En Después de la Deriva rechazamos la idea de que «el trabajo» dignifica, básicamente porque pensamos el trabajo como aquello que hacemos en función no de su producción, sino de la remuneración.
Pero, mal que nos pese, el trabajo es una parte esencial de la vida dentro del sistema capitalista y hacer que la tarea sea más o menos pesada y con una retribución que permita algo más que la subsistencia depende, en gran medida, de la capacidad de les trabajadores de organizarse, de su fuerza de lucha.
Varias formas de organización atravesaron la denominada historia del movimiento obrero y de ellas quizás es la experiencia anarquista la que más fuertemente expresó -y todavía expresa- una lucha por las condiciones del presente pero con las miras puestas en el mañana, un mañana libre de explotación.
A 120 años de fundación de la Federación Obrera Argentina, renombrada años después como Federación Obrera Regional Argentina (FORA), a 100 años de la Patagonia trágica y a 20 años de 2001, esta noche conversamos con una compañera y un compañero de la federación a quienes invitamos con la excusa del relanzamiento digital de su órgano de difusión: Organización Obrera.
Y decimos excusa porque en realidad el diálogo profundo sobre cómo pensarnos como trabajadoras y trabajadores, cómo organizarnos y cómo trascender la mirada de conciliación de clases en función del capital -propuesta por la mayoría de los sindicatos actuales- es siempre necesario, aunque muchas veces sea pospuesto por las injusticias urgentes que nos acechan.
Vaya esta deriva como un pequeño aporte para ir pensando -o repensando-, esos caminos hacia la emancipación en los que podamos aprender de las luchas pasadas, para no comenzar de cero cada vez, e irnos reinventando con el pulso del presente.