Este martes desde La Tribu viajamos con nuestras ideas y nuestro corazón hacia Palestina para alistarnos sin dudas ni reparos junto al pueblo originario árabe palestino despojado y arrancado de su tierra por un proyecto colonialista asumido por el sionismo que desde hace más de 70 años impone una campaña de limpieza étnica.

Bien podría afirmarse que el drama del pueblo palestino despojado de su tierra y sus derechos elementales por el proyecto sionista de colonización sintetiza muchas luchas esenciales: la libertad de los presos políticos y el fin de la impunidad de las violaciones a los derechos humanos; la resistencia a la colonización, la militarización y el imperialismo; el apoyo a los pueblos indígenas o campesinos en su defensa de la tierra, el territorio, el agua y los bienes naturales, contra el modelo capitalista depredador y neocolonialista; las mujeres como cuidadoras de la vida y del tejido social contra todas las formas de violencia patriarcal, económica y militar.
La magnitud y el carácter de esta pelea desigual nos empujan a visitarla a partir de voces autorizadas que estudian la situación y militan contra ella y por compañeros que están en estos días en Palestina llevando su acompañamiento conciente.
Pero ponernos en situación y del lado que creemos correcto no nos impide -y tratamos de que nunca lo haga- perder el eje sobre el que sostenemos las ideas que empujan nuestros pasos y por ello a la denuncia queremos adosarle algunas inquietudes que no vamos a maquillar ni aún en medio de la tragedia y de quienes la enfrentan.
Así, por un lado, queremos refutar la idea de “una tierra sin gente” se trate de Palestina, los montes nativos o las instalaciones energéticas como las de Vaca Muerta en Neuquén sin dejar de preguntarnos acerca de las formas a cultivar para enfrentar y vencer al saqueo organizado.
El bestial avance del capital extractivista sobre los cuerpos y los territorios se explica en su poder de fuego en varios planos pero, también creemos, en los modos en que asumimos, pensamos y encaramos el modo de resistirlo y revertirlo.

Ojalá estas voces navegando en “Después de la Deriva” hagan olas que en su vaivén denuncien el plan criminal de occidente que el estado israelí perpetra sin descanso y agiten cada resistencia consecuente que nos permita llegar a ese buen puerto donde la patria sea la humanidad y el mañana un asunto urgente que construyamos colectivamente.

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