El desfile de tres presidentes en un semana resumieron la frágil estructura constitucional de la democracia peruana pero no son esas las noticias que aquí nos interesan.
Más bien aquí, en Después de la Deriva, esquivamos las intrigas de palacio y los atajos leguleyos que buscan perpetrar a las personas que responden a una misma lógica en los mismos lugares de poder para gobernar siempre en idéntico sentido.
Por eso esta vez aprovechamos la ebullición informativa en torno a la crisis institucional de Perú para asomarnos a una novedad política en las calles de Lima, en las rutas del país, en los pueblos de ese territorio que está tan cerca y, cerco mediante, tan lejos del que habitamos por acá.
Y esa mancomunión incipiente y furiosa que balbuceó el grito de “que se vayan todos” como solución comunitaria y por abajo retomando el hilo que por estos lares se abrió en diciembre de 2001, tiene su organización, su resistencia y, poder amenazado mediante, también sus víctimas.
Esta noche en La Tribu vamos al encuentro de la noticia de la novedad y en charla con el docente y literato Víctor Ramos Badillo tratamos de hallar las herencias, las rupturas y los hallazgos de un proceso político que asoma en Perú ya harto del circo de los poderosos y dispuesto a empezar a buscar las soluciones en clave comunal, rebelde, igualitaria.
Viajar hasta Lima y charlar acerca de estos gestos de rabia y encuentro, de lazo y bronca son una manera de hablar de nosotras, de nosotros, de nosotres, de ese mundo de abajo que tenemos que reunir para inventarnos el futuro que se nos niega y queremos hacer latir sin más intermediaciones.
En un año donde tanto se ha hablado de formas de enfermarse, la pregunta por la salud sin embargo no parece haberse propiamente desplegado. O al menos, no se ha podido generar mayormente una pregunta en la que se quite los signos de cierto lenguaje publicitario que como siempre oculta más de lo que devela.
Así, el vínculo que presenta la salud con la práctica médica, en la que se muestra cierta una identificación tantas veces pretendida como denunciada. También la manera en que se ha presentado como supuesto polos antagónico con la economía. O bien, el modo en el que las grandes empresas farmacéuticas han generado un mundo de necesidades a su imagen y semejanza. Y sin embargo, las preguntas se multiplican. ¿Puede haber salud de las personas en comunidades enfermas? ¿Qué significa salud de las comunidades en territorios de sacrificio? ¿Eligen las comunidades la búsqueda por la salud de sus propias vidas?
En este programa número 170 de Después de la Deriva queremos hablar de salud. Junto con compañeres que vienen trabajando con estas mismas preguntas buscaremos tratar de entender qué se asume en la práctica médica a escala global y en las particularidades del escenario local, qué es lo público y lo privado en las políticas institucionales, qué lugar ocupa la prevención y qué el negocio. En un año donde la salud se ha hecho necesaria obsesión pero que a la vez en el que las preguntas más fundamentales sólo se dan como respuestas supuestamente sabidas, empezamos aquí este necesario camino. Como siempre, sabiendo que no siempre el silencio es salud.
Más allá de la decisión estatal de reprimir y arrasar una toma que tuvo perfiles emblemáticos por la magnitud del territorio ocupado y por la composición de quienes protagonizaron esa epopeya de las personas desesperadas, Guernica se sostiene al mismo tiempo en clave de advertencia, de amenaza, de enseñanza, de horizonte.
Parece evidente que la gestión del capitalismo en tiempos de pandemia en esta parte del mundo ha decidido no mirar con ojos dóciles a las víctimas de sus políticas, pero ese gesto brutal e inhumano sobre quienes poblaron Guernica bien puede tornarse un boomerang de rabia que ya anda revoloteando por los aires.
También Guernica exhibe en tiempo presente una forma de organización con sus asambleas de mujeres que en su vigorosa lengua popular denuncian con todo el cuerpo al feminisno de las funcionarias en sus laberintos ministeriales.
Por eso Guernica es una tierra de incomodidad para el poder, de alternativa por las márgenes, de espacio a conquistar y ocupar con la imaginación colectiva que pondera y asume nuestro invitado de hoy, el artista y militante Nornan Briski.
Capaz de montar la obra de títeres «La propiedad es la maldición de la hermandad», recrear las experiencias de teatro colectivo y callejero allí donde la cosa late, arde y se complica, charlar con Briski es asomarse a una disciplina lúdica donde la lucha se conjuga en plural, se asume con alegría.
Vayan entonces estas palabras sobre el drama de los seres marginados y arrancados de Guernica como apenas una señal de tantas y tantos que ya no pueden más, como un síntoma de algo que arriba solamente se arregla con represión, de un problema acerca de la igualdad que urge resolver como la única manera de creer que estamos Después de la Deriva
En una semana en donde la propiedad privada, la concentración de la tierra y el accionar de las fuerzas represivas se mostraron en toda su intensidad, la pregunta acerca de cómo vivimos, dónde vivimos y qué relación tenemos con los territorios, se presentó más imprescindible que nunca. Y con ellas, cobró insistencia la necesidad de preguntarnos acerca de lo local y lo global, en un año de aislamiento de muchos asuntos, pero no de los incendios, las fumigaciones y las depredaciones extractivistas.
Y sin embargo, a contramano de esas necesidades, las preguntas por la vivienda, la salud y la alimentación buscaron ser presentadas como problemas secundarios. Derechos fundamentales que fueron rápidamente desintegrados en nombre del orden y una supuesta propiedad privada, en la que los papeles se multiplican y los suelos son más para usarse que para vivir. Pero junto con la agenda marcada y la acción uniforme desde los énclaves del poder, las comunidades reiteran su búsqueda y sus acciones en pos del beneficio colectivo.
En este programa número 168 de Después de la Deriva viajaremos a tres centros urbanos de nuestro país como son Ramallo, San Andrés de Giles y Exaltación de la Cruz. Se trata de un recorrido buscando reconocer tanto lo particular como lo general, conectándonos con las voces y prácticas de compañeras que marcan nuevos caminos y encontrando que más allá de nombres propios y de las diversas formas de dominio, las resistencias están profundamente vivas. Va aquí nuestro abrazo en forma radial a aquellas personas, comunidades y movimientos por abrir los nuevos caminos.