PROGRAMA #138 Reflexiones en torno a la pandemia

La pandemia lo devora todo. Es presente, es show, es exceso, es una mueca macabra, la oportunidad de vender humo, la chance de avanzar con prácticas reñidas con los derechos y la reafirmación de que la tragedia no hace más que desnudar quiénes somos.

Entre la sorpresa por la magnitud mundial de este freno impensado y el enorme signo de pregunta que amenaza con caernos sobre la cabeza, tratamos de no perder la vista que nos permita mirar aquello que ocurre y espiar lo que se bosqueja en la lejanía.

Y para procurar configurar ese mapa borroso y terrorífico que escupe cadáveres, que denuncia a infectados y díscolos, que exhibe una tarea cruenta y silenciosa, no dejamos de buscar voces que nos ayuden a explicar aquello que no reconoce palabras.

A través de La Tribu, en esta nueva noche de martes, nos aferramos a apenas algunas certezas acerca del funcionamiento maquinal del mundo que nos trajo hasta acá; por un lado el avance criminal sobre el medio ambiente entendido como recurso a explotar y por el otro la pasiva posición de fichas que nos ubica en un tablero donde somos consumidores antes que ciudadanos.

Desde ese par de señales que damos como punto de partida cierto, vamos en busca de ideas y pensamientos que acompañen e incomoden los demás posibles que balbuceamos entre la bruma

PROGRAMA #137 No estamos en guerra

Quienes formamos parte de Después de la Deriva asistimos, como la mayoría de la población, a un estado de desconcierto. Por momentos creemos que estamos en el apocalipsis, por momentos que está todo sobredimensionado, que esto también pasará.

Es en estos momentos, donde las preguntas se multiplican y complejizan a cada instante, que buscamos pensar colectivamente algunas certezas.

Si, como se repite una y otra vez, desde el Estado se toman políticas públicas basadas en la evidencia científica, desde abajo podemos utilizar la memoria para llegar a una primera afirmación: las fuerzas de seguridad jamás cuidaron a la población. Nos reprimen o nos vigilan pero no nos cuidaron ni nos cuidan.

El aislamiento social y preventivo cae sobre una sociedad donde muchos individuos están ensimismados, buscando la forma de sobrevivir en un sistema que nos impone la competencia como forma de vincularnos.

En medio de esa alienación, también hay, habemos, muchas y muchos que resistimos a ese aislamiento histórico, que buscamos desde hace tiempo caminar con otras y otros, construir redes, y problematizar lo ya dado.

El aislamiento puede hacer que quienes habitamos el mundo de una y otra forma nos contectemos, que de repente hablemos con un vecino o vecina que ni sabíamos que existía y ahí puede abrirse la ventana, literal y metafóricamente, una ventana que puede crear comunidades, aún en los barrios de las grandes urbes.

Muchas y muchos especialistas coinciden que este tipo de virus surge como consecuencia del proyecto demográfico mundial que despuebla los campos para llenar las ciudades y de los modos intensivos de producción de alimentos, que arrasa con agua y suelo y hacina a los animales y humanos en convivencias antinaturales.

Cuando esto pase ¿Seremos capaces como humanidad de pensar otros modos de habitar el planeta, de producir y consumir alimentos, de vincularnos con les otres?

Con el aniversario de la Guerra de Malvinas como telón de fondo y legando una sintaxis bélica y el deseo de una posible reconciliación como estrategia del aparato estatal, esta situación nos interpela por su estado de excepción, y aquí puede surgir una creatividad impensada para sobrevivir, vincularnos y construir aquí y ahora ese mundo que anhelamos.

Si, en cambio, sólo nos quedamos en casa sin pensar más allá de la urgencia,  asumiendo como cierto el discurso mediáticos que presenta a la sociedad como un conjunto de personas con comida en la heladera y Netflix en la pantalla y dejando que la policía y el ejército tomen las calles, habremos perdido -una vez más- la verdadera posibilidad de salvarnos.

PROGRAMA #136 24M Rupturas y continuidades a 44 años del golpe

Una noche como la de hoy, pero 44 años atrás, la junta militar cumplía en el país vacío y silencioso el primer día tras haber asaltado el poder y darle rango institucional a la barbarie criminal de los grupos de tareas que ya venían asesinando militantes por la revolución.

Fue el inicio de una larga noche cuyas sombras han atravesado –inclementes y tenaces- a las gestiones democráticas del Estado capitalista.

