El arte es creación, es belleza, es emoción, es ruptura, es testimonio. Es un modo de estar en el mundo pero la conflictividad que conlleva esa presencia no puede medirse con una única vara.
Esta noche en La Tribu ponemos proa a ese problema en el que confluyen el arte y la política como dos universos en tensión donde proclamas, búsquedas y límites muestran sus filos.
La motivación coyuntural de esta nueva travesía brota de la muestra “Ante la muerte, la vida”, con gráficas de los mexicanos Aluche y Edén Bastida Kullick que se exhibe en el Centro Cultural de la Cooperación y que a su modo celebra los 25 años del movimiento zapatista.
El conjunto de imágenes e intervenciones saluda el aniversario de la gesta emancipatoria en Chiapas a la vez que desde el título de la convocatoria hace referencia al momento actual en el que el gobierno mexicano parece decidido a avanzar sobre la selva Lacandona y sus comunidades.
Ahora bien, con ese telón de fondo nos preguntamos ¿Todo arte es político? ¿El arte como herramienta o como fin? ¿Qué diferencia al arte militante de la propaganda? ¿El arte debe reflejar y transmitir o inventar otro mundo? ¿Importa más el mensaje que el autor? ¿Es deseable anular esa subjetividad ante la conmoción de una obra sin importar quién la firma? ¿El arte puede cambiar el mundo?
Son apenas algunas de los muchos interrogantes que podríamos hacernos al pensar y cuestionar estas nociones que nos interpelan incómodas en momentos donde el capitalismo avasalla fronteras y convierte toda expresión en mercancía, en entretenimiento.
Trataremos aquí de pintar esta aldea de aire, ideas y palabras buscando apelar a los colores que sean capaces de aportar los trazos capaces de dibujar esa patria de la humanidad libre e igualitaria que nos desvela.
Quiénes son las personas que nos atienden
cuando nos enfermamos? Dónde se formaron? Bajo qué paradigmas? Qué hacen y hacemos para tener salud? Cuál es la responsabilidad de un médico en el consultorio? Y fuera de él?
De qué forma ese médico o esa médica formado
para la atención uno a uno puede construir salud comunitaria? Le importa?
En Después de la Deriva visitamos programas
atrás formas comunitarias de afrontar la salud, desde la experiencia de Mamá Cultiva hasta las Socorristas en Red, pero en esta noche queremos acercarnos a quienes, dentro de la academia y las instituciones, proponen forzar los límites, cuestionarlo todo.
Entendiendo que no hay un afuera del capitalismo
ni del Estado, buscamos rastrear las voces y las experiencias de quienes abren y profundizan grietas con la esperanza de que alguna vez los anchos mares de la emancipación afloren dando paso a puertos liberados de toda opresión.
La igualdad como principio capaz de que multitudes de cualquieras podamos tomar el presente en nuestras manos y crear un otro mundo que desplace a la barbarie capitalista, es una de las ideas fuerza que rigen el pensamiento político del filósofo francés Alain Badiou y que procuramos poner en funciones los martes por la noche frente a los micrófonos de La Tribu.
Esa apuesta por cuestionar lo que el sistema entrega como cosa juzgada para ponernos a bailar una melodía única y monocorde pero también por revisar las pesadas herencias de los modelos que se presentaron como revolucionarios son un modo pensar y hacer que ha encontrado su cauce en los acontecimientos que interrumpen lo dado, que se permiten la invención como posibilidad.
Visitar ese legado que es uno de los afluentes inevitables de las corrientes emancipatorias en las que queremos navegar, tiene hoy una excusa perfecta a partir de la edición de “Acerca del fin”, un libro de conversaciones entre Alain Badiou y su par italiano, el también artista Giovanbattista Tusa que los compañeros de la editorial Tinta Limón lanzaron en estos días.
