PROGRAMA #140 La salud mas acá y mas allá de la pandemia

En esta época de pandemia y medidas de encierro, los diferentes problemas que traían las comunidades han quedado expuestos en carne viva. Indudablemente, unas de las dificultades más claras son aquellas asociadas a la salud.

La forma en que se presenta la salud parece limitarse en estas semanas a la presencia (o no) de un respirador para que la moneda caiga de uno u otro lado de la vida. En esta forma deliberadamente acotada, la salud se presenta apenas como la respuesta de un cuerpo frente a un patógeno. Siempre concebida de manera individual, limitada a lo físico y al corto plazo, ajena a los territorios en lo que se vive y resistente a condiciones de carencias, de encierros, de temores crecientes y de libertades bajo permiso.

En este nuevo programa de Después de la Deriva buscaremos las nociones de salud impuestas sobre nuestras comunidades antes y durante las temporadas de pandemias que se han inaugurado. Pero también y bajo el norte de que impera confrontar lo que pretende ser naturalizado, abordaremos las esperanzas y construcciones de otras formas de salud.

Se trata, en gran medida, de recuperar la salud como política de las diferentes dimensiones que nos constituyen como personas y de las relaciones socioambientales en las que estamos involucrados. Salud como una búsqueda colectiva, imposible de abstraerse de nuestros territorios, acaso una forma de concretar nuestros deseos y voluntades.

PROGRAMA #139 ¿Qué pone al descubierto sobre la educación la pandemia?

¿Qué pone al descubierto sobre la educación la pandemia? ¿Qué cosas pasan en la escuelas más allá de las bajadas de contenidos? ¿puede una situación como esta habilitarnos a pensar la educación desde otro lugar?

Las preguntas nos interpelaron en estos días de aislamiento. Agobiades entre trabajar desde casa y completar las tareas de la escuela de les niñes, cientos de familias se sumaron a una maquinaria de reproducción sin reflexión alentada por bajadas de líneas institucionales en las que el discurso de la continuidad pedagogica se repite como un mantra.

Como si en el aula sólo se dieran contenidos curriculares, como si docentes y alumnes estuvieran familiarizades con el espacio digital, como si cada adulte y cada niñe tuviera una computadora disponible con conexión a internet, como si nada pasara y lo único importante fuera completar los contenidos como si se tratara de una planilla.

Si desde la escuela como institución propone en su formato presencial y ahora extendido a lo digital la formación de ciudadanos obedientes a las reglas y en el mejor de los casos mano de obra para un mercado, es en estas y estos docentes que hacen del aula un espacio de creación colectiva donde nos apoyamos para pensar estas preguntas que nos inquietan como madres y padres, como pobladores de este mundo.

Pero luego de recorrer esta coyuntura de pantallas exigidas tanto de alumnos como de docentes, quienes hacemos Después de la Deriva nos preguntamos también por esos contenidos que se proponen desde las instituciones.

¿Una educación para quien? ¿para qué? Y en medio de un proceso cada vez más homogeneizador buscamos algunas experiencias que, al menos, problematicen una apuesta que en su propio proceso uniforme se aleja de cualquier principio igualador que entregue las herramientas para esa emancipación hacia lo que no dejamos de navegar con los vientos rebeldes y colectivos que nos empujan

PROGRAMA #138 Reflexiones en torno a la pandemia

La pandemia lo devora todo. Es presente, es show, es exceso, es una mueca macabra, la oportunidad de vender humo, la chance de avanzar con prácticas reñidas con los derechos y la reafirmación de que la tragedia no hace más que desnudar quiénes somos.

Entre la sorpresa por la magnitud mundial de este freno impensado y el enorme signo de pregunta que amenaza con caernos sobre la cabeza, tratamos de no perder la vista que nos permita mirar aquello que ocurre y espiar lo que se bosqueja en la lejanía.

Y para procurar configurar ese mapa borroso y terrorífico que escupe cadáveres, que denuncia a infectados y díscolos, que exhibe una tarea cruenta y silenciosa, no dejamos de buscar voces que nos ayuden a explicar aquello que no reconoce palabras.

A través de La Tribu, en esta nueva noche de martes, nos aferramos a apenas algunas certezas acerca del funcionamiento maquinal del mundo que nos trajo hasta acá; por un lado el avance criminal sobre el medio ambiente entendido como recurso a explotar y por el otro la pasiva posición de fichas que nos ubica en un tablero donde somos consumidores antes que ciudadanos.

