En esta época de pandemia y medidas de encierro, los diferentes problemas que traían las comunidades han quedado expuestos en carne viva. Indudablemente, unas de las dificultades más claras son aquellas asociadas a la salud.

La forma en que se presenta la salud parece limitarse en estas semanas a la presencia (o no) de un respirador para que la moneda caiga de uno u otro lado de la vida. En esta forma deliberadamente acotada, la salud se presenta apenas como la respuesta de un cuerpo frente a un patógeno. Siempre concebida de manera individual, limitada a lo físico y al corto plazo, ajena a los territorios en lo que se vive y resistente a condiciones de carencias, de encierros, de temores crecientes y de libertades bajo permiso.

En este nuevo programa de Después de la Deriva buscaremos las nociones de salud impuestas sobre nuestras comunidades antes y durante las temporadas de pandemias que se han inaugurado. Pero también y bajo el norte de que impera confrontar lo que pretende ser naturalizado, abordaremos las esperanzas y construcciones de otras formas de salud.

Se trata, en gran medida, de recuperar la salud como política de las diferentes dimensiones que nos constituyen como personas y de las relaciones socioambientales en las que estamos involucrados. Salud como una búsqueda colectiva, imposible de abstraerse de nuestros territorios, acaso una forma de concretar nuestros deseos y voluntades.

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