(Por problemas técnicos falta un pequeño fragmento del segundo bloque)

El 27 de noviembre de 2018, un investigador de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur de Shenzhen, China, comunicó al mundo el nacimiento de las primeras bebés editadas genéticamente. La noticia generó un impacto en la comunidad científica que, en términos generales, expresaron su repudio.

A miles de kilómetros científicos argentinos publicaban una contundente nota en un diario nacional en la que se preguntaban cuáles fueron los motivos reales de ese acontecimiento o dicho de otro modo, con qué motivaciones llega la ciencia a ese desarrollo.

Asumiendo que la ciencia produce conocimiento en un contexto determinado, y que ese contexto es el sistema capitalista, en Después de la Deriva nos queremos preguntar qué lugar le cabe a científicos y científicas para pensar su propia producción por fuera de las márgenes que el sistema permite. Por qué pueden horrorizarse con la manipulación genética y miran, en su mayoría, para otro lado a la hora de pensar el impacto del uso de los agroquímicos sobre la población?
Al servicio de quién deben estar las ciencias? De la propia ciencia? Es mejor una ciencia en manos del Estado que de los privados? De qué Estado?

Qué responsabilidad tienen los científicos sobre lo que producen? Cómo pensamos la producción de conocimiento en un mundo emancipado e igualitario?
Con la idea de aportar a un pensamiento crítico en construcción, va otra deriva sobre la ciencia y sus vínculos con la sociedad en la que se produce y reproduce.

 

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