Desde ese par de señales que damos como punto de partida cierto, vamos en busca de ideas y pensamientos que acompañen e incomoden los demás posibles que balbuceamos entre la bruma

PROGRAMA #137 No estamos en guerra

Quienes formamos parte de Después de la Deriva asistimos, como la mayoría de la población, a un estado de desconcierto. Por momentos creemos que estamos en el apocalipsis, por momentos que está todo sobredimensionado, que esto también pasará.

Es en estos momentos, donde las preguntas se multiplican y complejizan a cada instante, que buscamos pensar colectivamente algunas certezas.

Si, como se repite una y otra vez, desde el Estado se toman políticas públicas basadas en la evidencia científica, desde abajo podemos utilizar la memoria para llegar a una primera afirmación: las fuerzas de seguridad jamás cuidaron a la población. Nos reprimen o nos vigilan pero no nos cuidaron ni nos cuidan.

El aislamiento social y preventivo cae sobre una sociedad donde muchos individuos están ensimismados, buscando la forma de sobrevivir en un sistema que nos impone la competencia como forma de vincularnos.

En medio de esa alienación, también hay, habemos, muchas y muchos que resistimos a ese aislamiento histórico, que buscamos desde hace tiempo caminar con otras y otros, construir redes, y problematizar lo ya dado.

El aislamiento puede hacer que quienes habitamos el mundo de una y otra forma nos contectemos, que de repente hablemos con un vecino o vecina que ni sabíamos que existía y ahí puede abrirse la ventana, literal y metafóricamente, una ventana que puede crear comunidades, aún en los barrios de las grandes urbes.

Muchas y muchos especialistas coinciden que este tipo de virus surge como consecuencia del proyecto demográfico mundial que despuebla los campos para llenar las ciudades y de los modos intensivos de producción de alimentos, que arrasa con agua y suelo y hacina a los animales y humanos en convivencias antinaturales.

Cuando esto pase ¿Seremos capaces como humanidad de pensar otros modos de habitar el planeta, de producir y consumir alimentos, de vincularnos con les otres?

Con el aniversario de la Guerra de Malvinas como telón de fondo y legando una sintaxis bélica y el deseo de una posible reconciliación como estrategia del aparato estatal, esta situación nos interpela por su estado de excepción, y aquí puede surgir una creatividad impensada para sobrevivir, vincularnos y construir aquí y ahora ese mundo que anhelamos.

Si, en cambio, sólo nos quedamos en casa sin pensar más allá de la urgencia,  asumiendo como cierto el discurso mediáticos que presenta a la sociedad como un conjunto de personas con comida en la heladera y Netflix en la pantalla y dejando que la policía y el ejército tomen las calles, habremos perdido -una vez más- la verdadera posibilidad de salvarnos.

PROGRAMA #136 24M Rupturas y continuidades a 44 años del golpe

Una noche como la de hoy, pero 44 años atrás, la junta militar cumplía en el país vacío y silencioso el primer día tras haber asaltado el poder y darle rango institucional a la barbarie criminal de los grupos de tareas que ya venían asesinando militantes por la revolución.

Fue el inicio de una larga noche cuyas sombras han atravesado –inclementes y tenaces- a las gestiones democráticas del Estado capitalista.

Una noche cualquiera de este día deberíamos estar haciendo el balance de las marchas –siempre masivas, populares y silvestres- donde millones de personas confluimos en las calles repudiando aquel Golpe de Estado y sabiendo, intuyendo, dejando expresar que buena parte de esta existencia miserable tuvo allí una piedra fundamental.

También estaríamos masticando bronca contra los oficialismos oportunistas y reconciliadores que pretenden comprar la rabia genuina con cotillón de estreno, con colectivos bancados por los mismos gobiernos nacionales, provinciales y comunales que se sostienen a costa del hambre, de la violencia, del terrorismo estatal del gatillo fácil.

Pero ahora en La Tribu, en un programa grabado a la distancia pero urgente y aunque las medidas sanitarias nos impidieron movilizarnos, todavía podemos pensar y podemos hablar acerca de una postal que remite a la misma oscuridad persistente, a guardarse, al silencio sanitario.

En Después de la Deriva no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos y seguimos manifestándonos contra las lógicas impuestas ya sean salvarnos del trapo rojo, hacer un país viable o acatar sin siquiera cuestionar las órdenes de una autoridad planetaria todopoderosa que nos obliga a enfrentar a un nuevo enemigo peligroso.