Convivados por Tinta Limón, en Después de la Deriva asumimos la invitación para acompañarlos en el lanzamiento del próximo jueves en el bar de esta casa porque Raúl Cerdeiras, uno de los nuestros –esté formando parte o no del cotidiano del programa- es uno de los intelectuales argentinos que más y mejor conoce y difunde la obra de su colega europeo.
¿A qué fin se refiere Badiou en el título de este libro a partir de una larga charla con Tusa? ¿Hay elementos nuevos en el horizonte filosófico de Badiou o se trata de otra exploración posible acerca de postulados ya conocidos?¿Por qué las ideas de Badiou siguen siendo una referencia para pensar y hacer la política? ¿Qué hubo detrás de la moda de estas mismas ideas y por qué perdieron algo de su influencia? ¿Es el combate de Badiou a las tan elogiadas identidades lo que lo corrió del centro de la escena o, directamente, su crítica radical a la democracia lo que operó en ese sentido?
Trataremos hoy aquí, sin importar la densidad de las sombras que nos envuelven ni las aguas tormentosas que amenazan con quitarnos todo horizonte, de hablar de filosofía en la radio y de renovar las razones desde donde la política sea un asunto vivo y portador de nociones que nos permitan avistar un mañana.
Estamos en problemas. La presunción dejó hace tiempo de ser novedad y se ha transformado en una certeza que procuramos explorar y cuestionar cada martes por la noche desde el aire de La Tribu.
Charlamos con quienes luchan y resisten, contamos experiencias de quienes montan otras lógicas para accionar e indagamos en los mecanismos de la subjetividad que nos colocan a merced del mecanismo bárbaro del capital, pero no hacemos olas.
Hoy, en Después de la Deriva iremos por esas sendas temáticas que nos definen aunque la apuesta renovada es también cuestionar algunos de esos lugares amables a los que nos llevan nuestros propios vientos y que terminan convirtiendo la rabia en gesto previsible carente de toda inventiva.
¿De qué manera rompemos la corriente individual y egoísta? ¿Cuáles son las limitaciones y potencias de lo colectivo? ¿Qué ocurre cuando se naturalizan los modos que tenemos de organizar el cuestionamiento a lo establecido? ¿Hay modo de desmontar las nociones del éxito? ¿Cuánto opera el elogio a las identidades para colocarnos en ese molde?
Seguir articulando las maneras de construir los rudimentos para no quedar únicamente en las que parecen ser buenas intenciones es la tarea que queremos abordar sin maquillajes ni disimulos. Es la manera que encontramos de darle sentido a la decisión de seguir andando a partir de la igualdad.
El impacto del uso de los agrotoxicos sobre los pueblos lindantes a los campos, la calidad y seguridad de la comida y las alternativas agroecologicas son tres patas del modelo de producción alimentario cuyo único objetivo es la reproducción de la riqueza de los mismo de siempre.
Si en Después de la Deriva visitamos ya experiencias que resisten a esta lógica, tanto desde la producción como desde el consumo, nos faltaba la pata tal vez más cruda y más visible del envenenamiento: los pueblos fumigados.
Avionetas que pasan sobre escuelas tirando agroquímicos, gobiernos locales que fomentan la explotación de los campos a cualquier precio, aumento de la prevalencia de cáncer, abortos espontáneos, diabetes, malformaciones y enfermedades respiratorias son algunos de los síntomas claros que, sin embargo, Estado y empresas se niegan a aceptar.
Se necesitan estudios científicos de laboratorio específicos para demostrar la toxicidad de estos productos cuando sus efectos están a la vista? Existe la posibilidad de hacer un buen uso de los agrotoxicos?
Es la regulación de los metros de fumigación la solución posible o deseable ante esta problemática?
Cómo dirimen los habitantes de estos pueblos la tensión entre el trabajo y ser intoxicados?
Cómo se organizan los pobladores para resistir?
Vaya otra deriva para pensar una aspecto central del mundo que deseamos construir dónde el alimento no sea un negocio, sino una posibilidad de encuentro y el sustento material de nuestra existencia.