La convocatoria de resistencia y lucha de asambleas territoriales que da sustento a la segunda acción plurinacional por el agua, la vida y los territorios que se plasmará el próximo sábado 12 es una acción que acompañamos desde Después de la Deriva y que nos interpela fuertemente.

No se trata únicamente de ratificarnos como un espacio comunicacional que acompaña y promueve estas acciones conjuntas contra los extractivismos sino de empujar desde esta porción de aire que nos brinda La Tribu la posibilidad de que pensemos colectivamente qué quiere imponer la agenda política capitalista de arriba y cómo damos el necesario paso de resistir a proponer.

El avance despiadado de los proyectos extractivistas en el país, ya sea en formato de minería, fracking, mega-granjas porcinas o el eufemismo de los “programas de exploración, desarrollo y producción de gas natural” a los que se destinará un 25% del recién legalizado impuesto a la riqueza, son la clara muestra de la puesta en vigor de un plan de saqueo que los gobiernos nacional y provinciales quieren imponer.

De cara a ese panorama que es apenas una muestra de un proyecto regional de avance sobre los territorios y los cuerpos, gobierne quien gobierne, es una pésima noticia para los crédulos de la democracia y sus instituciones, pero una inédita posibilidad para marcar la verdadera grieta entre dos modelos incompatibles y nos ubica del lado de los pueblos, esos pueblos organizados y conscientes muy distintos a los que aparecen en los discursos oficiales como rebaño manso a conducir.

Por eso saludamos estas amplias convocatorias de asambleas y colectivas socioambientales horizontales, autónomas y autogestivas que se hacen cargo de esas categorías y construyen una comunidad vigorosa y consecuente para dar batallas que, de momento, tienen que ver con la supervivencia.

En este último programa del año queremos seguir abriendo los micrófonos a encontrarnos desde la rabia pero, además, aspiramos a dejar latente la apuesta para que este silencioso y metódico trabajo de construcción por abajo alumbre la necesaria reunión ciudadana que se levanta como una voz política capaz de conciliar el “ya basta” con el “vamos a andar”.

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