los pueblos originarios y unas determinadas nociones comunitarias muestran sus garras, sus formas, sus logros y sus limitaciones en una combinación tan compleja y exuberante como la postal que devuelve ese paisaje y su entramado humano.
La organización colectiva como manera de estar y activar y la confluencia de saberes para exhibir, denunciar y movilizar son algunas de las aristas que hoy nos convocan a otro viaje capaz de colmarnos de interrogantes y aprendizajes.
En Después de la Deriva estamos orgullosos de poder sentirnos parte de estas travesías que cuestionan y construyen, que inventan y aprenden de sus errores, que siguen forzando los límites de lo que el sistema postula como posible y única alternativa.
Contra el capitalismo y su lógica voraz en creciente ascenso al calor de sus gestiones democráticas, hoy volvemos a llenar nuestras mochilas de lo aprendido y lo por desaprender para una nueva aventura con el sur como telón y horizonte de ese mundo de iguales que tratamos de ayudar a dibujar.