Se habla poco y mal acerca de Chile. En los sectores hegemónicos porque la revuelta viene a desmoronar el modelo del mejor ejemplo del neoliberalismo latinoamericano y en aquellos que tienen sus credos partidarios ya que les genera vértigo la falta de conductores y representantes de una ciudadanía harta y dispuesta a experimentar de qué se trata la posibilidad de tomar la vida en sus manos.

Más sencillo es poner el marco formateado de la izquierda y la derecha, elegir candidatos, dirimir entre propios y ajenos aunque sean tan parecidos, lidiar con el fantasma de la injerencia imperial extranjera, o estar en guardia ante la renacida amenaza del Golpe de Estado.
Pero para quienes integramos Después de la Deriva hablar de Chile es referir a un acontecimiento que interpela nuestras convicciones más movilizantes acerca de los modos de organización horizontal y por abajo para cuestionar la farsa del sistema democrático y pensar desde el cuerpo todo aquello que es necesario cambiar de raíz.
Tal vez sea por ese eco familiar a nuestro diciembre de 2001, quizá porque creemos fervientemente en esos encuentros donde las personas asumen el compromiso de forzar el presente y proyectarlo al futuro, seguramente a partir de que en Chile aparece tan clara y cristalinamente que la dictadura no terminó, que el sistema se asienta en una noria violenta y desigual, que allí no hay partido que pueda maquillar de normalidad el descalabro.
Esta noche en La Tribu vamos a tratar de visitar ese escenario incierto y embriagador donde las muchedumbres parecen decididas a sacudirse las pesadas herencias de un pasado sangriento y oscuro para conjugar otro tiempo  que habla las lenguas de la tierra y se atreve a balbucear muy distintas nociones de participación e igualdad ya sea en asambleas, plazas o cabildos que son el verdadero escenario de la política.

Concientes de que se trata de un camino largo e intrincado que no ofrece  soluciones mágicas ni respuestas instantáneas, trataremos de dotar de ideas y palabras una travesía que se desenvuelve del otro lado de los Andes y que queremos acompañar con la sensación de que allí alumbra otra posibilidad contra la barbarie capitalista y su macabro juego de lo dado y lo posible.

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