Esta noche en Después de la Deriva reunimos dos temáticas que parecen caminar por senderos distintos pero que en nuestra mirada integradora dialogan necesariamente.
Por un lado hacemos un balance vivencial con dos de las personas que impulsaron y participaron el domingo pasado de la Jornada Plurinacional contra el Extractivismo, una voluntad de reunión y denuncia que no pudo detener siquiera la pandemia.
Son esas voces las que se levantan contra un sistema injusto y bestial que arrasa con territorios, con memorias, con presentes y con cuerpos en una continua práctica que se retroalimenta de la mano del capitalismo y su carácter saqueador.
Ahora bien, ¿Sería una revolución en la acepción política y social que conocimos el siglo pasado una herramienta para frenar el pillaje y la devastación?
Allí es donde aparece el segundo afluente de este programa en una charla con el historiador marxista Ariel Petruccelli para reflexionar con él acerca del concepto y los alcances de la idea de revolución.
A días de haberse cumplido los 53 años de la caída en combate de Ernesto Che Guevara, un emblema muy a mano de lo que implicó encarnar la revolución, vayan este par de aportes para que las resistencias y las ideas logren encontrarse en un nuevo tiempo capaz de conjugarse a los calores de la igualdad y la emancipación.
Unas 2400 personas protagonizan desde finales de julio la ocupación y toma de alrededor de 98 hectáreas en la ciudad del sur del conurbano bonaerense de Guernica, en una disputa por la tierra de una magnitud como hace tiempo no sucedía en la Argentina.
Pero, además de la gente involucrada y la extensión territorial del lugar en cuestión, en Guernica está latiendo con fuerza un nuevo actor social, el del feminismo popular, que muestra en esplendorosa acción de qué manera lo personal es político y cómo esos ideales de igualdad se encarnan y hacen pie en un lugar determinado.
En paralelo con esa impronta igualitaria que tiñe la experiencia colectiva de un sector arrasado de la ciudadanía que aún empeoró su marginación debido a la pandemia, la organización que ocupa en Guernica todavía se sostiene sin derrumbarse en la lógica de los punteros partidarios y estatales que saben carroñear en la pobreza y lucrar hasta con lo mínimo.
Tras haber ganado un nuevo plazo judicial que el jueves último amenazaba con un desalojo por la fuerza, quienes ocupan tierras desde una posición tan desesperada como justa, están desplegando allí, en el que sería uno de los últimos escalones de la sociedad, unas prácticas grupales que se levantan como gesto vital frente al atropello y el desprecio del aparato del Estado, gobierne quien gobierne.
Esta noche en el aire libre que se respira en La Tribu asumimos el desafío de tratar de contar y de pensar qué es lo que está sucediendo en Guernica, de percibir de qué modo se conquista el derecho tan elemental como negado de vivir en algún sitio y orgullosamente nos complace no ser parte de la maquinaria gubernamental que detrás de sus eslóganes de ocasión no logra disimular ni un poco que la alimentan meros administradores y soldados del capital y su perversa explotación.
Vaya este programa como un saludo fraterno a cada compañera, a cada compañero que por estas horas hace pasar la política por el propio cuerpo y en esa actitud vital y primitiva planta un mojón de denuncia, de alternativa, de ese vasto mundo negado que hay que conquistar sin pedir permiso. Después de la Deriva.
Las noticias que vinieron desde Chile concentraron emociones intensas. El Tribunal de Medio Ambiente de dicho país vecino confirmó el cierre definitivo del proyecto de Pascua, propiedad de la minera canadiense Barrick Gold , a partir de los daños ambientales provocados en la frontera entre Chile y la Argentina.
Por un lado, la noticia festejada fue la consecuencia de años de lucha realizados desde los territorios, en los que las comunidades defendieron presente y futuro, logrando un histórico freno que, al igual que en el caso de Mendoza hace pocos meses, confirma la fuerza de comunidades que buscan su camino libre.
Pero a su vez, las noticias de este lado de la cordillera rozaron la perplejidad y el absurdo. Así como la información de la presencia del virus de la peste porcina africana en Alemania fue entendido como mera señal de oportunidad por el empresariado y la gobernanza local, los gobernadores de provincia de San Juan ofrecieron continuar la explotación de Lama sin que los efectos socioambientales sean un obstáculo. Una vez más, la obsecuencia y el entreguismo agregaron un nuevo capítulo de un largo derrotero en nuestro país.