Una noche cualquiera de este día deberíamos estar haciendo el balance de las marchas –siempre masivas, populares y silvestres- donde millones de personas confluimos en las calles repudiando aquel Golpe de Estado y sabiendo, intuyendo, dejando expresar que buena parte de esta existencia miserable tuvo allí una piedra fundamental.

También estaríamos masticando bronca contra los oficialismos oportunistas y reconciliadores que pretenden comprar la rabia genuina con cotillón de estreno, con colectivos bancados por los mismos gobiernos nacionales, provinciales y comunales que se sostienen a costa del hambre, de la violencia, del terrorismo estatal del gatillo fácil.

Pero ahora en La Tribu, en un programa grabado a la distancia pero urgente y aunque las medidas sanitarias nos impidieron movilizarnos, todavía podemos pensar y podemos hablar acerca de una postal que remite a la misma oscuridad persistente, a guardarse, al silencio sanitario.

En Después de la Deriva no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos y seguimos manifestándonos contra las lógicas impuestas ya sean salvarnos del trapo rojo, hacer un país viable o acatar sin siquiera cuestionar las órdenes de una autoridad planetaria todopoderosa que nos obliga a enfrentar a un nuevo enemigo peligroso.

PROGRAMA #135 22 de marzo, día mundial del agua.

En pocos días más, el 22 de marzo, se cumple un nuevo día mundial del agua.


En semanas de cuarentenas obligadas y de asuntos unidimensionales a los que nos invitan a dirigir la mirada, la pregunta por el acceso al agua potable luce invasiva, molesta, distractiva. Y esto parece sostenerse aún cuando las múltiples “recomendaciones” de los profesionales involucran el acceso y uso de agua potable

Pero el agua potable en nuestro país es un bien cada vez más escaso, un derecho quebrado y, a la vez, un recurso central que sostiene al modelo extractivista.

Agua. Sea como forma de romper los territorios mediante la fractura hidráulica, o bien abasteciendo hectáreas de plantaciones forestales para celulosa, o bien como una fácil manera de arrojar toneladas de deshechos y venenos. Agua también para en pesca industrial, para las plantaciones de transgénicos o en los diferentes modos de extractivismo urbano. Siempre agua.

Y sin embargo, la naturalización de este modelo luce agrietada. Cientos de luchas y resistencias aparecen a lo largo de nuestros territorios, experiencias parecidas y diferentes, siempre vivas.

En este programa número 135 de Después de la Deriva abordaremos la pregunta acerca del agua y sus dimensiones sociales, políticos, económicas, dándole el lugar central que tiene en nuestros territorios, en la dinámica de las comunidades que allí viven, en la matriz extractivista de nuestro país y en las formas de consumo que nos imponen.

Sedientos de comprender, actuar, conectar y caminar juntos, nos embarcamos en este nuevo capítulo.

PROGRAMA #134 Entrevista a Raúl Zibechi

La posibilidad de charlar largo y tendido con el pensador y activista uruguayo Raúl Zibechi abre un horizonte sobre el que nos interesa explorar Después de la Deriva.

Esta noche en La Tribu compartiremos fragmentos de una entrevista que le realizamos en Montevideo al autor de bibliografía esencial para entender los andares y perspectivas de la política que se hace abajo y a la izquierda en Latinoamérica.

La posición de Zibechi, plasmada en su más reciente libro “Nuevas derechas-nuevas resistencias”, y también presente en un diálogo compañero nos permite vislumbrar un escenario regional con al menos dos caras: el de la gestión capitalista de los gobiernos y el del posicionamiento de las organizaciones que tensan ese escenario democrático y representativo.

Sobre esas tiranteces entre las posibilidades y limitaciones del poder estatal y el modo en el que las bases organizadas reclaman, el autor y militante nos ayuda a pensar y poner en palabras las certezas e incertidumbres que pueblan la cada vez más urgente necesidad de concebir otra agenda y, con ella, garabatear las nuevas prácticas y las nuevas relaciones.

Y en torno a ese escenario tan incierto como estimulante brotan, al menos, tres certezas: que el actual entramado del sistema capitalista no es capaz de atender a las demandas de los personas, que el extractivismo es una acechanza en tiempo presente que conjugan las administraciones estatales sean progresistas o reaccionarias y que las colectivas de mujeres y de pueblos originarios están desmalezando un camino posible a semejante encerrona.

Con Zibechi como voz de consulta y confianza, ponemos otra vez a navegar el barco de demandas, denuncias, construcciones y sueños que nos empuja a un mar abierto y tumultuoso donde queremos correr el riesgo de la invención y de la posibilidad de gestar nuevos mundos.