Programa #110 – Gatillo Fácil

Cada 21 horas el estado asesina hoy a una persona. La estadística se incrementó en los últimos tres años. Según datos de la CORREPI, durante el kirchnerismo el promedio fue de un asesinato cada 30 horas y al finalizar la gestión habían llegado a uno cada 28. Desde el inicio de la democracia, estas muertes ascienden a 6.564.

Esta noche en después de la deriva queremos ponerle historias a esas cifras, nombres y contextos pero sobre todo preguntarnos: ¿qué democracia y para qué?.

Sin caer en simplificar que el régimen que estamos viviendo sea igual a una dictadura, nos preguntamos ¿cuáles son los derechos que efectivamente gozan las y los pibes de los barrios? ¿Cuáles son sus posibilidad de legítima defensa, de juicio justo o de sencillamente, sobrevivir en las calles bajo el hostigamiento de las fuerzas?

Durante estos años de democracia, el “gatillo fácil” ha pasado por distintos momentos, a veces se presentó como una excepción, como un policía o gendarme sacado; en otras, como ahora, se blanquea más que se trata de una política de Estado. Hoy queremos indagar en lo necesario de esta práctica para sostener el sistema en el que vivimos.

Lo necesario del control y adoctrinamiento de los cuerpos como forma de doblegar las ideas, lo imprescindible del miedo y del hambre para reproducir esa explotación y para asegurar desde el Estado que se sostenga, con un rostro más o menos humano según el momento, la desigualdad y la explotación.

Esperando hacer un aporte más al grito de Ya Basta que debería resonar en las calles y en cada uno de nosotres, va esta Deriva en homenaje a cada una y uno de las víctimas pero también por la emancipación de toda la humanidad.

PROGRAMA #109 Palestina

Este martes desde La Tribu viajamos con nuestras ideas y nuestro corazón hacia Palestina para alistarnos sin dudas ni reparos junto al pueblo originario árabe palestino despojado y arrancado de su tierra por un proyecto colonialista asumido por el sionismo que desde hace más de 70 años impone una campaña de limpieza étnica.

Bien podría afirmarse que el drama del pueblo palestino despojado de su tierra y sus derechos elementales por el proyecto sionista de colonización sintetiza muchas luchas esenciales: la libertad de los presos políticos y el fin de la impunidad de las violaciones a los derechos humanos; la resistencia a la colonización, la militarización y el imperialismo; el apoyo a los pueblos indígenas o campesinos en su defensa de la tierra, el territorio, el agua y los bienes naturales, contra el modelo capitalista depredador y neocolonialista; las mujeres como cuidadoras de la vida y del tejido social contra todas las formas de violencia patriarcal, económica y militar.
La magnitud y el carácter de esta pelea desigual nos empujan a visitarla a partir de voces autorizadas que estudian la situación y militan contra ella y por compañeros que están en estos días en Palestina llevando su acompañamiento conciente.
Pero ponernos en situación y del lado que creemos correcto no nos impide -y tratamos de que nunca lo haga- perder el eje sobre el que sostenemos las ideas que empujan nuestros pasos y por ello a la denuncia queremos adosarle algunas inquietudes que no vamos a maquillar ni aún en medio de la tragedia y de quienes la enfrentan.
Así, por un lado, queremos refutar la idea de “una tierra sin gente” se trate de Palestina, los montes nativos o las instalaciones energéticas como las de Vaca Muerta en Neuquén sin dejar de preguntarnos acerca de las formas a cultivar para enfrentar y vencer al saqueo organizado.
El bestial avance del capital extractivista sobre los cuerpos y los territorios se explica en su poder de fuego en varios planos pero, también creemos, en los modos en que asumimos, pensamos y encaramos el modo de resistirlo y revertirlo.

Ojalá estas voces navegando en “Después de la Deriva” hagan olas que en su vaivén denuncien el plan criminal de occidente que el estado israelí perpetra sin descanso y agiten cada resistencia consecuente que nos permita llegar a ese buen puerto donde la patria sea la humanidad y el mañana un asunto urgente que construyamos colectivamente.

PROGRAMA #108 Identidades

Nota:  En una parte del primer bloque se escuchan ruidosas las comunicaciones telefónicas, problema que se va resolviendo luego durante el transcurso del programa. Pedimos disculpas.

El segundo aniversario de la persecución y muerte de Santiago Maldonado y las tierras en las que el ex basquetbolista Emanuel Ginóbili logra, al mismo tiempo, derribar monte nativo y vulnerar derechos ancestrales de una comunidad mapuche, le pone dos nombres propios a una coyuntura que mira al sur.

Detrás de los apellidos blancos y reconocidos del militante y artesano y del astro deportivo, esta noche queremos visitar el territorio patagónico a través de los conflictos y del modo colectivo en que procuran resolverse.

Allí dice presente el pueblo mapuche aportando una cosmovisión propia para entender el contexto y cada lucha en una articulación que reconoce tensiones con otras experiencias culturales, políticas y organizativas que son parte de la comunidad regional.

 

Desde el espacio que hace 108 martes desplegamos en La Tribu no queremos quedarnos únicamente en esos apuntes puntuales acerca de pueblos originarios negados, arrasados e invisibilizados sino en tratar de pensar el rol que juegan las identidades en la forma política actual.

