El desfile de tres presidentes en un semana resumieron la frágil estructura constitucional de la democracia peruana pero no son esas las noticias que aquí nos interesan.

Más bien aquí, en Después de la Deriva, esquivamos las intrigas de palacio y los atajos leguleyos que buscan perpetrar a las personas que responden a una misma lógica en los mismos lugares de poder para gobernar siempre en idéntico sentido.

Por eso esta vez aprovechamos la ebullición informativa en torno a la crisis institucional de Perú para asomarnos a una novedad política en las calles de Lima, en las rutas del país, en los pueblos de ese territorio que está tan cerca y, cerco mediante, tan lejos del que habitamos por acá.

Y esa mancomunión incipiente y furiosa que balbuceó el grito de “que se vayan todos” como solución comunitaria y por abajo retomando el hilo que por estos lares se abrió en diciembre de 2001, tiene su organización, su resistencia y, poder amenazado mediante, también sus víctimas.

Esta noche en La Tribu vamos al encuentro de la noticia de la novedad y en charla con el docente y literato Víctor Ramos Badillo tratamos de hallar las herencias, las rupturas y los hallazgos de un proceso político que asoma en Perú ya harto del circo de los poderosos y dispuesto a empezar a buscar las soluciones en clave comunal, rebelde, igualitaria.

Viajar hasta Lima y charlar acerca de estos gestos de rabia y encuentro, de lazo y bronca son una manera de hablar de nosotras, de nosotros, de nosotres, de ese mundo de abajo que tenemos que reunir para inventarnos el futuro que se nos niega y queremos hacer latir sin más intermediaciones.

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