En la apertura de la tercera temporada de Después de la Deriva en La Tribu vamos a celebrar la continuidad de un espacio que promueve una subjetivación política colectiva a contrapelo del orden establecido y, por ello, resulta también un ámbito natural para acoger el festejo por los 25 años de zapatismo.

Pero para quienes sostenemos estas ideas la posibilidad de conmemorar no solamente no anula la reflexión y las preguntas, sino que la imaginaria mesa se tiende para que, justamente, allí se vuelquen las ideas, las inquietudes, las dudas y los cuestionamientos.

El hecho de que el cuarto de siglo zapatista coincida con la primavera de Manuel López Obrador como presidente de México instala una tensión inédita con el mandatario más progresista de los presidenciables mexicanos en una Latinoamérica en sombras y, allí asoman nuevas costuras.

¿Es López Obrador una síntesis de las limitaciones y trampas que el progresismo les tiende a los proyectos antagónicos que impulsan romper con el capitalismo?

Ahora bien, si los propios protagonistas de la gesta chiapaneca en al sureste mexicano siguen alertando sobre la soledad que los aqueja ¿Qué nos está faltando a quienes trabajamos con estas nociones emancipadoras e igualitarias para sacar provecho de la crisis del sistema y tejer redes más vastas y potentes?

De lo que somos a lo que nos falta y de lo que tenemos a la estatura que porta aquello que soñamos, seguimos decididos a no abandonar este viaje con las potencias que nos animan y los interrogantes que nos impidan dormirnos en la comodidad mansa de los que únicamente juegan el juego del poder.

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