Y así, las confirmaciones de lo que ya se sabe vienen con un doble subrayado. Claramente las novedades seguirán viniendo de la organización, la resistencia y la búsqueda de las comunidades en los territorios a ambos lados de la cordillera y del resto de América Latina. También, la gobernanza latinoamericana sigue sin anoticiarse que las formas extractivistas muestran una ausencia de apoyo social y los registros del desastre ambiental son cada vez más serios, impidiendo imaginar algo distinto que una conflictividad cada vez más intensa.
En este programa número 163 de Después de la Deriva nos adentramos en estos dos aspectos que atraviesan nuestro presente y el de nuestros territorios. Un programa especial que se desliza entre aquello conseguido que merece un festejo y los desafíos que aún faltan. Para ambos asuntos qué mejor que juntarse y escucharnos con la esperanza como modo de gran abrazo.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional vive días de acoso militar por parte de diversas fuerzas represivas dependientes del Estado mexicano que encabeza el mandatario Andrés Manuel López Obrador.
Y aunque la fórmula gobierno progresista versus territorios, autonomías y medioambiente no puede sorprender a ninguna persona atenta a las lógicas de estas administraciones en nuestros países, la violencia simbólica y efectiva que el sistema mexicano está desplegando en Chiapas y contra sus comunidades no deja de tener en vilo a esa región que alumbró la experiencia zapatista y a quienes desde distintas zonas del mundo nos sentimos inspirados e interpelados por esa novedad política que se sostiene desde su irrupción en 1 de enero de 1994.
Frente a esa situación y capitalizando a favor el poder conocer de voz propia y primera mano la situación que se vive por allí, aprovechamos el formato virtual y a distancia en el que seguimos haciendo radio por La Tribu y nos conectamos con compas del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) y de la Universidad de la Tierra (Unitierra) de Oaxaca que nos regalaron un panorama acabado de las políticas de arriba y de las resistencias de abajo.
Estremece escuchar cómo aún en zonas de fecundo ejercicio autonómico y rebelde que han sabido generar sus propios modos en la salud, la educación, la justicia, la producción y la tierra se padecen los embates extractivistas y colonizadores con que el capital explota, destruye y arrasa valiéndose del truco del progreso, de la inversión, de la necesidad de lucro, de nuestras democracias representativas.
Es ese dolor y esa rabia las mismas que venimos compartiendo en Después de la Deriva cuando hablamos de Argentina en clave de megaminería, de los desmontes, de la sojización, de la factoría porcina, de los incendios en las islas del Paraná, de los parches de las leyes de humedales y bosques que ni siquiera se sancionan como para disimular un poco.
De Buenos Aires al sureste mexicano, en un ida y vuelta que busca re-conocernos para poder mejor pelear juntos, vayan estas voces como palomas mensajeras contra un tiempo injusto y desolador que espera de nuestra mancomunión para que resuene el “ya basta” y nos pongamos a hacer ese mundo donde la igualdad y la emancipación bajen del póster y se echen a andar.
La aparición del cuerpo de Facundo Castro sin vida y la protesta por aumento salarial frente a la residencia de Olivos tuvieron al mismo protagonista: la policía bonaerense .
Y si sobre el primero no hay dudas de que fueron sus efectivos los que mataron y ocultaron el cuerpo del joven, sobre la protesta se presentaron mil interrogantes de izquierda a derecha: su condición o no de trabajadores, la instigación o no por parte de la oposición, etc etc etc…
En Después de la Deriva gustamos desde hace tiempo de intentar abrir nuevos interrogantes y en ese camino, sin más, nos preguntamos: para qué sirve la policía? Para cuidar a qué, de qué, a quiénes o de quienes?
Es posible pensar en una policía buena? Cuando matan, torturan o desaparecen…es por qué cometen excesos?
Pero esta vez fuimos un poco más todavía y nos arriesgamos plantearnos…es posible un mundo sin policías?
Con esta inquietud navegamos por aguas que nos llevaron a una organización norteamericana que se realiza el mismo planteo, también por Colombia donde las fuerzas de seguridad estatal vienen protagonizando una feroz represión en las últimas semanas y, por último, más acá encontramos compañeras que desde el feminismo están pensando formas de resolución de conflicto por fuera del sistema policial y punitivo.
Vaya esta deriva como una posibilidad de pensar el mundo que queremos y conocer experiencias que ya están caminando en busca de nuevos horizontes.