El Movimiento Campesino de Santiago del Estero, el MoCaSE, está cumpliendo 30 años de actividad y activación en un período de tiempo donde le ha tocado y le toca lidiar con la ampliación de la frontera agropecuaria, con el festival de la soja, con la bestialidad de las topadoras arrasando los montes y con la lluvia de glifosato sobre sus cabezas.
En este período singular de la historia argentina fue construyendo desde abajo y de manera asamblearia modos de organización, resistencia y construcción para así incorporar la mirada y la vivencia del campesinado en la tumultuosa vida social y política y del país.
La marcha del MoCaSE en estas tres décadas pasó de ser apreciada como la de un movimiento capaz de homologarse con el zapatismo a participar de frentes sociales y partidarios hegemonizados por el peronismo que, como bien puede entender cualquiera de los cualquieras que somos, no sería un espacio muy autonomista y horizontal que digamos.
Esta noche en Después de la Deriva queremos reconocer y saludar ese aniversario que implica una muestra de la vitalidad de una potencia colectiva que no cuadra en las estructuras estatales, sean éstas las del propio Estado o de los espacios que se acomodan y referencian en esa lógica, en esa enmarañada y paralizante subjetividad.
El diálogo con uno de los compañeros del MoCaSE permite visitar la dimensión de lo transitado por esta apuesta que a nivel mundial se referencia en la Vía Campesina y charlar acerca de las decisiones que sostienen sus actuales posiciones en relación a la política de arriba.
Vayan estas palabras voladoras y curiosas para ejercitar la crítica y las diferencias sin por ello querer negar el fenomenal aporte que desde Santiago del Estero se hace cada día para ponerle el cuerpo a la chance de hacer otro mundo, ese mundo emancipado e igualitario que nos desvela y que busca caminos desde donde explayarse.
Mientras en las tapas de los diarios y en los prime-time de radios y televisión los debates giran en torno a las vacunas contra el coronavirus o la posibilidad de encontrar salidas y soluciones milagrosas frente a la pandemia, desde febrero de este año una serie de incendios azota al delta del Paraná.
Pero más allá de la acción concreta de quien haya, literalmente, «prendido la mecha» un entramado de intereses ganaderos, inmobiliarios y productivos están detrás de este fuego, que no sólo arrasa flora y fauna sino que genera un humo que afecta a los pobladores y poblaciones vecinas.
Si bien la real magnitud del impacto de estos incendios se conocerá con el tiempo, en Después de la Deriva dialogamos con compañeras y compañeros que nos contaron de sus consecuencias actuales, de razones que les dieron lugar y de las respuestas colectivas que se van generando.
Ratificamos entonces que, aunque cada problemática tiene sus particularidades, con desencadenantes y efectos propios, es el modelo extractivista lo que, en todas sus aristas, provoca el agotamiento de aguas, suelos, animales, plantas y seres humanos con el afán de la obtención de mayor riqueza para distribuir entre los pocos mismo de siempre.
Convencidxs de que la respuesta es tan colectiva como radical, vaya otra Deriva en busca de horizontes que nos permitan vislumbrar la posibilidad de un mañana más justo e igualitario.
En Después de la Deriva abordamos la política y su dificultoso despliegue en el acotado territorio que impone la lógica estatal desde el primer instante que este programa se corporizó para asomar en las noches de martes por La Tribu.
Y ese problema, latente y áspero, excede largamente a la administración de turno y a sus planes que -aunque matizados en sus graduaciones- muestran continuidades que atribuimos sin embagues a dispositivos subjetivos que buscan perpetuar continuidades de fondo capaces de garantizar el pillaje y la explotación inherentes al sistema capitalista.
Esta noche junto a Raúl Cerdeiras y Mariano Pachecho volvemos a visitar un asunto que aspiramos a abordar desde las diversas complejidades que los habitan y no solamente para escuchar diagnósticos que nos tranquilicen y nos den la razón. Porque, además, no estaríamos precisamente gozando del mayor de los predicamentos.
Vayan aquí los esbozos virtuales de un debate que merece más tiempo y más discusión para ciertamente encontrar la manera en que las ideas y las prácticas sean un tumulto virtuoso capaz de arrancarse las representaciones y los límites y trajinen las calles nuevamente agitando el grito de “Que se vayan todos” y nos hagamos cargo de darle forma al mañana.
Chile es para quienes habitamos este lado de la cordillera un espejo, una antagonía, una continuidad, un reflejo. Pero en Después de la Deriva deploramos las fronteras y sus preconceptos chauvinistas y emprendemos otro viaje virtual a un territorio que se nos presenta como referencia y posibilidad.
Es que ni el parate dramático impuesto por la pandemia parece haber logrado difuminar los fuegos de las revueltas populares de octubre pasado y las personas organizadas y dispuestas a la aventura de construir otra realidad siguen trajinando el camino de juntarse, inventar, resistir y proponer.
Desde esa tozuda convicción comunitaria que ayer nomás supo sacudirse allí la mega-chanchería que el gobierno argentino ahora pretende imponer por estos lares mientras dice cuidarnos de todo mal, a las experiencias colectivas contra los extractivismos, da coraje y entusiasma reconocer-nos compañeres sin importar banderas, himnos, abusos ni explotaciones.
Andrea Cisternas, una de las voces que se levantó contra la factoría de cerdos en Frierina en 2012 y sigue articulando peleas y espacios, el abogado ambientalista Alan Carvajal desde Coquimbo y el editor Emmanuel Jiménez en La Serena, se llegan hasta el aire de La Tribu para narrar esas epopeyas plurales y desde abajo que nos convidan al lazo, al puente, al hastío, a la decisión de hacer otro mundo sin demoras.
Reunidos a través de la fría red de las pantallas, hicimos mesa común burlando toda distancia y balbuceamos los aprendizajes necesarios para esquivar los atajos de la representación, la pequeñez partidaria, la miseria de lo que se nos ofrece como único posible y nos pusimos a remar los acontecimientos y las ideas desde donde hacer brotar esos puertos sin aduanas que se nutren del horizonte.