La pandemia de coronavirus con su inacabado tendal de muertes, crisis e incertidumbres también sembró las bases de un ordenamiento social donde el poder de la autoridad parece haber recobrado su esplendoroso peso.

Ya sin atisbos de aquellas tempranas elucubraciones que bosquejaban un capitalismo frenado debido a una debacle generada por una de las maneras en las que exhibe su voraz lógica y tampoco pudiendo apreciar que del inédito escenario planteado saldremos mejores personas, solamente quedan en pie las restricciones, una existencia de baja intensidad y los temores.

El miedo y la búsqueda de algún tipo de refugio seguro en especialistas -sean éstos del campo científico, médico o político-
dieron renovados bríos a la estructuración de una sociedad con personajes que mandan y un enjambre de nosotras, nosotres, nosotros obedeciendo mansamente aquello que parece razonable y también lo que no tiene lógica alguna.

¿Tendremos que acostumbrarnos a este funcionamiento social hasta que el milagro en formato de vacuna nos devuelva a una normalidad más parecida a la que conocíamos? ¿Mientras tanto solamente seguimos acatando? ¿La utopía de re-conocernos en comunidad deberá incluir el acceso al zoom, el jitsi o el meet?

Sobre este mar de inquietudes y dudas donde el dolor irrumpe por las muertes, por las soledades, por una vida a la baja convidamos a navegar por La Tribu a la compañera y psicóloga Alejandra Grego, una persona confiable para conjurar estos arrebatos por habitar unos saberes desde una perspectiva autónoma, horizontal, igualitaria.

En Después de la Deriva y en modo virtual como impone el contexto hacemos el intento de tirarnos al agua para agrietar las vendas que nos sujetan pero no para saborear las mieles individuales que postulan los ahora llamados libertarios sino en pos de desentrañar las maneras de no perder los afectos, las ideas y las subjetividades que nos ayuden a construir esos otros mundos que anhelamos.

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