Dos imágenes nos llegan a los celulares mientras pensamos en esta edición 175 de Después de la Deriva.
En una vemos un cordón de mujeres de distintas edades, con los brazos entrelazados y esas sonrisas de alegre rebeldía. Están impidiendo el paso de camiones en una ruta en Chubut. La foto la tomó otra compañera y es de la semana que pasó.
En la otra imagen, una mujer con un barredor de hojas está parada frente a un camión. Es una vecina del sur de Córdoba capital, donde una asamblea resiste hace años la presencia de la fábrica de bioetanol Porta Hermanos.
Las fotos ponen imágenes a esas resistencias con las palabras, con las ideas pero también con el cuerpo en dos latitudes diferentes del país y, a la vez, podrían ser la foto de otras asambleas socioambientales.
Las fotos nos recuerdan que aquí y ahora, el pueblo de Chubut -nucleado en la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut- resiste con fuerza que no se sancione la ley que pretende abrir la puerta a la megaminería en la provincia y que las Vecinas Unidas en Defensa de un Ambiente Sano (VUDAS) del barrio Parque San Antonio en Córdoba Capital siguen luchando para que se expulse a Porta del territorio.
Las fotos nos impiden mirar para otra lado, entendiendo que la lucha de cada pueblo es también una lucha por una vida digna de toda la humanidad.
Las fotos nos dan la excusa para llamar a las compañeras al sur y también para juntarnos un domingo al mediodía en la calurosa Ciudad de Buenos Aires donde las cordobesas vinieron de visita.
Aunque significativas, las fotos no son más que una pequeñísima imagen de luchas que en Después de la Deriva consideramos herederas de esas idea de 2001 con las y los cualquiera en la calle sin delegar a nadie la respuesta a la enorme pregunta sobre cómo queremos vivir.

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