La revuelta en Chile y sus consignas capaces de interpelar un sistema político y las raíces de la violencia estatal pero también de proponer otras formas de organizarnos para la existencia por fuera de la representación y la jerarquía, se sostiene latente aunque los procesos institucionales y electorales amenazan con cercarle los pasos.

La necesidad de arrancarse las normativas heredadas de la dictadura pinochetista que se mantuvieron intactas durante el período denominado democrático, convive tensamente con la inventiva colectiva desplegada en cabildos, asambleas y encuentros donde se balbucean otras maneras de dar vuelta esa taba.

Entre el marco legal y formal aparentemente necesario para un mientras tanto y las nuevas formas de tejernos en las fronteras de un modelo que no deja de dar señales de su carácter injusto y saqueador, nos invitamos a pensarnos con compañeras y compañeros más allá de las supuestas barreras de los territorios y sus banderas.

Entonces y mientras la sociedad chilena trajina una supuesta normalización que incluyó una constituyente y una primera vuelta electoral cuyo resultado definitivo se conocerá el próximo 19 de diciembre entre un candidato de la derecha más rancia y otro del espectro progresista, abrimos una vez más los micrófonos de La Tribu para charlar entre estos cualquiera que somos.

Y entre las expectativas, los dolores, las deudas y el empeño por modificar la situación, sentimos que al hablar de Chile hablamos de esas personas que aquí o allá nos debatimos por hallar una salida diferente a la encrucijada que impone el orden devastador del capital y que se expresa a través de sus gestores.

Con Karin Berlien Araos, doctora en ciencias económicas, directiva en la Universidad de Valparaíso e integrante del Foro de las Economías Transformadoras; con Mario Sobarzo, filósofo, docente e integrante de Editorial Quimantú; y con Irene Jara, activista chilena en redes que se tienden desde la Wallmapu del sur del país; compartimos diagnósticos y expectativas sin fronteras.

A días del vigésimo aniversario de nuestra revuelta de 2001 que asoma como referencia y también como señal del modo en que la estatilidad sabe recomponerse y devorar la novedad, en Después de la Deriva no dejamos de preguntar y preguntarnos acerca de estos andares que piensan, sueñan y hacen en torno a un cambio profundo que nos ponga en el sendero de la emancipación.

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