La pelea por la tierra, la autodeterminación de los pueblos y el reconocimiento de las comunidades originarias pueden ser enunciados políticamente correctos pero vacíos de contenido y sustento si no se descuelgan del slogan y se esparcen como asunto colectivo, concreto, en movimiento.
Esta noche a los micrófonos de La Tribu acercamos una valiosa experiencia que se está desplegando al filo del Impenetrable y a la que llegamos de la mano de compañeros y compañeras de la Biblioteca Popular Tupac Amaru de Castelar que suelen tender puentes con las comunidades chaqueñas.
Y de su mano conocemos a las Comisiones del Consejo Territorial de Miraflores donde integrantes de los pueblos qom y wichi están desde hace cuatro años organizándose y conquistando derechos arrancados.
En asamblea y yendo de los territorios a la salud y de la educación a los proyectos productivos, en aquel paraje remoto y ajeno para nuestra mirada urbana se corporiza un modo de hacer y entender la política que conecta con lo que pensamos y que le pone cuerpo y barro a estas ideas.
Con la misma certeza, alegría y pasión también nos atrae la idea de ligar esas luchas cargadas de memoria y futuro con el fantástico aporte de compas del Periódico Anarquista de Agitación Cotidiana Gatx Negrx quienes escribieron en su página y grabaron para Después de la Deriva el notable texto “Nuestros dolores no caben en sus urnas”.
Ese manifiesto, a cuento del circo electoral que a causa del primero de sus rounds de 2021 ha generado cambios pragmáticos en el derrotado elenco gobernante, es un grito que nos reúne y que resuena en luchas como las que las Comisiones del Consejo Territorial libra en Miraflores y la Tupac sostiene en huertas y educación en el oeste del comurbano bonaerense.
Convencidos que esas disputas –por el territorio, por el sentido- caminan juntas, vaya este aporte por unir las puntas de un mismo lazo con la decisión de esquivar los frentes y las unidades que hablan la lengua del amo y, muy por el contrario, dar vuelta este sistema criminal.
Moverse a lo largo y ancho de nuestro país, significa entrar en contacto no sólo con las dolorosas consecuencias sociales y ambientales del extractivismo, sino también con lo que significan las comunidades que resisten y organizan en pos de otras formas de vida. La naturalización y el silenciamiento que se busca desde grupos de poder, puede servir para quitarla de grandes titulares, pero en ningún caso para que estas problemáticas desaparezcan del día a día.
La querida provincia de Entre Ríos repite estas mismas formas. Extractivismos asociados a los agronegocios, a la sobrepesca, a las plantaciones forestales o al extractivismo urbano, conviven con personas y movimientos que denuncian y se desplazan hacia otras realidades. Apicultores, campesinos, representantes de pueblos originarias, asambleas, estudiantes y docentes presentan en su voz, cuerpos y acciones otras direcciones bien distintas.
En este programa número 203 de Después de la Deriva en FM La Tribu tuvimos el enorme placer de movernos hacia esa provincia, viajando, escuchando, conversando y tratando de entender muchas de estas experiencias alternativas protagonizadas por diferentes personas y movimientos más allá de gritos electoralistas. Naveguemos entonces a las experiencias entrerrianas en la búsqueda de estos cantos de nuevos rumbos.
Tras reacomodamientos internos que obligaron a dos años de silencio, la revista Dialéktica volvió a circular y la noticia, claro está, excede lo editorial ya que constituye el regreso de uno de los focos más lúcidos y consecuentes en torno a las ideas y prácticas autonómicas.
La salida del número 30 de una publicación que atraviesa tres décadas de actividad, renueva su carácter de referencia incómoda y provocativa aún para aquellas personas que nos sentimos cerca de su universo ideológico y por ello el flamante número se posiciona asumiéndose como un espacio comunista.
Obviamente lejísimo de las experiencias del mal llamado socialismo real y de la nefasta alquimia del comunismo de Estado, Dialéktica se propone hablar desde la que –como la propia revista asume- “parece ser una lengua muerta”, pero fundamenta la apuesta en que “volver a cultivar ese habla nos pone en mejores condiciones para ensayar la emancipación”.
La crítica a la representación, las jerarquías y los mandatos estatales que han vivido un apogeo casi sin fisuras en el contexto de la pandemia de coronavirus, son otros de los tópicos que sobrevuelan esta vuelta y que ubican al material en una trinchera conocida pero no por ello anquilosada.
Y para demostrar esa búsqueda por no dejarse corromper en posiciones que se mueven al calor de los acontecimientos políticos y la táctica de la reacción, Dialéktica recurre a un conversatorio con John Holloway para advertir que detrás de la celebración de las identidades y las diferencias implican “la reproducción del capital en la lucha anticapitalista”.
Felices de poder ser un vehículo más para contar acerca de esta novedad que es una ratificación acerca de nociones que compartimos, nos interpelan y la vez nos agitan y agitamos, no parece casual que dialoguemos acerca de estos tópicos después de que una mayoría de la ciudadanía recurría a las urnas para coronar otro engranaje del sistema, para levantar nuevas dudas sobre los límites de la aparente esperanza, para alertar sobre el crecimiento de la denominada derecha o su variante autopercibida como libertaria.
En Después de la Deriva saludamos el regreso de Dialéktica en un contexto donde el sistema sigue mordiéndose la cola y mostrando sus cada vez más acotados márgenes de acción pero donde la subjetividad colectiva no se atreve a otear ese horizonte de la igualdad que nos convoca.
El intento reciente por aprobar el trigo transgénico expuso numerosos elementos que expresan gran parte del despojo ambiental y social que sufren nuestros territorios. La privatización de los alimentos, la política de la desigualdad, la mercantilización de la naturaleza, el paradigma químico, la indiferencia por los cuerpos sacrificados, la naturalización de los agentes contaminantes. Una lista interminable.
Sin embargo, al anunciarse la aprobación parcial del trigo en nuestro país -en tanto necesita de su aprobación definitiva en Brasil- la reaccion de diferentes sectores sociales encendió las alarmas de los grupos de poder, que aún con un impresionante lobby empresarial y estatal, no pueden aún confirmar su comercialización. Movimientos sociales, comunidad científica, campesinos, organizaciones que buscan una comida sana, pueblos originarios, entre tantos otros, buscan poner un límite a este nuevo transgénico en nuestro país que avanza sobre un cereal tan emblemático para nuestro país.
En este programa número 201 de Después de la Deriva hablaremos con tres activistas que vienen buscando que el trigo transgénico no se cultive en nuestras tierras, que los químicos que tienen asociados no lleguen a nuestros cuerpos, que sus semillas no contaminen las que hoy se cultivan. Pero además desde el trigo pudimos hablar acerca de los modelos agrarios de nuestro país. De los modelos que tuvimos, de los que tenemos y sobre todo, de los que necesitamos tener. Va este nuevo programa, entre tanta necesidad urgente y tanta esperanza que alimenta el camino.