¿Es la de la identidad una categoría en sí misma que debe jugar su rol dentro de la organización de la comunidad o ese reconocimiento no hace más que plantar un nuevo obstáculo a la búsqueda de un común que se conjugue aquí y ahora? ¿La identidad se asume con voluntad y deseo o se acata? ¿Dejamos que la identidad nos represente y moldee a cada instante o viceversa? ¿No resulta imperioso que las grandes causas no tengan un dueño y un destinatario para así poder forzar un universal que exceda las particularidades?

De aquí para allá trataremos de trazar las coordenadas que nos ayuden a delinear un mapa donde el reconocimiento a los distintos pueblos y sus tradiciones sea un condimento central de una respiración más honda que aglutine las ideas y las acciones de un viaje cuyo punto de partida sea la igualdad desde donde alumbre la emancipación.

 

 

PROGRAMA #107 Fuera Porta

Recorrer las diferentes experiencias de vida en nuestros territorios arroja imágenes profundamente contrastantes.

Por un lado, el modo en el cual diferentes instituciones y personas avanzan con proyectos megalómanos sin que les interese en lo más mínimo la vida que habita esos y estos territorios. Proyectos que bajo las banderas del supuesto progreso y la superproducción, sólo intensifican el deterioro de la calidad de vida, aumentan la dependencia, contaminan nuestros cuerpos y territorios, y nos imposibilitan a pensarnos y sentirnos más allá de lo inmediato.

Sin embargo, esas imágenes de dolor y desastre, no son las únicas que ofrecen nuestros territorios. Por el contrario, se multiplican las comunidades que se rebelan y organizan, que buscan elegir su suerte y que se enfrentan a las diferentes versiones del Poder. Búsquedas de vidas, cuidados, ternuras, convicciones, resistencias y alternativas.

Esta noche desde La Tribu queremos abordar uno de los casos escandalosos que se encuentran en el centro de nuestro país: la empresa de bioetanol Porta Hermanos. Ubicada en el sur de la ciudad de Córdoba tiene un par de décadas de historia, en la que se conjugan su cercanía con el Poder, complicidades de las comunidades del saber científico, de los grandes medios de comunicación y de los representantes municipales, provinciales y nacionales. Un listado que, en épocas de elecciones partidarias, nos muestra los grados de acuerdo que tienen las diferentes versiones del Poder institucional que nos gobierna.

Recuperando voces y experiencias de vida, nos surgen diferentes preguntas: ¿Cómo ha podido montarse y sostenerse durante décadas una fábrica que tiene tantos efectos nocivos sobre la salud y el ambiente? ¿Cuáles han sido las complicidades involucradas para que eso sea posible? ¿Cómo han sido las experiencias de organización y resistencia? ¿Qué sucede cuando una comunidad dice basta? ¿Qué mundo nuevo se genera cuando esa comunidad lucha contra viento y marea por su propio destino?

En este devenir que nos conduce a la noche número 107, proponemos recuperar las experiencias asociadas a la historia y presente de esta empresa, no sólo para describir los dolores y los negociados que afectan nuestros territorios y cuerpos, sino sobre todo para poder enriquecernos con las historias que nos convidan a creer cuando dicen futuro.

PROGRAMA #106 Basta de asesinatos laborales

Nota: El audio que se escucha al inicio del programa es un fragmento del documental de Raymundo Glayzer «Me matan sino trabajo y si trabajo me matan»

 

La precarización laboral es una de las maneras que el sistema de explotación capitalista tiene de avanzar sobre los cuerpos y las vidas de las trabajadoras y los trabajadores, pero esta renovada amenaza no debe impedirnos ver que el problema que enfrentamos es más profundo y de más larga data.

Bajo el eufemismo de “accidentes laborales” la patronal abarata costos a costa de las víctimas de su desidia lucrativa y la organización es la respuesta para enfrentarla.

Esta noche desde La Tribu queremos acompañar esa alternativa que nace, sin por ello dejarnos caer en una mirada indulgente y romántica acerca de procesos sociales y políticos donde el trabajo, sus formas y protagonistas deben ser problematizados para poder comprender cuánto vamos perdiendo y cediendo en el camino.

Tomando nota acerca de que este presente capitalista no habilita a quedarnos solamente en el diseño de la sociedad igualitaria del mañana, queremos preguntar y preguntarnos aquí y ahora ¿Qué formas de organización son las más eficaces para enfrentar los nuevos desafíos? ¿Estamos atendiendo como trabajadores y trabajadoras conscientes a las formas de empleo que el sistema va generando cada día? ¿Tiene vigencia y sentido político seguir presentándonos como clase?

Reconocernos del lado de los explotados, de quienes no lucramos a partir del esfuerzo de otras personas, es un posicionamiento que nos define pero lamentamos corroborar que no alcanza para darle pelea a quienes nos arrinconan a golpes de leyes, hambre, necesidad y represión.

Como una señal lanzada a las mismas aguas por las que venimos derivando hace 106 noches, proponemos el horizonte común de asumir lo complejo de discutir acerca del trabajo y sus consecuencias con la tenaz convicción de estar empujando para que el día escampe más rápido y más fuerte.