El planteo de que con la supuesta expropiación de Vicentín se estaba disputando la soberanía alimentaria nos resultó, al menos, ruidoso.

Convencides de la necesidad de disputar el sentido de las palabras, (y por supuesto de las acciones) fuimos en busca de voces compañeras que más allá o más acá de nuestras ideas, nos permitieran tomar el pulso acerca de si se había reformulado radicalmente ese concepto.

Entonces encontramos que «pueblo» resonó en todas las definiciones de soberanía alimentaria y pensamos…¿tiene esto algo que ver con el Estado? ¿No fue -acaso- el mismo Estado el que incentivó un modelo productivo extractivista, basado en la soja de exportación, avasallando comunidades y tierras, despoblando de esta manera el campo?¿Puede garantizar la soberanía alimentaria que una empresa esté en manos del Estado? ¿Puede verse siquiera como punto de partida?Aún si asociamos la soberanía a la idea de Estado nación, ¿fue la estatización de YPF garantía de soberanía energética?¿Pueden los pueblos ser soberanos cuando la producción de cualquier bien o peor aún de alimento está centralizada?

Sólo algunas de las preguntas que nos resonaron estos días y que nos parecen elementales hacer y hacer (nos) para poder caminar hacia Después de la Deriva

Descargar